Por Por: José Sánchez. 7mo semestre
“Queridos amigos buenas tardes, por favor, apaguen sus celulares, hagan un poquito de silencio y disfruten de la función”. Fanny Mikey
Tramoyeros en su lugar, telones a punto de abrir, luces cenitales listas, el escenario en rotundo silencio a expectativa de quién pueda ser: una criada del siglo XV bajo la pluma de Moliere, La celestina, una prostituta en los textos de la tragicomedia Ibérica, una cortesana en espera de un amor joven en París o la Dama del Teatro que impulsó la industria de las artes escénicas en Colombia e inauguró en 1988 el festival que pone a destino a más de un extranjero, cada dos años durante dos semanas, para que sea testigo del Festival Iberoamericano de teatro en Colombia.
Fanny Elisa Mikey Orlanszky nació en Buenos Aires Argentina en 1930. La familia Mikey era de origen judío, y escapó de Lituania a Buenos Aires tras los sedimentos de la gran guerra. La escritura del apellido original era Mikeaj, pero por error de un empleado de migración se quedó Mickey.
Al terminar el liceo y luego de tener una discusión con su padre que finalizó en golpiza, tras comentarle que no iba estudiar derecho para estar en disposición del teatro, abandonó su casa.
A los 21 años fue gerente de una empresa argentina de juguetes con 400 obreros. Formó su talento y carácter actoral con los pioneros del Teatro Independiente de Argentina, Juan Carlos Gené, Roberto Durán, Alejandra Botero y Pedro Martínez, este último por el cual llegó al puerto de Buenaventura.
1958 fue el año que le abrió las puertas a Fanny en Colombia, que de inmediato se percató que el teatro estaba en la radio y la televisión, pero no en las calles, y fue así como desde la ciudad de Cali empezó sus experiencias actorales en el Teatro Experimental. Luego llegó a la capital al Teatro Popular de Bogotá.
Diez años más tarde Fanny fue retratada desnuda para el libro “La Vida Pública” por el fotógrafo Hernán Díaz, lo cual causó tanto estupor como aceptación en la sociedad colombiana por tratarse de uno de los primeros desnudos en el país.
Su nacionalidad como colombiana le fue otorgada por el canciller Indalecio Liévano. Con su espíritu emprendedor comenzó a formar el enfoque comercial del Teatro Nacional, en donde se encendía una vela cada función para que la boletería se vendiera.
La dama de las tablas construyó junto con Ramiro Osorio El Festival Iberoamericano de Teatro, patrimonio cultural de la nación, una invitación para que miles de grupos de teatro del mundo pongan en las calles mediante actos artísticos sus sueños en Colombia.
“si hubiera una política más coherente del estado se podría crear un movimiento mucho más grande de teatro (…) yo no quiero que el gobierno monte obras (…) Yo quiero que dé becas y ayude a la gente”. Estas son las inolvidables palabras de Mikey, inmortalizadas en el libro “Por el placer de vivir”, escrito por el actor Humberto Dorado.