Muchas veces, el terror como género cinematográfico toma formas particulares para transformarse hacia las nuevas audiencias. Tal vez esto desemboca en una tendencia a mostrar violencia desmedida, que toma cada vez más fuerza en películas como la trilogía de Terrifier o cintas destacadas en ese estilo como De Naturaleza Violenta (2024) o la reconocida cinta argentina Cuando Acecha la Maldad (2023).

Por cuenta de esta tendencia y luego de ver nombres tan importantes detrás de un proyecto como el del maestro del terror Stephen King, donde la película utilizó un relato corto de su autoría, la producción de James Wan parece perder toda su calidad mientras no esté al lado de Leigh Whannell. Un nombre tan relevante como el del director estadounidense Oz Perkins, luego de venir con una cinta de tanta calidad, con tan buenas atmósferas y una atractiva oscuridad como Longlegs (2024), ¿cómo es posible que llegue a una película con este tipo de calidad narrativa?

El mono cuenta la historia de los gemelos Hal y Bill (Theo James) que descubren un antiguo mono de juguete de su padre en el ático. Gracias a esto, se desatan una serie de truculentas muertes a su alrededor. Los hermanos deciden tirar el mono y continuar con sus vidas, distanciados con el paso de los años, pero cuando las misteriosas muertes vuelven a sucederse, los hermanos deberán reunirse para destruir el mono antes de que acabe con las vidas de todos a su alrededor.

La película arranca bajo una premisa violenta, asegurando al espectador la manera en que se va a desarrollar la trama (si esta existe), ya que la linealidad de la historia la hace torpe y solo intenta ser entretenida gracias a la actuación de los gemelos en su etapa adolescente. En la primera parte, se impulsa únicamente por un humor desalineado y las violentas muertes que cada vez son más sangrientas, intentando recrear el absurdo de la violencia, al mejor estilo del cine clase B, pero no lo consigue.

De la misma forma, las actuaciones dentro del absurdo se suponen deben funcionar, pero lo que hacen es debilitar aún más la idea de que la muerte es inevitable y habita en cualquier rincón, uno de los pilares conceptuales de la película. Lamentablemente, la convierten en algo muy cercano a la franquicia de Destino final, que termina por convertirla en algo insípido y sin la fuerza, todo lo contrario a lo que se esperaba de un director como Oz Perkins. Juzguen ustedes.