La solicitud de asilo del dirigente político se dio una vez aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, el pasado 12 de diciembre, dos días después de la juramentación del presidente argentino Alberto Fernández. Solicitud que fue aprobada el día de hoy por el gobierno de Fernández a través de la Dirección Nacional de Migraciones.
El reciente posesionado canciller de Argentina, Felipe Solá, manifestó que con esta decisión, Morales deberá tener una dirección fija en el territorio de este país, y sobretodo, que con la medida de protección brindada por el presidente Fernández, se evita toda opción de extradición contra el ex-presidente boliviano.
Esto ocurre luego de que el gobierno provisional boliviano que lidera la mandataria interina Jeanine Añez, elevara una denuncia en contra de Morales, acusándolo de ordenar actos de terrorismo contra el gobierno desde su asilo en México. En respuesta a esta solicitud, la Fiscalía boliviana ordeno una orden de detención contra el líder cocalero por los delitos de terrorismo y sedición.
Después de su renuncia en medio de la tensión social causada por el supuesta alteración de los resultados de las pasadas elecciones presidenciales en el que Morales ganaba cómodamente, luego de la suspensión temporal de la emisión del conteo de votos; el líder del Movimiento al Socialismo que gobernaba el país desde el 2003, se encontraba resguardado en México gracias a la invitación del gobernante manito Andres Manuel López Obrador entre el 11 de noviembre y el pasado jueves, cuando después de viajar a Cuba para realizarse varios exámenes médicos, Morales se asentó en Argentina junto con dos de sus más leales escuderos: el expresidente Álvaro García Linera y el excanciller Diego Pary.
En lo que lleva Morales en tierras gauchas, el político indígena ha tenido una amplia y ajetreada agenda, la cual ha aprovechado para poder reunirse con varios políticos latinoamericanos y entregó entrevistas a distintos medios de comunicación, además de ser invitado a la Casa Rosada a una cena ofrecida en su nombre por el presidente argentino y por su fórmula presidencial, la ex-presidente Cristina Fernández de Kirchner. Desde ese día ha ratificado que no tiene la intención de ser presidente de nuevo y que se desempeñara como jefe de campaña del ahora partido opositor MAS.