Por: Ana Sofía Cueto Cuartas. 4.° semestre
Hay dos indicadores que evalúan la deserción en la educación en Colombia. El primero es la Tasa de Deserción Anual (TDA) que en 2021 alcanzó el 10.08%, representando un aumento de 1.22 puntos porcentuales en comparación con el año de la pandemia. Este dato significa que más de uno de cada diez estudiantes abandonó sus estudios en ese período. El segundo indicador es la Tasa de Ausencia Intersemestral (TAI) que mide el riesgo de que los estudiantes no se matriculen en el siguiente semestre. A pesar de los desafíos, la TAI mostró una leve mejora, disminuyendo del 14.66% en 2020 al 12.84% en 2021, lo que indica una ligera reducción en el riesgo de deserción. Sin embargo, la deserción sigue siendo un problema significativo que requiere soluciones estructurales para que más jóvenes colombianos puedan completar su educación superior.
Causas de la deserción
Entre los factores académicos y no académicos que contribuyen en la deserción universitaria se destacan la falta de recursos económicos, el hecho de que algunos estudiantes deben trabajar y el impacto de las personas que dependen económicamente de sí mismas. La falta de orientación adecuada en la elección de una carrera es otro factor para tener en cuenta, puesto que la decisión puede estar influenciada por factores sociales como el prestigio de una profesión o las posibles ganancias económicas que se puedan derivar del hecho de optar qué estudiar. También sirven como explicación de este fenómeno la calidad de la educación, la equidad en el acceso y la permanencia, entre otros.
Durante el Foro Expectativas de los Jóvenes y Acceso a la Educación Superior: ¿Desafíos de la universidad privada? la profesora Natalia Urbano de la Universidad del Rosario afirmó: “Solo 4 de cada 10 estudiantes que terminan el bachillerato logran acceder a la educación superior en el país”, e hizo hincapié en la baja cobertura de las Instituciones de Educación Superior (IES) en el territorio nacional.
Por su parte, Cristian Mahecha, un joven con deseos de ingresar a la universidad, señala: “La principal razón por la que no he podido acceder a la educación superior es la falta de dinero y recursos que me permitan mantener estabilidad durante mis estudios”. Mahecha considera que debería existir una iniciativa para apoyar a aquellos que no pueden continuar sus estudios debido a los altos costos, facilitándoles el acceso a quienes están comprometidos con obtener un título. Mahecha cree que: “Las universidades deberían ofrecer más opciones para facilitar el pago de los semestres”. Mientras tanto, ha estado realizando cursos con el SENA.
Impacto de la pandemia en la deserción
La pandemia generó un impacto significativo en la educación superior, especialmente en términos de permanencia estudiantil. La transición repentina hacia la educación virtual, la crisis económica, la falta de acceso a recursos tecnológicos, y las dificultades para adaptarse a la nueva modalidad de estudio, junto con factores relacionados con el bienestar psicológico, aumentaron las tasas de abandono.
Un estudio realizado por el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana señaló que: “La deserción se concentra en los primeros semestres de los programas universitarios”. En el segundo semestre de 2020 se reportó la tasa más alta de deserción, con un 12.6% de estudiantes matriculados que abandonaron sus estudios. Al respecto el informe de la Universidad Javeriana insiste: “Los primeros semestres son una etapa crucial en la vida de los estudiantes, donde enfrentan sus expectativas con la realidad de la educación superior. También es un momento de mayor vulnerabilidad, debido a la falta de apoyo económico, orientación, y a la calidad de la educación recibida antes de ingresar a una IES”.
Estrategias para combatir la deserción
El Ministerio de Educación Nacional ha implementado diversas estrategias para mejorar la permanencia estudiantil a través del Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de Educación Superior (SPADIES). Este sistema proporciona herramientas y datos para analizar los factores que inciden en la deserción, con el objetivo de desarrollar políticas y programas que promuevan la permanencia de los estudiantes. Se trata de una serie de acciones de seguimiento a la gestión institucional y a intervenciones que las universidades pueden adoptar, de acuerdo con los lineamientos del Ministerio, para apoyar a los estudiantes en riesgo.
Por otro lado, el Gobierno Nacional ofrece diversas opciones e iniciativas para respaldar a los estudiantes en su acceso y permanencia en la educación superior, entre las que se encuentran créditos condonables, becas y auxilios a través del ICETEX.
Con el tiempo se han transformado o mejorado programas como Ser Pilo Paga, que surgió durante el gobierno de Juan Manuel Santos y luego evolucionó a Generación E bajo la presidencia de Iván Duque. Además, existen políticas como la matrícula cero en instituciones de educación superior públicas y la iniciativa de gratuidad denominada Puedo estudiar, implementada durante el gobierno de Gustavo Petro. En Bogotá se han desarrollado programas como Jóvenes a la U, que posteriormente se transformó en Jóvenes a la E. Todos estos esfuerzos tienen un objetivo común: cerrar brechas y garantizar que más jóvenes puedan acceder a la educación superior.
Angie Leguizamón, estudiante de licenciatura en educación infantil, afirma: “La política de matrícula cero me ha permitido continuar con mis estudios, ya que, de no ser por este apoyo, el costo de un semestre habría endeudado a mis padres o a mí”. Aunque cuenta con apoyo económico familiar, habría enfrentado dificultades para cubrir otros gastos como transporte, alimentación y materiales de estudio. A pesar de las dificultades administrativas y los problemas derivados de irregularidades en la contratación de maestros, que afectan sus prácticas, Angie continúa con sus estudios gracias al respaldo económico y emocional de su familia.
El caso de UNIMINUTO
UNIMINUTO ha implementado diversas estrategias para combatir la deserción universitaria, centradas en el acompañamiento académico, emocional y económico de los estudiantes. Una de las principales iniciativas es la creación de programas de apoyo integral que incluyen tutorías, asesorías y seguimiento socioemocional, diseñados para identificar las necesidades particulares de cada estudiante y brindarles herramientas para su permanencia.
La universidad también realiza estudios periódicos sobre las causas de la deserción, como en la sede de Villavicencio, donde destacan factores como la falta de recursos económicos y la orientación vocacional inadecuada. A partir de estos diagnósticos, UNIMINUTO ha implementado estrategias de flexibilización en sus programas de estudio y ha potenciado las opciones de financiación para garantizar que los estudiantes puedan continuar su formación.
El área de Bienestar Universitario también cumple un papel fundamental al proporcionar apoyo financiero, acceso a becas y programas de pago flexibles, lo cual aborda uno de los principales factores de abandono: las dificultades económicas. Estos esfuerzos forman parte de una visión integral orientada a garantizar la retención y éxito académico de los estudiantes.
Emily Ramírez, estudiante activa de UNIMINUTO indica: “La razón por la que elegí esta universidad fue porque era la más accesible que encontré en mi carrera, además de que el pensum me resultó atractivo”. Ramírez puede continuar sus estudios gracias a la beca Corazón Agradecido, que cubre el 40% del costo total de su matrícula. Se enteró de esta beca luego de investigar los beneficios disponibles para las víctimas del conflicto armado, como es su caso.