Cuando por primera vez en 1983 un papa visitó América Central encontró gran parte de ese subcontinente americano en llamas provocadas por conflictos bélicos; aclarando que no iba “con las soluciones técnicas o materiales que no están en manos de la Iglesia”. El periplo calificado como un “viaje de guerra”, se repitió 13 años después encontrando que la mayor parte de las naciones de Centroamérica, habían recorrido caminos favorables para afianzar el proceso de paz. A los responsables; san Juan Pablo II “les invito encarecidamente a empeñarse con toda decisión en medidas eficaces y urgentes, para que lleguen los recursos de la justicia a los sectores más desprotegidos de la sociedad”.
En 1983 en El Salvador, san Juan Pablo II fue “testigo del sufrimiento de un pueblo desgarrado por el dolor de una guerra fratricidaque sembraba muerte, violencia, divisiones, rencores, viudez y orfandad”, que abarcó de 1980 a 1992; los años más tristes de su historia reciente. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, fue asesinado dentro del templo el 24 de marzo de 1980.
En Guatemala, el país de la eterna primavera y de incomparable riqueza multiétnica y plurilingüística, el papa la visitó tres veces. En 2005, 1983 y 1996, año en que el papa polaco pidió “que se hagan todos los esfuerzos necesarios para detener el fragor de la guerra”.
En Honduras san Juan Pablo II, instó a los gobernantes “una legislación cada vez más adecuada” que ampare a los indígenas “de los abusos”. “Que nadie, por ningún motivo, desprecie vuestra existencia, pues Dios nos prohíbe matar y nos manda amarnos como hermanos”, dijo. A los obreros hondureños en 1983 le recordó que “Ninguno ignora que muchas de las condiciones actualmente existentes son injustas; que las estructuras económicas no sirven al hombre”. San Juan Pablo II hablò “que se puede hacer morir al hermano poco a poco, día a día, cuando se le priva del acceso a los bienes que Dios ha creado para beneficio de todos, no sólo para provecho de unos pocos” .
Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, fue visitada dos veces por san Juan Pablo II, en 1983 cuando el grito repetido era: «¡Queremos la paz!» y en 1996 cuando el país ya se encontraba en el proceso de democratización. Recordó a sus líderes que “ Superada la guerra civil y la tentación de formas totalitarias, quedan por vencer las plagas terribles de la pobreza y de la ignorancia”.
“Como nueva nación en esta parte del mundo, sólo trabajando juntos en estrecha armonía podrá cumplir su destino, construir una sociedad duradera y preparar un futuro pacífico para sus hijos y los hijos de sus hijos”, expresó en Belice el papa polaco.
A los campesinos de Panamá san Juan Pablo II les dijo que sabía de las condiciones de su “precaria existencia: condiciones de miseria para muchos de vosotros, con frecuencia inferiores a las exigencias básicas de la vida humana”. En 2019 el papa Francisco atraviesa de nuevo el Atlántico para visitar Panamá, en donde indicó que cree “que en las escuelas hay que dar educación sexual. El sexo es un don de Dios”.