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[Opinión] ¿Trato afectuoso o Humanización?

Por: Jineth Valeria Buitrago Bohórquez

En la sociedad actual es común ver cada vez más hogares unipersonales en los que la única compañía es una mascota, lo que hace que la persona invierta más dinero en ella que en otra cosa, a la vez que se convierte en su prioridad y esto hace que se cree un lazo estrecho en el tiempo.

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Tener una mascota aumenta el sentimiento de felicidad, reduce el estrés, alivia la depresión, hace que la persona se sienta más protegida y, entre otras cosas, aporta a la buena salud; pero existen personas que llevan esta situación a los extremos y que no tienen clara la diferencia entre un trato afectuoso y la humanización de sus mascotas.

Según un estudio del 2017 realizado por la veterinaria Miriam Acero titulado, titulado: La relación humano – animal de compañía como un fenómeno sociocultural, publicado por la Universidad Nacional, la relación entre ambos se vuelve más estrecha porque el dueño busca que la mascota llene un vacío dejado por una persona porque no quiere más soledad; otra razón para humanizar a los animales tendría que ver con la industria de la moda textil en caninos o felinos, entonces queremos vestir al animal con las últimas tendencias del mercado.

Sin embargo, no podemos generalizar y decir que cualquier acto de amor hacia ellos es humanización, como por ejemplo dejarlos dentro de la casa y no en una azotea simplemente porque “ese es su lugar”; enseñarles ademanes para que no sean maleducados, sucios o glotones; o no consentirlos porque son animales y supuestamente no carecen de afecto.

Es humanización cuando las prácticas afectan el bienestar del animal o el dueño, por consiguiente, debemos tener en cuenta las necesidades que tiene la mascota y reconocer que también tienen su propia identidad, desarrollan su personalidad, sienten, se expresan a su manera, y comunicarnos con ellos es parte de la relación en la que cada uno tiene sus propios intereses y sus propias características.

Por lo tanto, si conocemos la naturaleza de los seres vivos, debemos recordar que no somos iguales, que tenemos diferentes necesidades y que no todo lo que nos gusta a nosotros les va a gustar a ellos, por ejemplo, si yo sé que para mí es importante usar zapatos, pero para mi mascota no, ahí estoy respetando su naturaleza y no me creo falsas perspectivas, simplemente lo valoro y lo disfruto por su condición animal.

| Nota del editor *

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