La primera fecha que dio a conocer el presidente Iván Duque sobre la cuarentena obligatoria nacional fue el 23 de marzo pasado e iba hasta el 13 de abril, luego fue extendida hasta el próximo 27 del mismo mes, cuando los ciudadanos tenemos que quedarnos en nuestros hogares y salir, únicamente, a comprar víveres o a citas médicas. Pero nuestra verdadera cuarentena, en familia, empezó 7 días antes (16 de marzo) porque a Sofía (mi hija de 3 años), junto a sus compañeros de jardín, le dieron la orientación de no volver hasta que pasara toda esta situación para así evitar contagios dentro del establecimiento educativo.
Desde ese día en la casa hemos interpretado, mi esposa y yo, varios roles en la casa para entretener a nuestra hija que está en la etapa de la curiosidad, de hablar todo el tiempo, de preguntar y con una infinita energía, tanta, que ya no hace siesta en las tardes y se duerme entre las 10 u 11 de la noche (Los difíciles 3 años). Nos hemos desempeñado en papeles como: Licenciados en pedagogía infantil, profesores, recreacionistas, actores, payasos, enfermeros, bailarines, cantantes, caballitos, mascotas y hasta de peluche nos ha tocado. Esto, porque nuestra bella hija, como todos los niños de su edad, tiene una imaginación que vas allá de este planeta y la cual agradecemos infinitamente a Dios porque aun encerrada en su hogar tanto tiempo, no se aburre, obviamente extraña a sus profesoras y amiguitos del jardín “Pequeñas Maravillas”, donde está cursando prejardín desde febrero de este año.
Esta cuarentena no es igual cuando se tiene niños en casa, ellos permiten que juntos exploremos nuevos mundos de fantasía todos los días, que cantemos canciones como cuando éramos chicos, que coloreemos en sus cuadernos para hacer las tareas como cuando yo tenía 6 años y le pintaba a mi papá un gato muy famoso (Garfield) y él pegaba cada uno de ellos en la pared de su oficina; a propósito, si no se ejercita el coloreado, eso con el tiempo se nota y mucho! (ver fotos anexas).
Hablando con amigos (colegas periodistas) que también tienen niños en casa y están pasando esta cuarentena en familia, coincidimos con las actividades infantiles diarias que nos corresponden y cuentan que les ha tocado servir, especialmente, de rocolas y coreógrafos musicales:
La parte compleja de esta historia llega cuando nos toca trabajar al mismo tiempo de compartir y dedicar tiempo a los hijos. Por ejemplo, quienes somos docentes y debemos realizar nuestras clases de manera virtual, los niños también se hacen presente.
A Sofía ya la conocen mis alumnos y los estudiantes de mi esposa, quien también es docente universitaria; afortunadamente los chicos de la clase son muy comprensivos cada vez que la niña hace sus apariciones espontáneas, saltando, cantando, abrazándonos en plena clase y ni qué decir del gato que tenemos de mascota. La parte complicada es la concentración de quien imparte la clase, hablo por mí, me distraigo con facilidad y pierdo el hilo conductor por algunos segundos hasta volver a retomar el tema. Pero que sea este el momento para agradecer a los estudiantes por entender la situación en la que estamos (Aunque no digo qué cosas he escuchado en las casas de ellos, jajajaja).
En esta cuarentena familiar nos ha tocado, también, realizar nuestras habituales visitas familiares a través de videollamadas; por ejemplo, en días pasados, celebramos el cumpleaños de uno de mis hermanos de manera virtual, cuando mis padres, mi otro hermano y nosotros salíamos cada uno desde su hogar cantando el popular´cumpleaños feliz´ de manera simultánea, siendo este, un momento extraño pero a la vez especial. No puedo negar y dejar pasar que algo de tristeza sí me generó al ver a mis padres (adultos mayores y cumpliendo juiciosamente con el aislamiento preventivo) encerrados en su apartamento acompañándose mutuamente, extrañando a sus hijos pero especialmente a sus tres nietas, que son la alegría de sus vidas cada sábado cuando almorzamos juntos en familia.
¿Qué nos ha dejado esta cuarentena?
Nos ha hecho reflexionar mucho sobre el papel del ser humano en el mundo, preguntarnos si estamos haciendo las cosas bien en temas de preservar y cuidar el medio ambiente. También nos ha hecho reflexionar sobre el tiempo en familia, si ha sido mucho o poco el compartido cuando tenemos nuestras jornadas laborales comunes diariamente. También nos hace, creo yo, un llamado para que soltemos un poco los dispositivos electrónicos y nos miremos más a la cara con nuestros seres queridos.
Finalizo con una frase que me hizo pensar días atrás, y cuya autoría es de una abuela – mamá que tenemos en Argentina (Silvia Chiaramello para Sofía ´La abu´) ella nos dijo: “esta pandemia mundial, este Coronavirus, COVID-19 o como lo quieran llamar es porque el Planeta nos quiere decir algo”.