La mayoría de los países, gobiernos y personas del mundo definen la pobreza como “la falta de dinero”. No obstante, la experiencia de la pobreza es mucho más amplia que la carencia de ingresos. Enfocarse en un solo factor (en este caso el ingreso) no es suficiente para capturar la verdadera realidad del término o la realidad.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre 2018 y 2019, 662 mil personas entraron a la pobreza monetaria y 729.000 personas entraron a la pobreza monetaria extrema. Así, en 2019 el 35,7% de los colombianos estuvo en condición de pobreza monetaria, lo que representa un aumento de 1,0% frente a 2018, cuando fue 34,7% (aún no han sido publicados los valores equivalentes al 2020).
Ahora bien, esto se mide dependiendo de los ingresos totales mensuales de un hogar en relación con el número de integrantes que lo componen. Por ejemplo, un hogar que está compuesto por cuatro personas es clasificado como pobre (pobreza monetaria) si su ingreso total mensual está por debajo de $1.310.696, y como indigente (pobreza monetaria extrema) si es inferior a $549.400. Entonces, la línea de pobreza es superior a 1 smmlv, que actualmente es de $908.526.
Así mismo, existen territorios que se postulan como los más vulnerables ante las líneas de pobreza monetaria, como Chocó con 68,4%, La Guajira con 61,8% y Cauca con 59,6%.
Por otro lado, está la pobreza multidimensional, en la que se evidencia no solo quiénes son pobres sino también la manera en que lo son, es decir, la gama de diferentes desventajas que experimentan. De esta forma, las medidas multidimensionales permiten ver cuántas carencias experimentan los hogares al mismo tiempo.
El índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en Colombia está compuesto por 5 dimensiones, las condiciones educativas (analfabetismo, y bajo logro educativo), las condiciones de la niñez y la juventud (inasistencia escolar, rezago escolar, barreras de acceso a servicios de cuidado de primera infancia, y trabajo infantil), el trabajo (trabajo informal, y desempleo de larga duración), la salud (sin aseguramiento a salud, y barreras de acceso a salud dada una necesidad), y las condiciones de la vivienda y servicios públicos (sin acceso a fuente de agua mejorada, inadecuada eliminación de excretas, material inadecuado de pisos, material inadecuado de paredes, y hacinamiento crítico).
De acuerdo con lo anterior, el 17,5% de la población en el país, en 2019, se encontraba en situación de pobreza multidimensional, lo que refleja una reducción de 1,6% con respecto a 2018 (19,1%). Además, el porcentaje de hogares en el país con rezago escolar se redujo 1,6%, aunque los indicadores de desempleo de larga duración y sin aseguramiento en salud registraron un incremento de 0,3%.
Algunos índices en el mundo:
El fin de la pobreza es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por lo mismo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrolló, en 1997, un parámetro estadístico denominado “índice de pobreza humana“, que mide las privaciones en tres dimensiones básicas del Índice de Desarrollo Humano, siendo estos una vida larga y saludable, conocimiento, y un estándar decente de vida.
En Argentina el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) realiza dos mediciones oficiales. La primera, mide la pobreza por ingresos cada seis meses, allí evalúa si determinados ingresos alcanzan para cubrir una canasta de bienes y servicios básicos. La segunda, en los censos que se realizan cada diez años, es una medición multidimensional de la pobreza respecto a las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), analizando la situación de la vivienda, las condiciones sanitarias, si existe hacinamiento y la capacidad de subsistencia.
En Chile la metodología vigente para medir pobreza es con base al ingreso y se realiza mediante el método de la Canasta de Satisfacción de Necesidades Básicas, con el hogar como unidad de análisis. Así, para calcular el costo de las necesidades alimentarias se construye una Canasta Básica de Alimentos (CBA) a partir de los patrones de consumo observados de la población. Entonces, se considera en situación de pobreza extrema a aquellas personas que no poseen los ingresos suficientes para adquirir dicha canasta.
En México el cálculo oficial de pobreza lo realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), manejan una metodología multidimensional enfocada en el rezago educativo, el acceso a la salud, el acceso a la seguridad social, la calidad y espacios de la vivienda, el acceso a servicios básicos en la vivienda, el acceso a la alimentación, el grado de cohesión social y el ingreso. Esto se logra utilizando información de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH).
En Suiza se considera que están en riesgo de pobreza aquellas personas que viven en hogares cuya renta es inferior al 60% de la mediana de la renta del país, es decir, cuyos ingresos están por debajo del umbral de pobreza. Acorde con esto, el umbral de pobreza es un indicador del nivel de vida medio de la población, según el cual cuanto mayor sea el umbral de pobreza, mayor será el nivel de vida de la sociedad.
En Estados Unidos manejan una línea de pobreza que corresponde al costo en dólares del plan de alimentos del Departamento de Agricultura, multiplicado por un factor de 3. El multiplicador se basa en estudios que muestran que los costos de la comida representan la tercera parte del ingreso total y la cifra se ajusta anualmente con la inflación.
En Canadá existe la Línea Oficial de Pobreza y la Medida de Bajos Ingresos. La primera, refleja lo que
los canadienses necesitan para satisfacer sus necesidades básicas y lograr un nivel de vida modesto. La segunda, es una medida relativa de bajos ingresos que rastrea la proporción de canadienses con ingresos que están por debajo del 50% del ingreso medio después de impuestos y de transferencia. También, la pobreza se mide por una tabla en la que se determina si una persona logra o requiere un 20% adicional a sus ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.