Leonardo Salamanca docente e investigador del departamento de filosofía de UNIMINUTO sede principal. Filósofo y teólogo de la universidad San Buenaventura, Mgtr en bioética y actualmente adelanta su doctorado de estudios sociales y americanos en Buenos Aires Argentina.
En este espacio de diálogo donde afloran distintas visiones sobre la vida y que envuelven toda una reflexión sobre la misma, pretende hoy tejer una memoria sobre lo ancestral, que hace parte de lo que hemos sido históricamente en América Latina. Es entonces menester adentrarnos en la memoria histórica de nuestro país y redescubrirnos, pero no sin antes preguntarnos ¿Qué es el pensamiento ancestral? En primer momento cabe resaltar que durante la historia de la conquista han llegado diferentes culturas que vienen de todos los rincones del mundo y que de una u otra manera hoy hace parte de las diferentes dinámica y prácticas culturales de nuestro país, no obstante, el pensamiento ancestral que hoy principalmente se reflexiona en éste espacio es el pensamiento indígena.
Así pues, desde el pensamiento indígena latinoamericano, el pensar lo ancestral es reconocernos herederos de una sabiduría ancestral que desconocemos, legítima el esfuerzo de transmitirlo a las nuevas generaciones, pues se convierte en un derecho conocer las herencias que nos pertenecen, y en este reconocimiento es menester entender que el pensamiento indígena desde su originalidad es ver otras filosofías o pensamientos filosóficos, es una nueva forma de reconocer el hombre no desde pensamiento occidental; es entonces, una nueva apuesta a otra forma de ver el hombre, el cosmos y sucesos políticos que los conforman.
Sin embargo, el adentrarnos es estas nuevas epistemologías implica una serie de conflictos, puesto que, se cae en el error de ver a los indígenas como sujetos ancestrales del pasado, y negándolos como sujetos políticos activos en la nuevas políticas del Estado. Así pues, cabe hacer énfasis en la violencia indígena y dilucidar que aunque en Colombia se han gestado políticas y leyes que le apuestan al respeto, fortalecimiento y desarrollo de los pueblos indígenas, que, hasta un punto pareciera no ser tema de conflicto, no obstante, se ha invisivilizado la violencia cultural de los mismo; la pobreza, la desigualdad social, huelgas, desalojos, y sobre todo la no aceptación de diferentes prácticas culturales, ritos etc. siguen siendo el rescate del pensamiento ancestral tema de conflicto en el país.
Bajo esta perspectiva también se puede reflexionar sobre la importancia del cuerpo indígena, el cuerpo aquí toma importancia en la violencia porque tiene que ver con un proceso de transculturación, desvío y abandono de toda la tradición ancestral, en este sentido éste presenta el carácter político, simbólico y una proyección social y cultural siendo así un operador discursivo del poder y el dominio, que si bien se evidencias desde la colonia, y antes de esta donde se refleja también el poder del patriarcado.
Por otro lado, es importante resaltar que los pueblos indígenas en Colombia lograron preservar su cultura y mantener su unidad como pueblos, además de ello, el pensamiento cosmológico y el gran conocimiento sobre la naturaleza, que hoy hacen parte del rico patrimonio que se convierte en un aporte fundamental para los avances que se han logrado desde la agricultura, lo cual se convierte en una gran oportunidad de introducir nuevos conocimientos a sostenimiento del medio ambiente, a nuevas posibilidades de vida en comunidad como los son las eco-aldeas, esto escenarios de nuevas formas de vida hace un espacio multicultural donde afloran nuevos pensamientos. De este modo, las diferentes tradiciones pueden coexistir y los integrantes de cada cultura pueden disfrutar de sus derechos.