La selva tropical más extensa del planeta y donde alberga un sinnúmero de biodiversidad, perdió 3.987 kilómetros de vegetación, un 10,6 por ciento más que el mismo período de 2021, y un área equivalente a 483 canchas de fútbol.
Según el Sistema de Detección de Deforestación de la Amazonía Legal en Tiempo Real (Deter) solo en junio fueron destruidos 1.120 kilómetros cuadrados de vegetación, un 130% más que en el mismo mes de 2018, antes de que Bolsonaro llegara al poder.
Estas cifras comienzan a preocupar a grupos ambientales y comunidades indígenas que habitan en la Amazonía, ya que la tendencia muestra que la deforestación de la selva crecerá por cuarto año consecutivo.
Por este desolador panorama, responsabilizan al mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, debido a que no ejerce controles sobre las actividades ilegales que se desarrollan en la selva, como la minería y la comercialización de especies maderables. El presidente defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas donde es prohibido por ley.
Desde que Bolsonaro se posicionó como presidente de Brasil, las cifras en cuanto a la deforestación en la Amazonía siguen en aumento, con un 73 por ciento hasta los 13.038 kilómetros cuadrados.