Por: Valentina García y Mabel Marín
El coordinador del colegio Psicopedagógico Monseñor Jaime Alberto Bonilla Nieto, hace una denuncia ciudadana, ya que el nivel de inseguridad ha aumentado en los últimos meses debido a la presencia de los habitantes de calle en el sector.
Cuando se creía que estos barrios tenían calma, vuelve con más fuerza la inseguridad y la incertidumbre se apodera de los habitantes de la localidad de Usme, pues se sienten agobiados y temen por su seguridad. Por esta razón piden a las autoridades se tomen las medidas pertinentes con los delincuentes y se mitigue la problemática que los azota a diario.
La comunidad de la localidad de Usme hace un llamado a las entidades gubernamentales para que se le preste la atención correspondiente a la cuestión, se logre fortalecer la seguridad y se pueda promover la sana convivencia entre los ciudadanos.
Como es el caso de Rafael García Amaya, coordinador académico del colegio Psicopedagógico Monseñor Jaime Alberto Bonilla Nieto del barrio La Aurora, quien exige que se le brinde especial cuidado al tema, sobretodo porque en medio de esta problemática se encuentran menores de edad, los cuales estarían expuestos en su recorrido de la institución a sus hogares, “nos hemos visto afectados como comunidad educativa porque al ingreso y salida de los estudiantes no se garantiza la seguridad de ellos a la hora de movilizarse de un lugar a otro. Aunque el colegio ha implementado rutas seguras, lo que hacemos es que los que viven en los mismos sectores se van en grupos grandes y deben reportarse al momento que lleguen a sus casas a través de los grupos de WhatsApp, pero no ha sido suficiente. Los robos siguen siendo constantes”.
Adicional a esto, demuestra su inconformidad con el hecho de que estos habitantes de calle permanecen durante el día a los alrededores de la institución educativa, lo que genera mal aspecto a la misma, provoca malos olores y desorden en la vía, “realmente para nosotros como institución, lidiar con estas personas se ha convertido en un problema. Reconocemos que no tienen hogar y que la calle es el único lugar donde pueden pasar la noche, pero el inconveniente radica en que algunos arman su cama en el andén y es un desorden constante. Ya se les ha dicho varias veces pero son las autoridades las que deben encargarse de ellos”. Además de esto, el coordinador asegura que la grosería y las continuas discusiones entre ellos mismo es un gran malestar.
Sin embargo, la policía del CAI de La Aurora, bajo el mando del Subteniente José Díaz, responde a la comunidad expresando que se han ido adelantando estrategias para contrarrestar la problemática y generar tranquilidad en el barrio, “Las estrategias que se han llevado a cabo para mejorar la seguridad han sido, principalmente, entrar a crear un frente de seguridad en compañía del presidente de la Junta de Acción Comunal. Así mismo, establecer contacto con los ciudadanos que tienen acceso a cámaras de video, y mejorar la efectividad a la hora de los procesos delictivos con el fin de ser eficaces y así aportar a la seguridad del barrio”.
Pese a los esfuerzos de las autoridades competentes, los resultados no han sido evidentes y la preocupación crece. Una madre de familia de este colegio, manifiesta que teme por su seguridad, puesto que a diario tiene que hacer un largo recorrido para llevar y recoger a su hijo, “en mi caso me preocupa mucho que algo pueda pasarnos, porque vivimos arriba en Valles de Cafam, salimos muy temprano y en nuestro recorrido vemos varios amigos de lo ajeno. Es más, en Valles también aumentó la delincuencia, es como si recorrieran todos los barrios cercanos esperando a ver qué maldad pueden hacer”.
Respecto a la situación del barrio Valles de Cafam, el presidente de la Junta de Acción Comunal, Jorge Gaitán, ha implementado dinámicas con la misma comunidad para hacerle frente a la inseguridad, “nosotros hemos implementado estrategias con la comunidad como la creación de frentes de seguridad para que los ciudadanos participen, teniendo en cuenta que el apoyo por parte de la policía es ineficiente, porque son muy pocos para cubrir la zona. Entonces nos tocó con la misma comunidad formular las estrategias para cuidarnos entre todos. Además, realizamos campañas de prevención con los habitantes”.
Del mismo modo, los habitantes de calle piden que no se generalice, pues se sienten discriminados y aseguran que no todos son delincuentes, Alexander Rojas, conocido con el alias de “Conejo” en el sector, asegura que “yo me siento agobiado por la sociedad, porque por uno nos hacen pagar a todos. En realidad nos están discriminando por ser habitantes de calle, aunque soy consciente que el camuflaje se presta para vender droga, hacer sus fechorías y afectar a las personas, pero no todos hacemos lo mismo. En mi caso yo le doy gracias al colegio porque ellos me han permitido quedarme ahí afuera, sin embargo yo me levanto temprano y dejo todo organizado para cuando los niños lleguen no vean desorden. Procuro cuidar a los chicos cuando salen, en muchas ocasiones me toca pelear con los otros porque quieren hacer lo que quieran en vez de ayudar a cuidar a los niños”.
Esta historia de temor e incertidumbre parece ver la luz con las páginas de un nuevo capítulo de tranquilidad que escribe la comunidad de la mano de la alcaldía local de Usme. Se han generado algunas propuestas tales como el proyecto del 17 de diciembre de 2018, “proyecto para fortalecer la seguridad y la convivencia ciudadana en Usme”, que se ha ido implementando durante estos años y tiene como fin afrontar las diferencias que se presentan al interior de las comunidades de la localidad, construyendo así un entorno más tolerante y respetuoso. Este proyecto se ejecuta bajo el contrato 262 que vinculará a 3.051 habitantes de la localidad.
La comunidad espera que gracias al trabajo colectivo que se ha llevado a cabo en la localidad de Usme se logren bajar los índices de inseguridad y la ciudadanía pueda volver a la serenidad que tenía antes.