Es menester empezar por decir que las prácticas profesionales es la posibilidad de que los educandos ejerzan, en contexto, los conocimientos aprendidos en sus distintas formaciones disciplinares; es por esto que Centro Progresa, como órgano institucional de Uniminuto, encargado de la consolidación de las prácticas profesionales –además de emprendimiento y bolsa laboral-, fomenta en sus educandos el ejercicio de la práctica en ambientes laborales y productivos.
Frente a lo anterior cabe mencionar que el mismo Centro Progresa es consciente, tanto de lo positivo como lo negativo, de su labor hecha hasta el presente. Por un lado, respecto a lo positivo, cabe mencionar que el noventa por ciento de los estudiantes están insertos en el sector productivo. Lo negativo es que hay un proceso de aprendizaje arduo que ha llevado al replanteamiento de los diferentes procesos internos. Sin embargo, gracias al personal capacitado, que ha podido responder a estos procesos, se ha logrado una excelente transición hacia los cambios necesarios.
Específicamente en el campo de las ciencias humanas y sociales, desde Centro Progresa se considera que los estudiantes de esta facultad han comprendido que las problemáticas no sólo se encuentran en las comunidades vulnerables, sino que –también- en el sector externo y productivo hay problemáticas que merecen, de igual modo, su acción.
En el presente coloquio, en la misma lógica de las prácticas profesionales, los panelistas Nancy González, filósofa de la universidad nacional de Colombia, y educadora de filosofía para niños (FpN); y Víctor Rojas, filósofo de Uniminuto, y educador, de igual modo, de FpN, dieron cuenta de su posición personal frente al fenómeno del papel de la enseñanza con relación a la sociedad.
Una de las preguntas hechas en el coloquio fue: ¿qué acciones y estrategias deben generarse desde la escuela en el marco de nuevos escenarios que favorezcan la construcción de paz? Al respecto Nancy González opina que la escuela en general debe transformar el vínculo que se establece entre el estudiante y el docente, para juntos comprender la realidad, y proponer proyectos de transformación de esta misma realidad. Además de que la escuela debe fomentar la sensibilidad en los educandos con relación a sus realidades más inmediatas. Es importante, también, que la escuela le marque la posibilidad al educando de aprender del error, de reconocer al otro, de entender el sufrimiento y la fragilidad humana; para así, ser capaz de liderar procesos de perdón y reconciliación.
Víctor Rojas opina que, desde el marco del proyecto de Marfil, es importante el fomento del desarrollo del pensamiento desde la propuesta en práctica del diálogo en comunidad; es a través de estos ambientes que se favorece la creación de paz, porque es desde ellos donde se forma en la escucha y el respeto del otro.
En coherencia con lo anterior, y teniéndose presente el marco de pos-conflicto en que se encuentra Colombia, surge el interrogante de cuáles serían los principales retos y contribuciones de la práctica pedagógica en la construcción de paz en el país. A este respecto la profesora Nancy deja ver que las escuelas tienen que ser más pertinentes a las realidades de los sujetos; no reducirse sólo a los componentes teóricos, sino ir más allá de ellos, a los contextos de aquéllos.
Víctor Rojas, por último, y con relación al interrogante, da cuenta de que el aprendizaje debe ser considerado como un procedimiento social. Es decir, si bien el aprendizaje guarda una estrecha relación con el ámbito escolar, no se reduce sólo a él, sino que trasciende dicho ámbito hacia todo el contexto social; convirtiéndose así en un aprendizaje situado que reflexiona sobre las dinámicas y problemáticas del conjunto social.
Conduce Víctor Rojas, Valkyria Bernal (Estudiante de Lic. En Pedagogía Infantil), Cristian Bastidas (estudiante de Comunicación Gráfica) y Nicolás soto (Estudiante de Licenciatura en Filosofía)