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Por qué las últimas epidemias provienen de Asia y África

Ante la declaratoria de pandemia global por parte de la Organización Mundial de la Salud por el avance del coronavirus COVID19, UNIMINUTO Radio analiza lo que hay detrás de los factores que marcaron las principales emergencias sanitarias de la historia contemporánea en el mundo.

Hasta hace unos meses, nadie comprendía la situación que ocurría en la remota ciudad de Wuhan en China, luego de que inexplicablemente se empezara a registrar un elevado numero de fallecimientos en la zona de mercado de este poblado ubicado en la suroriental provincia de Hubei. Pero con el transcurrir del tiempo, el virus que originó este inexplicable suceso, se fue esparciendo como una onda expansiva, no solo por todo el territorio del gigante asiático, sino por todos los países del planeta, incluso Colombia.

Esta clase de infección contagiosa que afecta al sistema respiratorio, y en los casos más avanzados provoca una falla renal a punto de generar la muerte, ha cruzado todas las fronteras existentes y ha puesto en pánico a toda la población mundial. Genera suspicacia el origen de esta nueva pandemia: una ciudad industrial china, al igual que en otras situaciones como con los brotes de los virus SARS y A-H1N1.

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Muchos usuarios de redes sociales han empezado a generar sus propias teorías conspirativas respecto a esta situación de salud: por ejemplo, una supuesta maniobra de Washington para impulsar su economía ante el crecimiento de la nación más grande de Asia, o que es un virus fabricado artificialmente como estrategia de manipulación mediática para infundir miedo, y por qué no pensar en que todo esto es un protocolo de extinción controlada ante la sobrepoblación del planeta, etcétera, etcétera, etcétera.

¿Qué tan ciertas son estas teorías? ¿Por qué el origen de estas infecciones tiene su origen en naciones asiáticas o africanas? ¿Por qué ocurren este tipo de situaciones que afectan a todos los ciudadanos del mundo?

UNIMINUTO Radio analiza los factores que inciden en el origen de este tipo de emergencias sanitarias que han azotado el mundo para entender el porqué del riesgo potencial de estas pandemias globales.

Humanos y virus existen desde el primer segundo del tiempo

Hay que reconocer que los virus y el hombre han convivido bajo una tensa relación desde los tiempos de la prehistoria, y con el avance de la humanidad (desde la transición del nomadismo al sedentarismo) y la conformación de los primeros asentamientos, se convirtió en el catalizador de los primeros virus que pasaron de varias especies vegetales y animales al ser humano como la rubeola y la poliomielitis.

Virus de este tipo han convivido con la humanidad en distintas etapas como en el Antiguo Egipto, Persia, Mesopotamia, Oriente Medio y en lo más recóndito de Asia, en donde este tipo de microorganismos afectó a los humanos y a los ya domesticados animales caseros, como también a varias especies de plantas usadas por los seres humanos.

Sin embargo, el periodo más crítico de emergencia sanitaria en el mundo fue en la Edad Media. La masificación y el crecimiento de los centros urbanos, el inicio de la apertura del comercio mundial y el tránsito de la población joven de los campos a las excipientes ciudades (en donde brillaban por su ausencia los sistemas de manejo de basuras, residuos animales y humanos), amplificaron los efectos de la Peste Negra o bubónica que, hasta el momento, es la enfermedad contagiosa más mortífera en la historia universal, con un saldo de aproximadamente 25 millones de víctimas entre Europa y Asia.

El siglo XX, cien años de lucha desde la ciencia

Con los descubrimientos médicos realizados a finales del siglo XIX, la humanidad dio el salto para combatir este tipo de organismos infecciosos con lo que, desde entonces, el desarrollo de la investigación médica enfocada en la prevención, se controló la propagación con acciones de erradicación y contención para pandemias como la de la gripe española, el sarampión, la rabia, la viruela, la poliomielitis, el SIDA, la influenza, el dengue, la fiebre amarilla, y más recientemente, las epidemias del SARS, el virus tipo A (o A-H1N1), el Zika, el Chikunguña y el Ébola.

Pero a pesar de los grandes esfuerzos por parte del sector médico a nivel mundial, que en la actualidad ha tenido prevalencia la cooperación internacional para atender este tipo de emergencias, ha sido inevitable que nuevas explosiones pandémicas como la del COVID-19 se generen, y que los mismo estén especialmente focalizados en dos áreas geográficas específicas: África y Asia.

De acuerdo con lo expresado por el virólogo indio Suresh V. Kushipudi, en un artículo publicado por la BBC de Londres, esta situación endémica que ha afectado a más de una centena de países, se debe a los mismos factores socioambientales que dominan en estos territorios.

¿Por qué África y Asia?

El crecimiento acelerado de las urbes, principalmente en China y en varios países africanos como Angola, Suráfrica, Ruanda o Etiopía, ha conllevado a la deforestación de varias zonas rurales o silvestres, a fin de generar acciones de vivienda y trabajo para la creciente población trabajadora que se mueve de los campos a las ciudades. Esto ha conllevado a que las especies nativas se entremezclen con los humanos y los animales domésticos, aumentado la posibilidad de contagio de uno o varios microrganismos residentes en estos animales.

A esto se le suma que la expansión demográfica ha contribuido a la superpoblación, el incremento de la polución y la deficiencia de varios de los servicios sanitarios.

Otro factor de incidencia, primordialmente en países como China, se encuentra en las plazas de mercados, en donde no es nada extraño encontrar animales vivos conviviendo con humanos sin un mínimo rastro de acciones de asepsia dentro de estas tradicionales zonas comerciales, en donde también se pueden acceder a la medicina china tradicional.

Según Kushipudi, la medicina tradicional de la potencia mundial y de varios países africanos, también puede tener una incidencia en el avance de este brote contagioso, dado que se han usado distintos órganos y partes de animales salvajes como tigres, osos, armadillos y murciélagos, entro otras especies, con fines curativos, por lo que el contacto entre estas vísceras y el ser humano podría acelerar la incubación de virosis semejantes al Coronavirus.

A estos se les puede sumar otros factores de incidencia recopilados en la más reciente edición de la “Patología Humana Robbins”, fuente de consulta primordial de los especialistas de esta área médica. Allí se indica que otros factores pueden ser el transito de distintas especies vegetales y animales dentro de sus ciclos habituales, la mutación y resistencia de varias cepas virulentas, ante los medicamentos y antibióticos actuales, y principalmente, la forma en la que las personas se relacionan en estos casos, restándoles la debida importancia que en emergencia sanitaria planetaria.

El virólogo de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) considera que la única acción viable para evitar este tipo de situaciones, es generar acciones de conservación de los territorios no habitados, ahondar en la preservación de las especies de plantas y animales salvajes al punto de evitar un contacto masivo entre estas y las personas. Así mismo, insta a que todas las naciones sumen esfuerzos y voluntad para consolidar un sistema universal de vigilancia y coordinación médica y sanitaria, con el fin de evitar de forma más certera situaciones de incertidumbre.

Por lo pronto, lo más sensato es que cada ciudadano extreme las medidas de autocuidado como el lavado constante de manos, el uso de tapabocas (solo en caso de tener síntomas de gripa u otras complicaciones), evitar el contacto con personas contagiadas o con síntomas de infecciones del sistema respiratorio, recurrir a los servicios médicos solo en casos de extrema urgencia y recurrir a las fuentes oficiales de información (incluyendo a UNIMINUTO Radio), pero por sobre todo, mantener la calma y no hacer caso a las teorías conspirativas que surgirán en el transcurso de los próximos días.

| Nota del editor *

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