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Afganistán: de la crisis al resurgimiento del régimen talibán

Para explicar la toma del poder de los talibanes en el 2021 hay que tener en cuenta este periodo de 20 años de guerra, tal como lo expone Felipe Medina Gutiérrez, profesor de Estudios de Medio Oriente en la Pontificia Universidad Javeriana y profesor de Civilización Islámica en la Universidad del Rosario.

Por: Camila Andrea Ramírez Triana, Valentina Forero Rodríguez

Actualidad: un conflicto que no ha llegado a su fin

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“El grupo, contrario a lo comúnmente establecido, no fue eliminado ni erradicado en 2001 cuando Estados Unidos invadió el país. Si bien fue desplazado de los principales centros urbanos, como Kabul, permaneció en zonas rurales restructurándose y aguardando un momento propicio para iniciar ofensivas militares.”

Joe Biden actual presidente de Estados Unidos el 14 de abril del mismo año, informó sobre la retirada de las tropas estadounidenses que quedaban en Afganistán antes del 11 de septiembre, y sus aliados internacionales, en respuesta a el “acuerdo para llevar la paz a Afganistán” o también conocido como el “acuerdo de Doha”, firmado el 29 de febrero de 2020 por ambas partes. “Estados Unidos aceptó que no podía derrotar al talibán, que, sumado a su deseo de retirarse de Afganistán, propuso un diálogo con este grupo que sería materializado por la administración de Donald Trump y apoyado luego por Joe Biden.”, según lo comenta Gutiérrez.

Ante la retirada de la OTAN de territorio afgano, el presidente Ashraf Ghani huyó del país por temor a ser asesinado por los talibanes, pues la toma del poder talibán se efectuó el 15 de agosto del 2021, cuando entraron a Kabul. Según el registro de La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en 2021, más de 800 mil personas afganas fueron desplazadas dentro de su propio país; el 80% de ellas son mujeres, niñas y niños, quienes buscan asilo u otras vías para emigrar al extranjero de forma segura, en vista de que el actual gobierno talibán es de carácter islámico, por lo cual, los ciudadanos temen la persecución o las represalias.

A su vez, en el último informe que registra ACNUR, se menciona que la afgana es una de las poblaciones con mayor número de refugiados a nivel mundial. Se estima que alrededor de tres cuartos de la población ha sido acogida por Irán y Pakistán, con un alcance de más de 2,2 millones de personas en su territorio, hasta el 2021 y por su parte, el Consejo Noruego para los Refugiados comunicó que entre cuatro mil y cinco mil afganos cruzaban a diario la frontera con Irán. “El miedo radica en que el talibán es un grupo ultra conservador, que llegó con un discurso (no tan extremo como en 1990), haciendo creer a la gente que habría un cambio. Sin embargo, el tema de la mujer y la fuerte represión indica que este grupo no tuvo un cambio profundo.”

Antecedentes del conflicto

El 11 de septiembre de 2001 el mundo entró en conmoción tras el atentado organizado por el grupo terrorista Al Qaeda. El ataque se propició en Estados Unidos, luego de que 19 integrantes del grupo terrorista secuestraran cuatro aviones, los cuales, atentaron contra algunos edificios del país. En primer lugar, la ciudad de Nueva York contra el World Trade Center, símbolo del poder de la economía americana desde su apertura en 1973, posteriormente en la ciudad de Virginia contra el Pentágono en Arlington, sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y por último en la ciudad de Pensilvania.

Dos semanas después, el Consejo de Seguridad, manifestó su lucha frente a los ataques terroristas por medio de la resolución 1373 aprobada este mismo año, la cual solicita que los Estados Miembros de las Naciones Unidas, “se abstuvieran de proporcionar todo tipo de apoyo a las entidades o personas que participaran en la comisión de actos de terrorismo, y denegaran refugio a quienes financiaran, planificaran, apoyaran o cometieran esos actos”, según lo confirma el comunicado de prensa SC/7632 de la ONU (Organización de Naciones Unidas), del 14 de enero de 2003.

