La administración de Donald Trump decidió volver a utilizar los dispositivos conocidos como “bombas de cianuro”, una sustancia que envenena y asesina a los animales salvajes.
Se trata de un artefacto llamado M-44 que está semienterrado en el suelo. Cuando los coyotes o zorros se acercan a olisquear y tocan el aparato, se libera el cianuro con sodio que mata de inmediato a sus víctimas.
Los dispositivos son colocados por los agentes de Wildlife Services (Agencia Federal del Departamento de Agricultura de EE.UU.), con el objetivo de beneficiar a los granjeros y rancheros que ven sus condiciones de vida “amenazadas” por los animales salvajes.
Polémica decisión
Este método ha desatado una oleada de críticas, pues se conoce que en el 2018, Wildlife Services, gracias a este método, acabó con la vida de 1.5 millones de animales como castores, osos, lobos patos y búhos, de los cuales 6.500.
En un penoso suceso en 2017, cuando un joven de 14 años llamado Canyon Mansfield paseaba a su perro, la mascota olfateó el artefacto que liberó la sustancia, provocando la muerte del perro y complicando la salud del adolescente.
Su casó provocó protestas de grupos ambientales, que manifestaron el alto peligro de la sustancia en los animales y en los humanos. La agencia laboral dejó de utilizarla en Idaho y Colorado, donde se generaron demandas judiciales para retirar la operación que se llevaba a cabo.
En anuncio aprobado por la de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA) fue criticado por los movimientos ambientalistas para prohibirse a nivel nacional. Sin embargo, la agencia no tomó en cuenta las decisiones de estas voces, permitiendo nuevamente el uso de estos dispositivos con restricciones. Por ejemplo, la bomba no se instalará a menos de 30 metros de una carretera o vía ferroviaria. Pero con condiciones como estas, lo único que se garantiza es el asesinato de especies no domesticadas.