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Filosofía para niños: posibilidad, alcances y desafíos

Escrito por Giovanny Ramírez, estudiante de Licenciatura en Filosofía

Cuando se habla de educación es difícil no pensar en tiza (ahora marcador), tablero y lengua, es decir, en un profesor que, a base de discursos fríos y oscuros, llena con una serie de contenidos las cabezas de los alumnos.  Esto no es casualidad. La mayoría de los adultos de hoy se han formado bajo el modelo pedagógico tradicional, en el que el saber se imparte de modo jerárquico, siendo el profesor el dueño absoluto del conocimiento; y los alumnos, sujetos pasivos que necesitan digerir grandes cantidades de información, para luego ser “expulsadas” en un examen que medirá cuánto han aprendido. Lamentablemente, pese a los grandes esfuerzos teóricos por cambiar esta lógica, las huellas pedagógicas de este modelo siguen sin ser borradas del sistema educativo.

Frente a esta situación, han salido nuevas y diversas alternativas que, desde lugares particulares, han logrado procesos formativos con alta calidad humana y académica. Tal es el caso del grupo IREF (Innovación e Investigación para la Enseñanza de la Filosofía), el cual ya cuenta con treinta años de labores, teniendo sede principal en Cataluña – España. Su fundadora, Irene de Puig, nos contó la experiencia que en estos años ha tenido, sus impactos y desafíos ante las dinámicas actuales.

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Su proyecto está anclado en la propuesta de Filosofía para Niños del pensador norteamericano Matthew Lipman, quien, según la propia Irene, apostó por “clases de filosofía que no fueran ni dogmáticas ni magistrales, donde los alumnos de filosofía no tuvieran que conocer solamente las ideas de otros filósofos, sino que tuvieran que discutirlas, compartirlas, comprenderlas, hacerlas suyas”.

Y es que, a pesar de tener un rigor académico fuerte, Lipman mantuvo una sensibilidad latente hacia la educación. Su filosofía, fue antes que todo, una filosofía práctica, una apuesta en escena de la vida misma. “La gran novedad, la revolución que hizo Lipman respecto al trabajo con filosofía,fue la de conseguir que la historia del pensamiento estuviera contada no como una historieta de cuentos o de comics, sino con toda la seriedad; con las referencias de todos los grandes filósofos de la historia” aseguró Irene. Su práctica educativa se convirtió pronto en una alternativa pertinente en diferentes contextos del mundo, haciendo del aprendizaje y de la filosofía misma, un juego de niños; y claro, sin perder de vista la seriedad académica que se necesita en todo proyecto educativo.

Al respecto, asegura Irene, que sus novelas“parecen inocentes en principio, pero realmente están cargadas de sentido, de pensamiento, de referencias bibliográficas profundas, pero sin la carga erudita, pesada, que no podría ser comprensible y digerible para los niños”. Es por esta razón que han sido traducidas a muchos idiomas,convirtiéndose en un referente para nuevas apuestas de pedagogía. La gran idea de Lipman, nos contó Irene, “fue decidir que los libros de texto para niños, tuvieran problemas filosóficos sin las capas gruesas de los textos académicos”. Sin duda, una propuesta sugerente que, bajo nuevos matices y según los distintos contextos, sigue teniendo que decir, pues como aseguró Irene, “Lipman está vivo, solo que hay que saberle leer”, hay que saberle poner en contexto.

Conduce: Víctor Rojas, Valkyria Bernal y Paula Rodríguez

| Nota del editor *

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