La pandemia por COVID-19 ha afectado a todo el mundo de diferentes maneras, sin embargo, Europa es uno de los territorios más afectados. Hasta el momento, ha superado los 9.5 millones de casos confirmados de COVID-19 y más de 269.000 muertes. De esta forma, la segunda ola de contagio se apodera de este continente.
En cuanto al aumento de casos, la OMS manifestó su preocupación al anunciar que las muertes diarias por este virus aumentaron un 40% en comparación con la semana anterior, principalmente en Francia, España, Reino Unido, los Países Bajos y Rusia.
Esta situación, centrada principalmente en rebrotes, impulsó a las autoridades europeas a retomar las estrictas restricciones con las que habían iniciado el año. Por ejemplo, Alemania y Francia decretaron un segundo confinamiento nacional, con la intención de frenar el aumento de contagios. Por su parte, España e Italia, han presenciado protestas en sus territorios ante las medidas impuestas.
Entre las medidas adoptadas para frenar la curva epidemiológica está la adoptada por Italia cerrar bares y restaurantes a partir de las 6:00 p.m., junto al cierre de los teatros, cines y gimnasios por un mes. También, en España, se impuso un toque de queda nocturno de 15 días. Igualmente, en Francia se contempla la posibilidad de extender el toque de queda nocturno y de imponer confinamiento domiciliario de fin de semana. Y, en Bélgica, se le solicitó a los médicos continuar sus labores sin importar que tengan el virus (siempre y cuando no presenten síntomas), para que el sistema de salud no colapse.
Así mismo, la Unión Europea transfirió millonarios préstamos a Polonia, España e Italia, con el objetivo de que sirvan para afrontar el crecimiento del desempleo a causa de la pandemia.
Es indudable que la derrota o el total control del este virus aún tardará, por ahora Europa se enfrenta a rebrotes y en algunos casos, como sucede en España, con variaciones del virus, lo que hace aún más complejo esta realidad que se prolonga con todo lo que genera.