Por: María Camila Rodríguez
El 2 de junio se celebra en el país el día del campesino, de aquellos héroes anónimos, poco recompensados teniendo en cuenta la ardua labor que a diario ejercen y que, en lugar de capa y espada, llevan puesta una ruana y un par de botas, y representan un 43,6% de la población nacional. Sus manos, con las que manipulan las herramientas para labrar la tierra, son la más fiel representación del esfuerzo, y la lucha por llevar el alimento a su mesa.
Y no es sino hasta estos días en los que, a causa de una situación ajena desencadenada por un virus, se ve a la mayoría de colombianos agradecer a estos héroes por la producción del alimento. Pues, la pandemia no da cabida a que se sigan llevando con normalidad los procesos de importación de alimentos que en Colombia se han vuelto predominantes, esto gracias a los tratados de libre comercio que desfavorecen en su totalidad al campesino y benefician a las grandes multinacionales-.
Por su parte, Colombia siempre ha sido un país de tradición y cultura agrícola, no en vano, la alimentación y los platos típicos colombianos están basados en las comidas que los grandes cultivos que nuestra geografía produce, pues al menos 7,1 millones de hectáreas son para cultivos según cifras del DANE. La papa, el plátano, la yuca, las legumbres y todos los demás productos que la tierra da, son gracias al esfuerzo del campesinado, y de 8,5 millones de hectáreas de cultivos agroindustriales, 22,3% son tubérculos y plátanos (lo que en mayor cantidad se produce).
Es por ello, que estos héroes merecen todo nuestro respeto y agradecimiento, pero esto sólo se manifiesta en la medida en la que se lleven a cabo acciones concretas en las que, por medio de la compra de sus productos, se manifieste el respaldo y el apoyo que se debe dar.