El significado de la Ascensión es que después de haber pasado por la humillación de su pasión y muerte, Jesús ocupa su puesto a la diestra de Dios, ocupa su puesto junto a su eterno Padre. (San Juan Pablo II, Homilía 24/05/1979); “nos devuelve a los mismos cimientos de nuestra fe…. deja el campo a los discípulos” (San Juan Pablo II 20/05/1982); nos recuerda el inicio de la misión de la Iglesia: ¿Por qué? Porque Jesús resucitado ha subido al cielo y manda a sus discípulos a difundir el Evangelio en todo el mundo. (Francisco, Regina Caeli, 13/05/2018).
Después “fue elevado en presencia de ellos, y una nube les ocultó a sus ojos” (Hch 1, 9).
“Jesús se escondió para que lo buscáramos; Estamos aquí en una atmósfera que podríamos decir surrealista”. (San Pablo VI, Homilía 8/ 05 1975). “El acontecimiento no se describe como un viaje hacia lo alto, sino como una acción del poder de Dios, que introduce a Jesús en el espacio de la proximidad divina”. (Benedicto XVI,24/05/2009) “No se trata de un abandono, porque él permanece para siempre con nosotros de una forma nueva” (Benedicto XVI, Regina Caeli, 16/05/2010).
“¿Qué significa que Jesús ascendió al cielo? No son las categorías espaciales las que nos permiten comprender adecuadamente este acontecimiento, … su Ascensión al cielo no fue una partida, solo la transformación de una presencia que nunca falla.” (San Juan Pablo II, 20/05/1982).
Los Apóstoles “permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía”, (Hs 1,10).
“La palabra cielo no indica un lugar sobre las estrellas, sino algo mucho más osado y sublime: indica a Cristo mismo, la Persona divina que acoge plenamente y para siempre a la humanidad” (Benedicto XVI, 24/05/2009).
“Observad más a menudo las estrellas. Cuando tengáis un peso en el alma, mirad las estrellas o el azul del cielo. Cuando os sintáis tristes, cuando os ofendan, … deteneos a mirar el cielo. Así vuestra alma encontrará la paz”, (Citado por Benedicto XVI)
Jesús no llega solo al cielo. “Corresponde, pues, a los muertos del Antiguo Testamento, los más próximos a Jesús —nombremos dos de los más íntimos en su vida, Juan Bautista, el Precursor, y José de Nazaret, su padre putativo y custodio—, corresponde a ellos —así piadosamente lo podemos creer— el honor y privilegio de abrir este admirable acompañamiento por los caminos del cielo; y procurar las primeras notas al interminable Te Deum” (Juan XXIII; 26/05/1960).
“Se sentó a la diestra de Dios” (Mc 16,19): Para San Juan Pablo II, “la expresión es imaginativa, ya que Dios no tiene ni derecha ni izquierda” (20/05/1982); Benedicto XVI interpreta en la frase un simbolismo, señala que la “solemnidad de la Ascensión del Señor debería colmarnos de serenidad y entusiasmo” (24/05/2009).
Por san Lucas sabemos que, tras la Ascensión, los discípulos volvieron a Jerusalén “con gran gozo” (24, 52).