Luego de 5 secuelas y una precuela de esta reconocida saga de robots, Transformers One, regresa a la pantalla grande con una historia de origen, que más que mostrar algo nuevo, toma un nuevo aire para que se olvide lo hecho por Michael Bay.
Transformers One es una cinta de animación dirigida por Josh Cooley, director de cintas como Toy Story 4, que estuvo involucrado como guionista en Intensamente 1 (2015).
Es interesante que la cinta cuente lo que todo seguidor del Universo de los Transformers sabe, pero que nadie ha visto en pantalla. Por eso es la historia jamás contada del origen de Optimus Prime y Megatron, y de cómo pasaron de ser hermanos de armas a los más grandes enemigos, que cambiaron Cybertron para siempre.
Desde el inicio, la cinta se centra en la amistad de los dos protagonistas, con mensajes sobre la camaradería y cómo se apoyan el uno al otro.
El primer acto de Transformers One está enfocado en el público más pequeño, con marcadas referencias al Episodio I: la amenaza fantasma (1999), y secuencias cercanas a Speed Racer (2008) de Lana Wachowski y Lilly Wachowski.
En el segundo y tercer actos Transformers One entra a desarrollar sus personajes principales, y a encarrilar sus motivaciones, pero en un marco infantil, sin referirse a aspectos más adultos que pudieron enriquecer sus personajes.
Aun así, la dinámica de animación y su calidad que recrean el mundo de Cybertron y su mitología, es suficiente para iniciar una nueva franquicia que intenta darle un segundo aire luego de una excesiva producción de películas que a mi parecer saturan a los fans y de paso al mercado.
Esto le confiere un mérito adicional a la película que logra sostener la atención de la franquicia, para renovarla con buen humor y con una suficiente coherencia para cumplir esa gran tarea de entretener a los más chicos y a sus acompañantes, casi por igual, como solo ha logrado la saga de Toy Story.
Una película que sorprende por su frescura, por su historia que la hace entretenida en las voces de Scarlett Johansson, Chris Hemsworth, Laurence Fishburne y Steve Buscemi entre otros.
Transformers One dista mucho de ser una película redonda, mucho menos perfecta, pero que no se puede negar es mejor que sus antecesoras, que solo querían vender juguetes: esta se siente y se ve que se hizo con amor y con pasión por la franquicia como Alien: Romulus, que, aunque tiene cosas que podrían mejorar, vale la pena verla y disfrutarla para ver si se inclinan por los Autobots o Decepticons. ¿Cuál es tu favorito?