George W. Bush, el entonces presidente de Estados Unidos, anunció la invasión de Afganistán el 7 de octubre de 2001, conocida bajo el nombre de “la Operación Libertad Duradera”, con el apoyo de Reino Unido, con el fin de combatir a los terroristas de Al Qaeda y al régimen talibán que los había acogido, convirtiéndose en la primer fase de la guerra de Afganistán, tras dos meses de haber surgido el conflicto frente a los ataques que lanzaba Estados Unidos, los talibanes vieron sus fuerzas notablemente debilitadas, por lo cual, decidieron dispersar sus combatientes en Pakistán. Las fuerzas militares estadounidenses no los persiguieron, y Pakistán se convirtió, hasta ese momento, en un refugio seguro para los comandantes y combatientes talibanes.

Para el 2003 la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN asumió la responsabilidad de llevar a cabo la misión ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), con el objetivo de brindar seguridad a la ciudad de Kabul, capital de Afganistán, además de intervenir nuevamente en el derrocamiento de Al Qaeda y sus insurgentes. A esta iniciativa tiempo más tarde se unió Estados Unidos, con el fin de reconstruir los daños que dejaron dos décadas de guerra, teniendo en cuenta la primera ocupación soviética en 1980 y la posterior guerra civil. 

La evolución del conflicto

Bajo el gobierno del presidente Barack Obama en 2009, se emite un comunicado televisado a nivel internacional, una nueva estrategia frente al conflicto que seguía vigente con Afganistán.  Consistía en aumentar las tropas enviando alrededor de 30 mil soldados adicionales, teniendo en cuenta que hasta la fecha se tenían 70 mil efectivos posicionados en combate. Sin embargo, la guerra perdía popularidad con los años, e incluso se desestimaba el respaldo de la población, según lo refleja una encuesta de USA Today-Gallup el 43% consideraban “erróneas” las estrategias abordadas por el presidente. De hecho, si tenemos en cuenta los años que ha costado la guerra librada en territorio afgano, es evidente el contraste con relación al 89% que habían respaldado a inicios de la guerra la invasión de Afganistán.

En medio de esta situación, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, anunció la renuncia del general David McKierna, quien estuvo frente del contingente estadounidense y de la OTAN en Afganistán, argumentando que la lucha debía ser “repensada”, con el fin de reducir el número de civiles muertos en medio de los ataques aéreos de la coalición.

Luego de su posicionamiento, el General Stanly A. McChrystal presentó el informe 2009/2217(INI) bajo el nombre de “una nueva estrategia en Afganistán” al Secretario de Defensa, en el que plantea la necesidad de un cambio en el sistema implementado por la coalición internacional de Afganistán aumentando el número de tropas, con el objetivo de concentrarlas en la protección de la población local.

Muerte de Osama Bin Laden: ¿Qué le espera a Al-Qaeda?

El 2 de mayo de 2011 el presidente Barack Obama anunció la muerte del jefe terrorista Osama Bin Laden, después de casi diez años de búsqueda por los ataques propiciados el 11 de septiembre.

Fue abatido en Abbottabad a unos 50 kilómetros al norte de Islamabad, capital de Pakistán, en el marco de la “Operación Lanza de Neptuno”, llevada a cabo por unidades del Grupo de Desarrollo de Guerra Naval Especial de los Estados Unidos (unidad de élite de los SEAL) bajo el Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos, en coordinación con operativos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Luego de anunciar la muerte del líder, el grupo Al Qaeda posicionó a Ayman al Zawahiri como sucesor de Osama Bin Laden, debido a que este figuraba como el segundo en la jerarquía de mando, demostrando la prolongación de la organización.

