Por: Gabriela, Andrea y Alejandra
Mientras las autoridades reparten responsabilidades entre los operadores de aseo y la ciudadanía, los habitantes padecen las consecuencias, olores insoportables, presencia de roedores y un entorno urbano cada vez más degradado. ¿Es esta una falta de cultura ciudadana, una omisión institucional o ambas? Este trabajo investigativo analiza el trasfondo de una problemática silenciosa que contamina cuerpos, calles y decisiones.
Según una investigación realizada por Sandra Valencia y Luis Carlos García en 2023 de la Universidad Popular del Cesar, “el medio ambiente, es motivo de preocupación universal debido a las graves consecuencias de la contaminación antrópica”. Afirman que debe entenderse como un asiento interdisciplinario que involucra a todos los individuos y saberes, en busca de puntos de encuentro entre lo social y los ecosistemas.
Como resultado de esta ausencia de autonomía y colaboración ciudadana, se generan múltiples efectos negativos, tanto para la salud pública como para el entorno urbano.
¿Y qué dicen los expertos?
Un biólogo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Richard Duque, informa que el mal manejo de los residuos sólidos contribuye al aumento de contaminación, ha perjudicado no solo la calidad del aire (por los malos olores y la emisión de gases tóxicos), sino también la estética del barrio, al crear un ambiente desordenado y desagradable.
“Estos residuos mal dispuestos generan sustancias tóxicas que pueden convertirse en criaderos de animales como roedores, moscas y mosquitos, lo que incrementa el riesgo de enfermedades transmitidas, afecta la calidad del agua, el bienestar de los animales y a las plantas”, puntualiza Duque.
Por otro lado, Andrea Portillo, Bióloga de la Universidad Distrital de Colombia, también informa que esta contaminación retarda el proceso de degradación de la basura y tiene un efecto directo en la desertificación de los suelos, lo que causa su pérdida total.
Según Luis Bernal, Presidente de la Junta de Acción Comunal de San José de la Granja, en febrero de 2025, junto a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), se llevó a cabo una jornada de sensibilización en varias cuadras del barrio. Sin embargo, Bernal destaca que la comunidad aún enfrenta desafíos en cuanto a la educación sobre la correcta disposición y recolección de residuos. La falta de conocimiento y compromiso en este aspecto ha generado problemas en el manejo de basuras, ha afectado a la limpieza y el bienestar del sector. Ante esta situación, resalta la necesidad de impulsar campañas más constantes y estrategias de educación ambiental que fortalezcan la cultura ciudadana y promuevan prácticas responsables dentro del barrio.
Los principales afectados son los residentes del barrio La Granja y quienes transitan por la zona. La situación compromete su seguridad, debido al riesgo de accidentes y enfermedades, y deteriora las condiciones de salubridad por la presencia de plagas y la acumulación de basura.
Por otra parte, Celia Bastidas, propietaria de una miscelánea ubicada por el sector de la Granja, cuenta que su negocio se ha visto perjudicado ya que los vecinos colocan las basuras en sitios cerca a su local. Esta situación provoca la concentración de malos olores en su lugar de trabajo, lo que no solo le causa malestar, sino que también afecta la calidad del ambiente, deteriora la percepción de los clientes y compromete tanto el bienestar como la rentabilidad de su negocio.
La ingeniera ambiental Nury Bayona Bernal, analista de Riesgos y Desastres de la Cruz Roja de Bogotá, cuenta que la acumulación de basuras en los barrios de las principales ciudades presenta un riesgo considerable para la salud ambiental. “Este tipo de situaciones favorece la proliferación de roedores, que pueden convertirse en focos de epidemias. No solo se ven afectadas las viviendas y los establecimientos comerciales, sino que también se pone en riesgo la inocuidad de los alimentos y la calidad del agua potable que consumimos diariamente”, explica.
Ante esta situación, se hace urgente la implementación de educación ambiental, campañas de concientización, un sistema de recolección eficiente y sanciones efectivas. Acciones como la separación adecuada de residuos, la instalación de puntos ecológicos, jornadas de limpieza y programas de responsabilidad comunitaria pueden marcar la diferencia.
Un estudio de Vallejo Uver, en la Universidad de Manizales, demostró el impacto social y ambiental de la gestión integral de residuos sólidos en Aguadas, Caldas, concluyó que la creación de una planta de compostaje y la formalización del reciclaje ayudaron notablemente en la recolección y disposición final de la basura. Esto redujo los costos para las instituciones encargadas, y favoreció la conservación del suelo, el agua y el aire, además de mejorar la salud de los ciudadanos. Este ejemplo demuestra que la implementación de estas estrategias contribuyen significativamente a mitigar los efectos negativos de los residuos y mejora las condiciones sociales de las comunidades.
El ingeniero ambiental y experto en Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible José María Castillo también advierte que la solución al problema no puede recaer únicamente en el Estado o en las empresas prestadoras del servicio. “No podemos seguir viendo la basura como un asunto que termina cuando el camión pasa a recogerla”, afirmó. En este sentido, plantea que la corresponsabilidad entre ciudadanía, autoridades locales y organizaciones recicladoras debe ser el eje central para avanzar en una gestión de residuos eficaz.
Castillo señala que los barrios que presentan mayores avances en cultura ambiental son aquellos donde la comunidad se organiza, lidera procesos de reciclaje y exige transparencia a las entidades responsables. Este enfoque participativo no solo mejora la limpieza y el orden del espacio público, sino que también empodera a los habitantes para convertirse en agentes activos del cambio ambiental en su territorio.
En este sentido, también es fundamental que quienes no respeten las normas de disposición de basura sean sancionados. Esto no solo promueve el cumplimiento de las reglas, sino que fomenta el respeto por el entorno común. Visibilizar lo sucedido permite a otras comunidades aprender de la situación y tomar medidas preventivas que eviten la repetición del problema.
De hecho, en febrero del presente año, el contralor de Bogotá, Julián Mauricio Ruiz, ordenó una Actuación Especial de Fiscalización en la UAESP, luego de denuncias realizadas por concejales y veedores sobre presuntas irregularidades cometidas por los operadores del servicio público de aseo. Las denuncias señalan la instalación de contenedores de baja calidad, un mantenimiento deficiente y la falta de supervisión por parte de la UAESP, lo que ha generado acumulación de residuos, proliferación de roedores y deterioro del espacio público. La Contraloría actualmente evalúa posibles fallas en la supervisión contractual, lo cual podría representar un detrimento patrimonial para el Distrito.
Esta denuncia fue oficializada por el Director de Sector de Servicios Públicos Jaime Rene Barajas. A través de la red social X en el perfil oficial de La Contraloría de Bogotá, el 24 de febrero del 2025. Cabe aclarar que “Los resultados de la actuación especial de fiscalización debemos tenerlos a más tardar en junio del presente año”, afirma Barajas

