La línea mujer es una apuesta ecológica y sustentable que reconoce la labor de la mujer y del municipio Huilense, resaltando la gastronomía y las condiciones únicas del municipio que contribuyen a las características propias del café opita.
¿Por qué el café del municipio del Huila es reconocido a nivel mundial?,¿cuál es el valor agregado?
R: Es la ubicación geográfica, estamos alrededor de la naturaleza, el logo de nosotros es café de nuestras montañas, por las alturas, por las variedades que se tienen y la manera como se trabaja en el campo, los procesos que se le realiza y que cada día nos estamos capacitando para empoderarnos, para saber lo que realmente tenemos y que debemos darle ese valor agregado.
¿Este conocimiento que ha pasado de generación en generación, se ha transformado o se ha agregado algo más?, ¿cuáles son los cambios que están experimentando estas tradiciones?
R: Nuestros padres trabajaron en él, pero nunca supieron lo que tenían. Ahora esta generación ha despertado un poco y está dando un segundo paso para mejorar, cambiando mucho, no solo estamos cultivando, seguimos los procesos hasta el momento de la comercialización, porque, por lo general, nuestros papás cogían el café, lo despulpaban y lo vendían sin saber realmente que estaban vendiendo el oro blanco, y las ganancias se las estaban quedando terceros, cuartos y quintos, ellos no sabían todo lo que nosotros sabemos hoy en día, eso nos ha costado mucho esfuerzo.
Yo creo que ha sido una lucha constante de nosotros como mujeres, valorizamos al hombre siempre decimos que tenemos que ir por una misma línea, ayudándonos para trascender y producir un café de mejor calidad.
Ya que llevan un esfuerzo que justamente están haciendo en conjunto, ¿De dónde surge la cooperativa?
R: Creo que nació de una necesidad, porque nosotras como mujeres teníamos difícil conseguir el pan de cada día y darles una educación a nuestros hijos, en el caso mío, me di cuenta de que hay mucho dinero para el sector cafetero, para trabajar con mujeres asociadas.
Yo no tenía nada que ver con la asociación, pero entré a hacer parte del comité municipal de caficultores de Palermo, me fui dando cuenta que teníamos que despertar a la realidad, no podía hacerlo sola, tenía que unirme con más mujeres e hice la invitación y poco a poco fuimos construyendo.
Tomamos la decisión de unirnos y fuimos legalmente constituidas el 5 marzo del 2020, prácticamente en pandemia, decidimos capacitarnos porque sabemos que si no nos organizamos no podemos incursionar en los mercados nacionales e internacionales, entendimos que tiene que ser de manera asociativa y también así surge esta alianza que tenemos con Soca, en un evento internacional donde tuvimos el privilegio de conocerlos.
Ellos fueron a nuestras fincas, la señora Claudia se apasionó por las mujeres, observó cómo vivíamos, qué hacíamos y dijo; “vamos a apuntarle, vamos a este proyecto”.
Lo que más nos ha gustado de esta alianza es la confianza, eso es muy importante, igual que el compromiso de poder trabajar, hablar con ellos, entender que tienen una parte y nosotros tenemos otra, y las dos son importantes, así funcionamos.
¿En qué momento se conocen? ¿Ellos se acercaron a ustedes, ustedes se acercaron a ellos, cómo fue esa unión?
R: La señora Claudia tiene un espíritu de familia hermoso, ella quería trabajar en la línea mujer y tuve la oportunidad de distinguirla en el evento internacional, luego ella fue a la finca de nosotros, fue algo muy importante para mí, tomarse el tiempo de ir a Palermo con su equipo, decir ‘yo quiero trabajar y llegar a un acuerdo’, en el sentido de que ellos crecen, los otros crecen. Yo siempre digo ‘mostrarnos como si fuéramos una familia’, porque si a las fincas les va bien, a ustedes les va bien.
¿Qué viene a futuro?
R: Importante, potencializar el empalme generacional, porque nuestros hijos están viendo los resultados de esta generación y debemos potencializarla en tecnología, en avances, en idiomas, nuestros hijos tienen que ser capacitados para poder exportar, para ir a esos mercados nuevos, sabemos y tenemos la convicción de que el café es glamur, es poder, son mercados grandes que nuestras generaciones anteriores no tuvieron en cuenta.
Le quiero contar una anécdota de mi vida, yo fui a la Universidad Surcolombiana, estudié contaduría pública, mis padres no me enamoraron del campo, viví muy alejada de esto hasta cuando mi padre fallece, asumí esa responsabilidad y me enamoré del café, ahora mis hijos ven que sí se puede y que es rentable.