La resiliencia de Al Qaeda se debe a dos cambios estratégicos iniciados por su fundador y meticulosamente implementados por su sucesor, Ayman al Zawahiri. El primero fue en cuanto a la estructura, que pasó de ser una organización jerárquica y centralizada a una red global descentralizada, (lo cual permite que la toma de decisiones se delegue desde el nivel más alto de la gerencia, hasta los niveles medio y bajo), y en cuanto a la segunda estrategia, la organización se centró más en expandirse a nivel local, dejando a un lado el objetivo del anterior mandato que se enfocaba en el terrorismo trasnacional.

Paralelo al posicionamiento de Ayman al Zawahiri, el conflicto entre Estados Unidos y Afganistán entró en un punto muerto, y fue allí donde el presidente Barack Obama para el año 2014 decidió darle fin a la misión de combate con énfasis en el derrocamiento del gobierno talibán, asegurando la retirada de sus tropas en territorio afgano.

Opresión: rol de la mujer en Afganistán

Desde el inicio el régimen talibán, se ha caracterizado por su extrema misoginia, la violación sistemática de los derechos de las mujeres, exclusión de los espacios públicos y la restricción del acceso a la educación. Además, se imponen estrictos códigos de vestimenta y la obligatoriedad de ser acompañadas por un hombre de la familia en el espacio público, limitando así la movilidad de las mujeres en el país. Contradiciendo lo que en un inicio aseguró el portavoz del grupo yihadista, Zabihullah Mujahid, con el fin de mostrar ante el mundo una imagen moderada y menos extremista que la real y ya conocida desde 1979, según lo cual las mujeres tendrían sus derechos dentro del marco de la Sharía, la ley islámica, y además podrían trabajar, estudiar y desempeñarse en colegios y hospitales.

Sima Bauhaus, Secretaria general Adjunta de las Naciones Unidas y directora ejecutiva de ONU Mujeres, hizo públicas sus declaraciones el 15 de agosto de 2022, en relación con la situación que viven las mujeres en Afganistán pasado un año de la toma del poder:

“Las políticas de desigualdad creadas con meticulosidad por los talibanes dividieron Afganistán, que se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a las niñas a asistir a la escuela secundaria. No hay mujeres en el gabinete talibán ni tampoco ministerio de asuntos de las mujeres, lo que eliminó de raíz el derecho de las mujeres a participar en la política. El trabajo fuera del hogar está vedado para la mayoría de las mujeres, quienes se ven obligadas a cubrir sus rostros en público”.

Adicionalmente, los medios de comunicación y la libertad de prensa están siendo violentados, pues el régimen talibán marca el regreso a la censura y la represión; según un estudio de Reporteros Sin Fronteras (RSF) se revela el cierre de un 39,59% de los medios del país, así como la pérdida del 59,86% de los periodistas. Las restricciones a los movimientos de las mujeres dieron como resultado que un gran número de periodistas tuvieran que abandonar su trabajo; cientos se exiliaron o se vieron obligadas a cerrar sus medios de comunicación. Inclusive, como medida extremista, al menos tres de estas comunicadoras se encuentran actualmente en prisión.

Un ejemplo de ello, son las medidas que tomaron los talibanes para bloquear las transmisiones de radio de la Voz de América y Radio Europa Libre/Radio Libertad (RFE/RL) y por eso la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos (USAGM) condenó la prohibición talibán de estas transmisiones.

En cuanto a la guerra que venimos tratando cronológicamente desde 2001, ya no hay registro de ella desde las posturas de Estados Unidos y Afganistán, por el contrario, lo que hasta la fecha inquieta al mundo es la represión que sufre la población a manos del régimen talibán. “Hoy en día ya no hay guerra en Afganistán, al menos a nivel internacional. EE. UU desde Doha aceptó que el grupo tomará el poder del país de Asia central. Hoy perdura el terrorismo, pero radicado en el talibán hacia parte de su población, por ejemplo, hacia las mujeres.”, concluye Felipe Gutiérrez para “Afganistán: de la crisis al resurgimiento del régimen talibán”.

| Nota del editor *

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