Por: Lizeth Natalia Castillo y César Augusto Ramírez
Bogotá, al ser una ciudad industrializada, es un generador de estrés. Las personas antes de la cuarentena estaban acostumbradas a un ritmo de vida acelerado, sus preocupaciones eran otras y su mente al igual que su cuerpo, no estaban adaptados a permanecer tanto tiempo en un solo lugar.
Los ciudadanos no seguían una dieta adecuada, por lo cual la glucosa y el oxígeno que necesita el cerebro para mantener energía no era el suficiente, esto sumándolo a los malos hábitos de sueño, los hacía personas con síntomas de irritabilidad y agresividad. Ahora, con la situación que se presenta en el país, el aumento del insomnio y los cambios de rutina de las personas hacen que las preocupaciones y el estrés sean diferentes.
La sociedad ha dado un giro inesperado, las personas se han sometido a un ritmo de vida diferente. El levantarse, alistarse y salir a laborar o estudiar, para algunos es algo que ha quedado en el pasado. Con el aislamiento obligatorio, muchas personas se han adaptado a llevar un día a día encerrados en las 4 paredes de su casa.
“El estrés es una de las causas principales para que se dé el insomnio, está presente en un rango de edad entre los 20 y los 50 años” afirma Robinson Trujillo, miembro del grupo de investigación de neurociencias del Hospital Militar y de la Universidad Antonio Nariño. La agresividad e irritabilidad está presente en las personas que tienen este padecimiento. Esto último, ha generado un desequilibrio emocional haciendo que la vida de las personas se vea afectada y no encuentren una pronta salida a la situación actual.
Es silencioso y la mayoría de las personas no se dan cuenta que la falta de sueño está afectando su reloj biológico, siendo el insomnio una de las mayores consecuencias de la cuarentena. “Por lo general, me desvelaba porque compensaba esas horas en la mañana durmiendo. Durante este tiempo nocturno me dedicaba a hacer trabajos de la universidad, debido a que me rendía más en estas horas de la madrugada” dice Carlos Arévalo, estudiante de artes.
Esta condición ha estado presente en las personas que han sufrido problemas internos y/o externos. Con el tema de la cuarentena, los individuos prefieren realizar otras actividades para poder pasar el tiempo, aunque al llegar la noche de alguna manera el cuerpo no se siente cansado, haciendo que se mantenga despierto hasta altas horas de la madrugada.
En contraparte, hay quienes en cuarentena mantienen su rutina de sueño. “Debido a que mis clases son ahora virtuales, ya no tengo que madrugar lo que acostumbraba, lo cual es difícil tener sueño más temprano. Aún así me sigo acostando entre las 9:00 pm y las 11:00 pm” dice Valentina Castro, estudiante de Ingeniería de Sistemas, quien a pesar de la situación que vive el país, no deja que esta circunstancia afecte sus horas de sueño.
Teniendo en cuenta el ciclo circadiano, el ser humano es más productivo con la luz del sol más no con la luz artificial, esto implica que los ojos y el cerebro se vayan acostumbrando a ser eficientes con las luces que emiten las pantallas y los bombillos, lo cual genera graves consecuencias a la salud a largo plazo. Según Trujillo, las personas tenían una rutina diaria ya establecida, levantarse a cierta hora, realizar ciertas actividades y descansar a otra, pero en el momento en que todo eso cambio, no solo se vio afectado su ritmo de vida, sino también su estado de ánimo.
Tal como se puede observar, la condición del sueño depende de la persona. En el primer caso, es una persona que activa su creatividad en altas horas de la noche, debido a las condiciones que generan el silencio, la luz tenue y la soledad. En contra parte, el llevar una vida sistemática y minuciosa hace que las horas productivas y de creatividad sean en el día. Lo cual genera la siguiente duda ¿De qué manera el insomnio ha aumentado en tiempos de cuarentena?
Un estudio realizado por Rebold, una empresa de marketing y comunicación basada en el análisis de datos determinó que el consumo de redes e internet en estos tiempos de cuarentena ha aumentado a un 52%. En contraparte, el año pasado se realizó el mismo estudio donde el porcentaje de consumo era del 32.3%. Por ende, la situación sanitaria a nivel mundial ha generado un incremento en el consumo de internet: en especial de redes sociales y multimedia digital.
El doctor Trujillo hace hincapié en que las tecnologías han afectado el ciclo del sueño, en especial en este tiempo de confinamiento, refiriéndose a que se ha generado una dependencia ante estos dispositivos, debido a la abstracción de la situación que está viviendo cada persona.
Además, gracias a este aislamiento, los ciudadanos son más conscientes de aspectos que antes simplemente ignoraban, por ejemplo, las personas no estaban acostumbradas a pasar tanto tiempo en familia, lo cual ha llevado a incluirlas en sus rutinas diarias. Por otro lado, la gente estaba acostumbrada a que los fines de semana tuvieran momentos de esparcimiento, ahora, el cohibirse estos mecanismos de recompensa, como los denomina Trujillo, hace que las personas sufran más de irritabilidad y agresividad, lo cual incrementa el insomnio.
Afirma el doctor Trujillo “Los medios de comunicación han generado ansiedad explícita debido a la carga de contenido diario con respecto al confinamiento obligatorio. Esto trae como consecuencia que la higiene del sueño se pierda y los niveles de insomnio aumenten de manera significativa en la población afectada”.
Cabe resaltar que en culturas milenarias asiáticas la higiene del sueño es un hábito que se ve reflejado por su disciplina en el contexto que los rodea. Estos cuidados han llevado a que la población asiática este mejor preparada para afrontar problemáticas de ese nivel.
Para finalizar, la rutina del sueño en países asiáticos es un claro ejemplo de cómo los ciudadanos de otras culturas deberían adquirir unos buenos hábitos del sueño. Esta anomalía que se llama insomnio perjudica en gran medida al individuo y, por lo tanto, a su entorno, siendo que esta necesita seres productivos y con capacidad para afrontar circunstancias de fuerza mayor. Por ende, se debe tener un sueño reparador, donde se pueda descansar y el cuerpo recupere toda la energía que perdió durante el día, además de tener una dieta saludable y evitar temas que provoquen estrés o irritabilidad.