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La conspiración del virus

Esta pandemia empezó el 17 de noviembre de 2019 en Wuhan China, el primer infectado del Covid-19 fue un señor de 55 años, según CSSE de la Universidad de Johns Hopkins, pero ¿por qué fue causado?, o ¿qué hizo que este virus fuera creado? Lo que es claro es que sí puede crearse un virus en laboratorios.

Por: Dayane Geraldine Muñoz Silva

Jasel Suárez es bióloga y certificada de los cursos: “Difusor Comunicador en Covid-19”, “Prevención y control de infecciones (PCI) causadas por el nuevo coronavirus (COVID-19)” y “Epidemiologia ambiental” en conjunto con La Organización Panamericana de la Salud (PAHO), Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Cruz Roja Colombiana.

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Suárez expresa que las conspiraciones acerca del COVID-19 son muchas. Sin embargo, la teoría de la creación en un laboratorio del SARS-CoV-19 o “Coronavirus”, como es conocido comúnmente, es totalmente falsa. Para ello es necesario un esqueleto o un genoma base, el cual contiene proteínas que le dan características específicas a dicho virus. Es decir, se podrían insertar genes de otros virus a dicho genoma inicial y así darle características múltiples de otros organismos.

No obstante, ese esqueleto inicial (Backbone en términos de genética) es una “huella” que se rastrea fácilmente con técnicas de secuenciación, las cuales arrojarían qué genes se tomaron y de dónde. Para el caso del SARS-Cov-19 los estudios publicados en la revista científica Nature por los autores Andersen, KG, Rambaut, A., Lipkin, WI, indicaron que el SARS-Cov-19 es el resultado de mutaciones provocadas por selección natural (conjunto de fuerzas de sistemas bióticos y abióticos dentro del medio circundante, el cual permite que una especie se reproduzca y persista en la naturaleza) y que todos los genomas del SARS-CoV-19 secuenciados hasta ahora tienen las características genómicas descritas anteriormente de otros coronavirus y, por lo tanto, se derivan de un ancestro común que también los tenía.

En el estudio se evidenció hasta un 96% de similitud en secuencias de RaTG13 (murciélago) y Pangolín, es decir, ha habido pequeños cambios en las pares de bases o algún nucleótido de otros coronavirus y el coronavirus de humanos, lo que muestra que ha sido un proceso netamente natural a través del tiempo.

Una de las razones por las cuales se cambió el nombre del coronavirus fue, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud OMS, por el primer brote que se informó el 31 de diciembre de 2019 y tomándose de las palabras en inglés “corona” “virus”, volviéndose así Covid-19. El Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) lo llama SARS-COVID-2, por lo que es miembro de otros virus y así aclarando que este es nuevo.

El Coronavirus es un virus respiratorio, que al inhalar pequeñas partículas de una persona infectada o tocar una superficie en donde se encuentre el virus y llevar las manos al rostro, la persona se contagiaría.

William Schaffner, profesor de Medicina Preventiva y Enfermedades Infecciosas del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos, explica: “El virus puede producir entre 10 mil o 100 mil copias, cuando están listas salen de la célula y la destruyen, ahí comienzan a contagiar a sus vecinos, el cuerpo se da cuenta que el virus está allí y produce una respuesta inflamatoria para tratar de combatirlo, es ahí donde empiezan los síntomas como dolor de garganta, se puede sentir la nariz tapada, y se dirige a los conductos bronquiales que son la vías respiratorias llegando a los pulmones donde provocan una inflamación, esto genera irritación por eso se empieza a toser, mientras esto ocurre se intensifica la respuesta inflamatoria por que el cuerpo  pelea contra el virus, como consecuencia aparece la fiebre.

La situación puede empeorar si el virus pasa de los conductos bronquiales a los pulmones provocando una inflamación que es lo que llamamos neumonía, nuestro organismo reacciona a ella para evitar que la infección tome nuestras células y nuestro cuerpo se defiende produciendo sustancias que pueden ser muy agresivas. En el caso de la neumonía crea congestión en los pequeños sacos de aire en la base de los pulmones (los alvéolos), estas son las pequeñas estructuras que normalmente se llenan de aire y  en las paredes se produce el intercambio gaseoso, por el cual llega el oxígeno a la sangre y nos deshacemos del dióxido de carbono, pero si estos sacos están llenos de infección, tienen muy poco espacio para el aire y si el cuerpo no recibe suficiente oxigeno se produce una falla respiratoria, (el corazón al no recibir suficiente oxígeno a través de la corriente sanguínea, no puede funcionar)”.

De acuerdo con un análisis de la OMS basado en el estudio de 56 mil pacientes, el 80% de los infectados desarrollará síntomas leves (fiebre, tos y, en algunos casos, neumonía), el 14% síntomas severos (dificultad para respirar y falta de aire) y un 6% sufrirá una enfermedad grave (falla pulmonar, choque séptico, fallo orgánico y riesgo de muerte).

Jasel Suarez también explica que sí es posible la mutación de este virus, una mutación se refiere a la síntesis molecular o modificación de uno o varios cambios de nucleótidos en un gen que lo diferencia de su parental.

El SARS-Cov-19 se reproduce a través de células huésped, en este caso (humanos), e inyecta su ARN, habilitando la capacidad del virus para replicarse en células sanas. Estos virus se propagan en el organismo, pero en ese momento es cuando el sistema inmunológico interviene. Cuando el mismo virus intenta adherirse a la célula huésped, ésta puede estar bloqueada y el virus muta para poder continuar replicándose. Los virus pueden cambiar las proteínas que los recubren, como una especie de disfraz, para que las células huésped no las reconozcan y puedan sujetarse nuevamente a las células. Adicional a esto, científicos y colegas en Islandia encontraron más de 40 mutaciones en el Covid-19, entre personas infectadas en dicho país, en España se afirma que el virus está en continua mutación, pero no están asociadas a mayor virulencia, letalidad o alguna propiedad interesante vista desde el punto de vista epidemiológico.

No obstante, al COVID-19 no se le ha generado la vacuna que proporcione inmunidad frente a este virus, pero se han desarrollado varios avances para la creación de esta. En Wuhan, China, desde el 23 de marzo, se empezó a realizar pruebas a 108 voluntarios infectados de edades entre 18 a 60 años, mientras que se han iniciado investigaciones dichas por el doctor Peter Openshaw, asesor del gobierno británico, donde ha tenido una seguridad del 80% para la vacuna, la cual está pensada estar lista en septiembre por lo cual estos avances han sido soportables, indicando un buen camino para el desarrollo de dicho estudio.

La idea es que la cura tenga efectividad y que no presente ningún riesgo para la salud de la persona que se le haya aplicado en el menor lapso posible, el tiempo es crucial en este problema global, por lo que así se salvarían millones de vidas y evitaría la continuidad de la crisis mundial en la que vivimos.

| Nota del editor *

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