Es ampliamente conocido que en Colombia celebramos la Nochebuena el 24 de diciembre y la Navidad el día siguiente, fecha que conmemora el nacimiento de Jesús en un pesebre, según el relato bíblico.
Durante estas ocasiones especiales, decoramos nuestras casas con adornos alusivos a entornos europeos y norteamericanos, con colores rojo y blanco, éste ultimo recordando la nieve que en nuestros país ya es muy escasa y solo cae en los nevados.
El rojo y papá Noel corresponde a una imagen de CocaCola quienes aprovecha la tradición de Nicolás de Bari, quien se destacó por su enorme caridad hacia los más necesitados, preocupándose especialmente por los niños y fue conocido como episcopus puerorum, es decir, el obispo de los niños.
La tradición del pesebre, que tiene origen en San Francisco de Asís, se adorna con diversidad de imágenes, se cubría con musgo y otras plantas de bosques, lo que generaba un delicioso aroma en casa, pero daños ambientales, en muchos casos de consideración.
En el mundo del Imperio Romano estas fechas guarda similitudes con las festividades Saturnales, festividades paganas en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha. Inicialmente, estas celebraciones tenían lugar entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, el periodo más oscuro del año, cuando el sol sale más tarde y se oculta más temprano.
En esa época, las labores agrícolas llegaban a su conclusión, brindando a los campesinos y esclavos la oportunidad de posponer sus quehaceres diarios. Similar a lo que hacemos hoy los romanos de esos tiempos aprovechaban para visitar a sus familiares y amigos, intercambiar obsequios y participar de la mesa con los alimentos de la temporada.
A lo largo de aproximadamente siete días, los esclavos disfrutaban de ciertas concesiones, como la posibilidad de vestir la indumentaria de sus amos y recibir atención sin temor a represalias.
En la antigua Roma, también se conmemoraba el 25 de diciembre con la festividad de Natalis Solis Invicti, vinculada al nacimiento de Apolo. Este día se asociaba al solsticio de invierno, que los romanos llamaban bruma. Cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., el 25 de diciembre debió situarse entre el 21 y el 22 de diciembre en nuestro Calendario Gregoriano. La idea de celebrar el 25 de diciembre como el nacimiento de Jesucristo se inspiró en estas festividades romanas.
Con la intención de convertir el mundo del imperio Romano al nuevo mundo cristiano, los orígenes de la Navidad se remontan a los años 320-353, durante el reinado del papa Julio I, quien estableció la festividad del 25 de diciembre. Después del año 440, el Papa León Magno fijó esta fecha para celebrar la Natividad, y casi cien años después, en 529, el emperador Justiniano la declaró como festividad del Imperio. Se calcula que Jesús nació probablemente en la estación de la primavera.
Hoy en día buena parte de la fiestas están dedicadas al comercio y consumo de bienes y servicios, de vacaciones y viajes, de encuentros familiares, pero en la mayoría de los casos poco se recuerda el fundamento cristiano de esta fiesta de la Navidad, recordar el nacimiento de Jesús y su familia: José y María.