Adicionalmente, como parte del trabajo investigativo, se realizó una solicitud formal a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) a través del sistema de radicación de correspondencia, registrada el 24 de abril de 2025 bajo el número 20257000229312. Sin embargo, al día de hoy el estado continúa “En trámite”, sin una respuesta definitiva.

Asimismo, se envió un derecho de petición el 29 de abril de 2025 a la Alcaldía Local de Engativá, bajo el radicado 20256010082842, y hasta la fecha no se ha obtenido respuesta. Las imágenes anexas al presente documento evidencian esta gestión.

Y la gente ¿cómo maneja su basura?
Según la Encuesta de Cultura Ambiental realizada en 2022 por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, el 54% de los encuestados afirmó separar los residuos en casa. De este grupo, el 90% indicó hacerlo siempre o casi siempre, el 89% deposita los residuos limpios y secos, el 77% utiliza la bolsa blanca para este tipo de residuos y el 71% se asegura de que sean entregados a un reciclador o a una ruta de reciclaje.



El patrullero Juan David Cortés, del CAI del barrio La Granja, indicó que los contenedores de residuos fueron retirados hace algún tiempo por decisión de la Alcaldía, aunque se desconoce la razón oficial. Si bien reconoció que en esa zona se registran frecuentemente reportes por hurtos y atracos, aclaró que no existen evidencias que vinculen directamente estos hechos con la presencia de contenedores. “No creemos que hayan sido un epicentro de robos, además sabemos de otros barrios donde también fueron retirados sin que existan problemas de seguridad”, expresó.
En cuanto a la presencia de roedores, mencionó que la policía no ha recibido quejas formales, aunque han observado ratas en algunas calles. También señaló que, en ocasiones, la basura permanece acumulada por varios días, no necesariamente por falta de compromiso con los vecinos, sino conflicto entre residentes por el manejo de residuos, que fue atendido por una patrulla sin mayores consecuencias.

