Porque la carrera Séptima de Bogotá se ha catalogado a través del tiempo como un hito necesario de defender. Porque sobre esta vía principal acontecieron sucesos fundamentales, porque ha sido sustento de árboles centenarios ubicados en el también antiquísimo Parque Nacional, árboles que caerían bajo las motosierras implacables.
Por estas y muchas razones más que incluyen el aumento de la contaminación ambiental y la consecuente afectación para la salud de los capitalinos, y, porque no es esta la única ni última opción de movilidad, son muchos quienes se oponen a la instalación de este sistema de transporte masivo que ya dejó pruebas de cómo convierte en gris pulmones y medio ambiente.
En contravía del Transmilenio por la carrera Séptima de Bogotá, hay personas de todas las tendencias políticas. Porque es también un hecho político. Conservadores como David Barguil. Liberales de expresiones no muy tradicionales como Rodrigo Lara. Representantes de la izquierda, como Jorge Robledo. Ciudadanos del común, ambientalistas, periodistas, amantes de ese corredor vial tradicional, se oponen.
Incluso solicitan el retorno a opciones mencionadas en alcaldías anteriores. Pero el alcalde Enrique Peñalosa no cede. Continúa en su empeño. Aún así, no todo está perdido.
Uno de los principales promotores, el abogado Edmundo López Gutiérrez, egresado de la Universidad del Rosario, estudiante actual de maestría, y activista desde diferentes espacios ciudadanos, explicó las razones de la oposición en la que persisten, sin perder la esperanza de lograr que los bogotanos levanten la voz y la mirada con la dignidad suficiente para frenar la intención.
El ejemplo mencionado por López Gutiérrez está sobre la mesa: después de muchos años de protestas aisladas, de silencios en sumisión, de gritos acallados, los estudiantes hoy, tras varias expresiones de rebeldía con argumento y arte, están ad portas de alcanzar que el gobierno Duque les otorgue la razón.
López Gutiérrez dijo a En Vía Contraria de Uniminuto Radio 1430AM: