En la misa matutina en la Capilla de Santa Marta, donde el papa Francisco celebra su servicio diario, el 11 de abril de 2014, refiriéndose a la personalidad de Satanás dijo que hablar del diablo hoy no es que sea cosa “de antiguos”; la presencia del diablo en el mundo es evidente; y es necesario “tomar en serio estas cosas”.
El diablo existe también en el siglo XXI, “debemos aprender del Evangelio cómo luchar” contra él para no caer en la trampa.
La serpiente en la Biblia “es el primer animal que se menciona y tal vez creo que sea el último, con la victoria de Dios sobre el demonio”.
Sin embargo, recordó en la eucaristía en ese mismo lugar el 14 de septiembre de 2018, que “la serpiente antigua destruida todavía ladra, todavía amenaza, pero, como decían los padres de la Iglesia, es un perro encadenado: no te acerques y no te morderá; pero si tú vas a acariciarlo porque el encanto te lleva ahí como si fuera un cachorro, prepárate, te destruirá”.
En cuanto a clase de serpientes, Francisco recuerda en la misa privada del 15 de marzo de 2016 que en el discurrir del cristianismo se distinguen dos clases, “la que mata y la que salva”; está “la que es tiza en el desierto la salvación”, es de hecho, “elevada y todo el que la mira es sanada”; aquella “la gran serpiente antigua, el gran Acusador”.
La primera serpiente, la que mata está representada por Satanás, presumido de “astuto”, que “presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción”; volviéndose siempre con sus tentaciones, que como lo enseña el papa argentino siempre tienen “tres características: crece, se contagia y se justifica”.
Un ejemplo de esas tentaciones son las “habladurías y todos nosotros hemos sido tentados de criticar”, indicó el papa. Satán lo hace para quedar contento. De hecho, Satanás “estaba feliz el viernes santo, estaba feliz; estaba tan feliz que no se dio cuenta que estaba la gran trampa de la historia en la que caería. Vio a Jesús tan deshecho, harapiento y como el pez hambriento que va al cebo atado al anzuelo él fue allí y se tragó a Jesús. Eso lo dicen los padres de la Iglesia”, dijo Francisco en una de las homilías en la Capilla de Santa Marta.
“Su victoria lo volvió ciego, se tragó este “trapo”, este Jesús destruido. Estaba feliz, pero en ese momento se tragó también la divinidad porque era el cebo unido al anzuelo con el pez”, reveló.
Frente a los ataques del demonio ¿Qué hacer?
Vigilar sobre todo contra los “demonios educados”, que entran en el alma sin que uno se dé cuenta, expresó el papa. “No ser ingenuos; siempre velar, velar contra el engaño, contra la seducción del maligno”; y en esta lucha no estamos solos; “los ángeles nos defienden, luchan para hacer que el hombre venza; porque el Señor ha confiado a los arcángeles la tarea de defender al hombre. Y es precisamente el papel de Miguel, Gabriel y Rafael”, señaló el pontífice de Roma.
@luforero4