Frente a la responsabilidad en la gestión de residuos, la ingeniera Nury Bayona Bernal subraya que se trata de una tarea compartida entre las instituciones y la ciudadanía. “Si bien la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) y las empresas recolectoras como Lime, Ciudad Limpia y Aguas de Bogotá cumplen rigurosamente con su labor, respaldadas por una supervisión diaria en campo, el problema de fondo radica en la falta de cultura de la ciudadanía y de apropiación del espacio público”, afirma. Explica además, que cada localidad cuenta con una mesa local de recicladores de salud, las empresas de aseo y la comunidad. “Allí participan tanto representantes de los recicladores como líderes comunitarios, quienes desempeñan un papel clave en la dinamización de estos procesos”, concluye.
La Secretaría de Ambiente de Bogotá, según la información publicada en su sitio web oficial y redes sociales, actualmente lidera varias campañas enfocadas en la gestión de residuos sólidos, entre las que se destacan el programa Basura Cero y la reciente Reciclatón Bogotá 2025. El programa Basura Cero busca promover la separación adecuada de residuos en la fuente, por medio del cual se promueve la economía circular, la inclusión de recicladores y la reducción del impacto ambiental. Por su parte, la Reciclatón, realizada los días 28 y 29 de mayo, fue una jornada especial dirigida a empresas, instituciones y ciudadanos para recolectar residuos peligrosos y especiales como medicamentos vencidos, aparatos electrónicos y baterías, con el objetivo de lograr un manejo responsable de este tipo de desechos.
Sin embargo, tras una revisión detallada de los canales de comunicación oficiales de la Secretaría, como su página web y redes sociales, no se encontró evidencia de campañas específicas dirigidas a la ciudadanía sobre la importancia de sacar las basuras en los horarios y días establecidos por el servicio de recolección, ni sobre las consecuencias que genera su mala disposición, como la proliferación de roedores, zancudos o malos olores. Las estrategias de concientización de la entidad parecen concentrarse principalmente en la separación en la fuente y el adecuado manejo de residuos peligrosos, lo que ha dejado de lado otros temas igualmente urgentes para la salud pública y la limpieza del entorno urbano.

Bogotá Limpia SAS ESP, es la encargada del transporte y recolección de residuos domiciliarios, y cuenta con dos formas de servicio:
Recolección Convencional que era la que se utilizaba anteriormente y consistía en la recolección puerta a puerta, en la que se recogían las bolsas que las personas sacaban frente a sus casas. En zonas donde no pueden entrar los camiones grandes, usan vehículos más pequeños (satélites).
Recolección Mecanizada Mediante Sistema de Cargue Lateral, que es la actual forma de recolección que se basa en que las personas deben depositar la basura en unas canecas negras ubicadas en puntos específicos del barrio o zona.
Este “cargue lateral” que realizan los camiones especiales aparte de recoger la basura, también puede lavar y dar mantenimiento a las canecas, para mantenerlas limpias.
Inicialmente se hizo la instalación de 1.434 contenedores No aprovechables (Tapa Negra) y 1.434 aprovechables (Tapa Blanca) según la página oficial recolectora.
En el barrio La Granja, en Bogotá, existe una problemática relacionada con el manejo de basuras y residuos que ha afectado la calidad de vida de los residentes. Anteriormente, el sector contaba con contenedores donde los habitantes depositaban sus desechos para que fueran recogidos por un camión en días específicos.
Sin embargo, dichos contenedores fueron retirados, aparentemente debido a problemas de inseguridad. Esto ha llevado a que las personas saquen las basuras y las dejen en la calle durante varios días, lo que ha generado un problema de salubridad y ha favorecido la
proliferación de roedores e insectos.
ANTES:

DESPUÉS:

