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Arabia Saudita ya no piensa en petróleo

Diversificar su economía y erradicar los gases de efecto invernadero, sus apuestas más ambiciosas.

Por: Brayam Lopez, David Vargas, Michael Gutiérrez y Néstor Quiroga.  

Este país asiático, ubicado al occidente del continente, ha mantenido una fuente, al parecer inagotable de petrodólares desde la década de los ochentas. Esta estabilidad financiera le ha permitido posicionarse como una de las economías más sólidas en el mundo. Ejemplo de ello es que en 2022 fue el principal país productor de oro negro con más de 10,6 millones de barriles diarios, por valor de 224,8 mil millones de dólares estadounidenses en exportaciones. 

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Durante décadas, Arabia Saudita ha prosperado como una potencia económica mundial, según estimaciones del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo del país, impulsada principalmente por ser el primer exportador de petróleo del mundo. En 2022 la nación se ubicaba como la economía número 18 más grande del planeta, con un Producto Interno Bruto (PIB) de 1.051.497 billones de Euros y una renta per cápita cercana a los 30.826 euros, riqueza ligada al petróleo, que representaba el 45 % de su PIB: En Arabia Saudita hemos desarrollado una adicción al petróleo”, dijo en alguna ocasión el príncipe Mohamed bin Salmán, en entrevista para la televisora estatal Al Arabiya

Fotografía: laRazón.

Consciente de los riesgos de depender de una única fuente de ingresos, el Gobierno saudí se propuso diversificar su economía mediante el ambicioso Plan Visión 2030, que reconoce la necesidad de prepararse para un futuro en el que la demanda de combustibles fósiles disminuirá, y para evitar el riesgo de poner todos los huevos en la misma canasta. 

Uno de los principales objetivos de Visión 2030 es aumentar los ingresos no derivados del petróleo. Para 2020 se fijó la meta de alcanzar 600.000 millones de riyales, alrededor de 150.000 millones de euros en ingresos no petroleros, cifra que se aspira ascienda a 1 billón de riyales, unos 250.000 millones de euros para 2030. Esto representaría un cambio significativo en la estructura económica del país y una reducción en su dependencia de los combustibles fósiles. 

Para lograr estos objetivos, el Plan Visión 2030 busca diversificar la economía saudí, fomentar nuevas fuentes de ingresos y de oportunidades de inversión. Esto implica la implementación de políticas que promuevan el turismo, la tecnología, la educación y la industria manufacturera. Expandir su base económica le significará al país mitigar los riesgos asociados con la volatilidad del mercado petrolero y asegurar un crecimiento económico sostenible en el largo plazo. 

Además de la diversificación económica, Visión 2030 también aborda el desafío de gestionar las reservas petroleras del país de manera sostenible. A pesar de ser el mayor exportador de crudo del mundo, Arabia Saudita reconoce la importancia de prepararse para un posible descenso en las reservas petrolíferas y de adaptarse a un panorama energético global en evolución. 

Aunque esta liquidez financiera ha tenido como protagonista al petróleo, la monarquía ha entendido desde hace años que ser el principal productor y tener las reservas más importantes de crudo, no significa que esta sea la única apuesta económica del país, porque el combustible fósil se puede agotar y porque la transición energética se ha convertido en una necesidad para prolongar la vida humana.

Conscientes de esta necesidad y con un mercado de capitales que les permite plantearse estrategias a corto, mediano y largo plazo, Mohamed bin Salmán, príncipe y primer ministro del país, ha diversificado aún más la economía, con millonarias inversiones que han surtido efecto en sectores como deportes, artes marciales, tecnología de punta con miras a la creación de ciudades inteligentes y con energías limpias, telecomunicaciones y videojuegos, turismo, infraestructura y mejoras en la legislación para atraer nuevos inversores, según se indica en la página oficial de Visión Saudí 2030. 

Fotografía: DevianArt.

“Mi principal objetivo es ser una nación ejemplar y líder en todos los aspectos, y trabajaré con ustedes para conseguirlo”, dice el rey de Arabia Saudita, Salman Bin Abdulaziz Al-Saud

En entrevista con la agencia Bloomberg, el príncipe heredero explicó que el objetivo de Visión 2030 es hacer que las inversiones, y no el petróleo, sean la principal fuente de ingresos del gobierno saudita en un plazo de 20 años. Esto se debe a la necesidad de diversificar la economía ante los cambios en el mercado energético global y el crecimiento demográfico en Arabia Saudita, que se espera que aumente significativamente la fuerza laboral para 2030. 

