En estos últimos días se ha venido dando una estigmatización de las universidades, sobre todo, de las públicas por parte de algunos medios de comunicación. Acusaciones de toda índole que dejan a los miembros de dichos centros educativos como conspiradores o terroristas. Nada más ajeno a la realidad. Las universidades, lejos de formar hombres y mujeres para dañar y destruir, forman para el pensamiento autónomo, crítico y creativo, capaz de proponer caminos de paz, reconciliación y solidaridad. Análisis, estudios, propuestas y demás trabajos académicos que son muy pertinentes para el proceso de paz, es lo que han venido construyendo las universidades y, en general, la mayoría de las instituciones educativas.
Pero para nadie es un secreto que el poder mediático que ejercen los grandes medios de comunicación se ha utilizado para vender noticias a medias y malintencionadas. Por ahí dicen que mil mentiras hacen una verdad y ésta ha sido, por lo general, la fórmula para desacreditar, pisotear, o acabar con el buen nombre de ideas, personas, movimientos o instituciones. Mil ataques y mentiras contra la universidad, en los que la educación no ha salido bien librada. Tal vez, por ello de que allí se promueve el pensamiento, la crítica y la reflexión, cosa que incomoda a los grandes políticos y empresarios del país y que, entre otras cosas, también son dueños de los principales medios de comunicación.
Es por esto que, desde los micrófonos de El Puente, se ha querido alzar la voz a favor de la educación, precisamente con un egresado de una universidad pública como lo es la U. Nacional, para que sea él mismo quien cuente su experiencia, y comparta con los oyentes los grandes aportes que desde la educación le ha brindado a la sociedad. Para Manuel Franco Avellaneda la educación, lejos de ser un foco de violencia o desintegración, es la llave que abre la puerta de una sociedad nueva y mejor, en la que la apropiación de la ciencia y la tecnología conduzcan a una mejor calidad de vida, más humana y justa. No sin antes advertir que la educación es una responsabilidad de todos en donde un ejercicio filosófico debe acompañar cada proceso, desde la escuela hasta la producción de conocimientos en claustros universitarios, con el fin de que el conocimiento, la ciencia y la tecnología sirvan a la vida, la potencialice y genere mejores condiciones para que ésta acontezca en todas sus posibilidades.
Un diálogo que muestra que la educación, si bien no es la solución absoluta y única, por lo menos si es la llave para abrir nuevos mundos. Mundos en los que caben muchos mundos, en los que la fuerza radique en los argumentos y no en la violencia. Frente al poder mediático que estigmatiza la educación, Franco aboga por una rehabilitación crítica de la misma, donde se promocione, en vez de que se satanice, y donde incluso se pueda construir un consenso, una suerte de pacto nacional por la educación en el marco de una sociedad del posacuerdo, en la que cada uno tenga como primer compromiso desarmar el corazón de odios y prejuicios. Ponerse de acuerdo en las cosas fundamentales que hacen posible la construcción de una sociedad más justa y humana en la que todos puedan pensar lo que quieran y expresarlo sin temor a represalias o a censuras. La educación, en este sentido, es y seguirá siendo, la llave que abre todas las puertas de la utopía…, de otros mundos posibles.
Conduce Valkyria Bernal