En 2020 se cumplen importantes aniversarios: 45 años del Año Internacional de la Mujer; un cuarto de siglo de la Carta del papa Juan Pablo II a las mujeres en la que propugnaba por un “proyecto de promoción, que contemple todos los ámbitos de la vida femenina, a partir de una renovada y universal toma de conciencia de la dignidad de la mujer”; 25 años de la última Conferencia mundial sobre la mujer en Beijing, a la que Juan Pablo II invitó a que “se clarifique la plena verdad sobre la mujer”, y un decenio de la creación de ONU Mujeres.
En la Carta reconoce que “dar gracias a la mujer no basta, lo sé. Por desgracia somos herederos de una historia de enormes condicionamientos que, en todos los tiempos y en cada lugar, han hecho difícil el camino de la mujer, despreciada en su dignidad, olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud”. Da gracias a la mujer-madre, mujer-esposa, mujer-hija y mujer-hermana, mujer-trabajadora, mujer-consagrada; a la mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer!”.
Hace énfasis en el genio de la mujer; invitando a que “se reflexione con mucha atención sobre ese tema, para darle un mayor espacio en el conjunto de la vida social, así como en la eclesial. Genio del cual “la sociedad es en gran parte deudora, una deuda incalculable. ¡Cuántas mujeres han sido y son todavía más tenidas en cuenta por su aspecto físico que por su competencia, profesionalidad, capacidad intelectual, y en definitiva por la dignidad misma de su ser!”. San Juan Pablo II reclama ese reconocimiento al «genio de la mujer», “teniendo en cuenta no sólo a las mujeres importantes y famosas del pasado o las contemporáneas, sino también a las sencillas, que expresan su talento femenino en el servicio de los demás en lo ordinario de cada día”.
En el empoderamiento de la mujer, el papa Francisco reconoce que “no hemos hecho todavía una teología profunda de la mujer, en la Iglesia. Solamente puede hacer esto, puede hacer aquello, ahora hace de monaguilla, ahora lee la lectura. (Viaje de regreso a Roma,28/07/13). “Incluso en la comunidad cristiana a la madre no siempre se la tiene justamente en cuenta, se la escucha poco y se le ayuda poco en la vida cotidiana, y es poco considerada en su papel central en la sociedad”. (Francisco, 7/01/15).
Hace 55 años en el Mensaje del Concilio Vaticano II a las mujeres, se les dijo: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga». Hoy, 2 700 millones de mujeres no logran acceder a similares opciones laborales que los hombres; menos del 25% de parlamentarios eran mujeres en 2019 y una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género.
@luforero4