¿Qué dice Bogotá Limpia?
Ricardo Vanegas, supervisor de Bogotá Limpia, informó que el retiro de los contenedores ubicados en la calle 80 se realizó en respuesta a solicitudes de la comunidad. Los habitantes expresaron preocupación por el aumento de la inseguridad y el microtráfico en la zona, además del uso de los contenedores para almacenar armas. Además, señaló que algunas personas en situación de calle usaban estos espacios para pasar la noche, lo que generaba malestar y temor entre los vecinos al momento de disponer de sus residuos.
Vanegas también resalta que el área de gestión social es la encargada de organizar campañas de concientización en colegios, universidades, centros empresariales y dentro de la misma comunidad. Estas iniciativas buscan sensibilizar a la población sobre la importancia de la participación ciudadana y el cuidado del entorno.
Sin embargo, Vanegas aclara que, en el caso de un parque público, esta área no es responsable directa de su limpieza y mantenimiento. En estos casos, la responsabilidad recae en otras entidades competentes, como las Juntas de Acción Comunal o las Administraciones Locales, quienes pueden gestionar solicitudes y coordinar jornadas de aseo o recuperación de espacios públicos.
Para facilitar estas actividades, el área de gestión social puede ofrecer apoyo a través de asesoría, materiales educativos y logística para la difusión de las campañas. Esto permite que la comunidad se involucre activamente en el proceso, lo que genera un impacto positivo en la conservación de los espacios urbanos y en el fortalecimiento de la cultura ciudadana.
Vanegas también explicó el horario de recolección de residuos, que se extiende desde las 5:00 a. m. hasta la 1:00 p. m. los días martes, jueves y sábado, con el fin de aprovechar las horas de menor tráfico y evitar congestiones viales.
Además, resaltó la importancia de las asociaciones de reciclaje, ya que contribuyen a reducir la cantidad de residuos enviados al relleno sanitario de Doña Juana. No obstante, también señaló un problema relacionado con algunos recicladores que operan en carretas bajo la apariencia de asociaciones de reciclaje. Según Vanegas, estas prácticas han generado desorden en el manejo de residuos en diversas zonas del barrio, que ha incrementado el volumen de desechos, los malos olores y ha dañado la imagen del sector.
Ante esta situación, es fundamental fortalecer la cultura ciudadana en el manejo responsable de los residuos. La participación activa de la comunidad no solo contribuye a mantener el orden y la limpieza en el entorno, sino que también ayuda a prevenir problemáticas asociadas a la inseguridad y la contaminación. La correcta disposición de los desechos y el apoyo a prácticas de reciclaje bien gestionadas son clave para garantizar un espacio urbano más seguro, sostenible y armonioso para todos.
En la página oficial de la empresa dicen que las basuras tienen unos puntos de ubicación específicos que se muestran de la siguiente manera; más sin embargo no se encuentran evidencias de dichos contenedores.


Uno de los aspectos más críticos identificados en el manejo de residuos sólidos en barrios como La Granja es la falta de formación desde edades tempranas. Según José María Castillo “la gestión de residuos no se resuelve solo con más camiones o más operarios, sino con educación”. Esto implica la necesidad de fortalecer los contenidos ambientales en las escuelas y fomentar prácticas sostenibles dentro de los hogares. Mientras estos temas no se aborden de manera continua y estructurada, el problema tenderá a repetirse año tras año.
Además, Castillo señala que muchos ciudadanos aún desconocen cómo separar adecuadamente los residuos, lo que no solo limita el aprovechamiento del material reciclable, sino que también entorpece el trabajo de los recicladores de oficio. Por ello, se plantea como estrategia fundamental la implementación de programas de sensibilización ambiental en la comunidad, articulados con las instituciones educativas y organizaciones locales.
Lucrecia Cañón, residente en el barrio la Granja relata como se ha visto afectada con el tema de la recolección de basuras, cuenta que cuando los contenedores estaban ubicados en la calle 80 no tenía la posibilidad de dejar la basura de su casa ahí, ya que los propietarios de las compraventas parecían adueñarse de estos contenedores para desechar los residuos que sacaban de sus locales, limitando así el acceso de los residentes de los alrededores para disponer adecuadamente sus desechos.