Un estudio del Instituto Global McKinsey respalda esta visión, que destaca la importancia de aumentar la productividad a través de reformas económicas para duplicar el (PIB) y crear hasta 6 millones de empleos nuevos para 2030. Se estima que esta apuesta requerirá una inversión de alrededor de US$4 billones en diversos sectores con potencial de crecimiento, que incluyen minería, petroquímica, manufacturas, comercio, turismo, salud, finanzas y construcción, que buscan garantizar la sostenibilidad económica y el desarrollo futuro de Arabia Saudita. 

Deportes, un mercado económico y turístico 

La millonaria inversión en deportes como el fútbol ha sido una de las apuestas más inteligentes del país, representada en la compra de equipos de élite como el Newcastle United y la contratación de superestrellas como Cristiano Ronaldo, Neymar Jr. y Karim Benzema, que los ha puesto en la mira global y han servido como un imán para atraer miles de turistas que viajan para verlos jugar en modernos escenarios deportivos. Se estima que la inversión entre clubes y jugadores ascendió hasta los 4.100 millones de euros entre el 2021 y el 2023. 

A diferencia de los clubes europeos, los saudíes no están sujetos a la normativa de control de gasto de la UEFA, lo que significa que no hay límite a los salarios que la liga saudí ofrece para atraer a los mejores jugadores, lo que está ocurriendo. En la página oficial de la UEFA menciona 55 federaciones miembros, lista que la liga Saudí no integra. 

El golf ha sido otra de las millonarias inversiones que le han generado ganancias económicas y de reconocimiento al país. Con la inversión en extensos y modernos campos de golf, Arabia ha llamado a gigantes de este deporte para unirse a su liga, la LIV Golf, estrategia efectiva que terminó absorbiendo la PGA Tour, la liga más importante del golf. 

Otras de sus apuestas en deportes son el boxeo y la Fórmula 1. En cuanto al tenis, realizaron una oferta de 1.000 millones de euros para unificar los circuitos de la ATP y la WTA, señala el diario El Colombiano en artículo publicado el 30 de marzo de este año. 

De vivir del petróleo a fabricar ciudades limpias de Co2 

La mirada está puesta en 2060, cuando se fijó el compromiso de no tener emisiones de gases de efecto invernadero, y año en el que seguramente ya estarán en marcha más proyectos como Neom, ciudades futuristas que: “funcionarán con energías limpias, que serán calificadas como zonas económicas especiales, que contarán con sus propias leyes civiles y tributarias y costumbres sociales occidentales, según consta en el proyecto”, señaló el diario La República de España en una publicación del 8 de septiembre de 2023. 

El ascenso de Mohammed bin Salman en Arabia Saudí ha sido percibido como un cambio generacional, especialmente con su ambiciosa Visión 2030, que promueve la modernización económica y la igualdad de género. Sin embargo, detrás de esta apariencia progresista, persisten graves problemas de derechos humanos. Aunque se levantó la prohibición de conducir para las mujeres y se les otorga más oportunidades laborales, siguen siendo ciudadanas de segunda clase, sujetas al sistema de tutela masculina. Por esta razón Visión 2030″ prevé que la participación de las mujeres en la fuerza laboral se incremente de 22% a 30%. 

Recientemente, el país anunció un plan de indemnización para ciudadanos saudíes afectados por desalojos en Yeda, que excluye a extranjeros que representan casi la mitad de la población desplazada. Este plan, parte de la estrategia de desarrollo de bin Salman, ha sido criticado por Amnistía Internacional por violar normas internacionales de derechos humanos y por discriminar a la población extranjera. Este plan contempla un plan para otorgar permisos de residencia y de trabajo de larga duración para los expatriados procedentes del mundo árabe musulmán. 

Aunque la economía saudí está en transición, los derechos humanos siguen siendo una preocupación importante y deben ser abordados con mayor seriedad por el gobierno. 

| Nota del editor *

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