Si bien Christopher Froome llegó en medio de incógnitas y dudas al Giro de Italia, no dejó de ser uno de los favoritos y uno de los llamados a disputar la Maglia rosa, pese a que el británico se consagró en Roma, su coronación en la corsa rosa deja muchas dudas.
Froome se coronó como campeón del Giro de Italia luego de un ataque en la etapa 19, donde a falta de 80 kilómetros a meta rompió la carrera y dejó en jaque a Simon Yates, llegando a tener más de 20 minutos de diferencia sobre el ciclista del Mitchelton – Scott, además de subirse al primer lugar de la clasificación general.
El líder de filas del Team Sky demostró una vez más que es el mejor vueltomano de la década, luego de conseguir ser campeón de las tres grandes vueltas, algo que solo han conseguido unos pocos ciclistas en la historia. Sin embargo, la duda sigue sobre el ciclista británico tras conocerse su positivo por Salbutamol y del cual ni la Unión Ciclística Internacional ni el TAS se han pronunciado o si habrá o no sanción para el británico.
La consagración de Froome en el Giro de Italia se vuelve anecdótica por el hecho de haber comenzado de una manera poco usual para él, ya que llegó cuestionado por el positivo por dopaje en La Vuelta España y que durante las dos primeras semanas no mostró su mejor nivel de forma.
Luego de su victoria en el Zoncolan, el británico comenzó a buscar su pico más alto de rendimiento, a pesar de ceder tiempo durante la contrarreloj individual de la etapa 16 Froome apeló una vez más a hacer posible lo imposible y gracias a su esfuerzo individual apoyado en el trabajo de su equipo para que en el Colle Delle Finestre saco la suficiente diferencia para saltar del cuarto al primer lugar de la general, para finalmente llegar a Roma como campeón.