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La nueva historia del servicio de energía en el Caribe

Las problemáticas por los cortes de energía, el daño de los electrodomésticos, el aumento enfermizo de las facturas de la luz y demás, son uno de los pocos problemas que tuvieron los habitantes de la costa con Electricaribe, especialmente la ciudad de Barranquilla y sus aledaños.

Por: Juliana Barreto Pinto, Johan Cardozo Lombana, María Alejandra Giraldo, Michael Steven Gutiérrez.

Para ningún colombiano es un secreto el efecto negativo que tuvo la anterior empresa que brindaba el servicio de electricidad en la Costa Caribe “Electricaribe”. Las cientos de vidas afectadas por esta compañía eléctrica conformada por empresas de electricidad de los diferentes departamentos de la costa norte del país, tienen un precio altísimo literal y figurativamente, ya que las consecuencias para cada familia fueron inconmensurables. Las problemáticas por los cortes de energía, el daño de los electrodomésticos, el aumento enfermizo de las facturas de la luz y demás, son uno de los pocos problemas que tuvieron los habitantes de la costa con Electricaribe, especialmente la ciudad de Barranquilla y sus aledaños.

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La historia de la electrificadora data de 1988, año en el que las 7 electrificadoras pertenecientes a la costa del Caribe colombiano terminaron conformando lo que el país conoció como Electricaribe. La crisis energética de aquel momento obligó a que estas empresas fueran consolidadas en dos grandes gigantes empresariales que abastecerían de energía a la Costa Caribe y que, se supone, acabarían con las muchas irregularidades que para el momento se tenían.

Años más tarde y con algunos problemas, no solo en la prestación del servicio -sino también en sus rendimientos económicos- Electrocosta fue absorbida por la electrificadora principal que a partir de ese momento tomaría las riendas y la dirección energética de toda la Costa Caribe, y al mismo tiempo, empezaría a tener un margen de pérdidas mucho más alto que el de ganancias, mientras ofrecía un servicio de distribución y comercialización del servicio eléctrico. Dicho declive se vio reflejado durante años en los usuarios que, mediante las facturas, pagaban las numerosas inversiones que se hacían a la electrificadora. Aun así, seguían presentando problemas con la calidad del servicio y con sus electrodomésticos debido a las subidas y bajadas del recurso eléctrico y, por supuesto, en la calidad de vida.

Ya con los problemas técnicos, económicos y con una inconformidad social presente, el factor político tomó protagonismo dentro de la empresa y en general en toda la Costa Caribe. Estaban quienes mostraban su inconformismo frente a los servicios prestados y quienes, por el contrario, aprovechando la inestabilidad económica de la empresa intentaron salvaguardar sus intereses, como el cuestionado Javier Lastra. 

El nombramiento de Javier Lastra se dio por parte de José Miguel Mendoza –socio del hijo del fiscal Néstor Humberto Martínez- en un momento en el que el país había puesto el ojo sobre Electricaribe en aras de liquidación. Electricaribe, en su momento y ya con estas personalidades a la cabeza, presentó informes por pérdidas económicas correspondientes a 1.2 billones, y no se preparó para una inevitable ida a la quiebra, sino que aceptó una intervención española que traería consigo casos de corrupción e inoperatividad por parte de la electrificadora.

Desde sus inicios la electrificadora había empezado con el pie izquierdo tras presentar pruebas de fallas con el servicio de luz, y con tarifas irregulares generadas hacia sus clientes. Un caso particular es el de la señora Martha Beatriz González, quien presentó una tutela en la que resaltó los conflictos generados por la prestadora del servicio de electricidad. Esta se originó el 30 de noviembre del 2006 tras haber adquirido su vivienda ubicada en el municipio de Codazzi. Dicho inmueble había sumado una deuda en 2002 por $20.962.800, pues la familia que habitaba allí de manera ilegal nunca hizo los pagos correspondientes al servicio y la deuda no fue congelada. La empresa Electricaribe nunca suspendió el servicio, sino que acumuló las facturas mensuales con un valor de $451.800, un costo muy alto para el servicio que se prestaba en una vivienda promedio.

Esto sucedía frecuentemente en la ciudad de Barranquilla, en sectores como en el barrio Villa Carolina, ubicado en el norte. Sebastián Oyaga vivió en carne propia los desmanes de Electricaribe; cuenta lo que padecían en cada oportunidad en la que fallaba el servicio de luz. Según él, en su conjunto “cada vez que llovía se iba la luz aproximadamente 6 horas. Había días que como llovía en las mañanas se iba desde las 2 de la mañana hasta las 6 de la mañana. El barrio en donde vive mi abuela, que es El Carmen, se iba muchísimo la luz, la verdad era una cosa muy común, Electricaribe siempre daba la notificación de que iba a ir a arreglarlo y pues iba y lo arreglaba, pero a eso de los 10 o 15 días volvía el problema, el cual era muy constante […]”.

Sebastián y su abuela son solo dos de los miles de habitantes de Barranquilla afectados por esta empresa, la cual no daba garantías y como se observa, a pesar de que iban a arreglar el inconveniente, esto volvía a suceder varias veces y muy seguido. En muchas de las situaciones, la luz, en una cifra aproximada dada por Camilo Gutiérrez, testigo también de los errores de Electricaribe, se iba 50 veces al año, él vivía en un barrio relativamente nuevo también en el norte de la ciudad. Es evidente que el servicio no fue óptimo en ningún sector de la ciudad. Tanto en el sur como en el norte se presentaban irregularidades, aun así, se pueden contrastar las facturas mensuales que llegaban a los hogares, los más humildes ubicados en el sur de la ciudad tenían sumas exageradas en sus facturas, en comparación con aquellas ubicadas al norte.

Así fue como en muchos barrios los habitantes de Barranquilla tomaron medidas desesperadas y hasta se las arreglaron para modificar los interruptores de energía. Como resultado de estas iniciativas los precios de las facturas disminuyeron. Aunque muchas personas se vieron afectadas por el corte de luz, otras no tenían esos problemas como es el caso de Julián Solano, residente del norte de Barranquilla. Según él, “en mi sector se iba muy pocas veces. Cada vez que llovía si era un apagón seguro, pero en otros sectores si era constante la falta de electricidad y la negligencia. Por ejemplo, si la luz se iba a eso de las 3 de la tarde, regresaba como a las 6 de la mañana y era una cosa espantosa, claro, aquí en Barranquilla con ese calor y además de eso el costo elevado del recibo era exorbitante”.

Al término de Electricaribe se dictó que los clientes debían pagarle una suma de dinero a la empresa, pero hubo inconformidad ya que muchos ciudadanos consideraban que no debía ser así, sino al contrario. Electricaribe debía subsidiar a todas las personas que resultaron afectadas de distintas maneras, según ellos, por todos los daños causados a lo largo de los años.

Después de la inminente salida de Electricaribe como el prestador de servicio en la ciudad de Barranquilla, y frente a la demanda interpuesta a los usuarios de barrios subnormales por una mora de $45.000 millones, el actual alcalde Jaime Pumarejo tras un comunicado se refirió a esto como “una deuda ficticia y elevada”. El procedimiento de cobranza de Electricaribe a estos barrios marginados fue explicado así mismo, “las facturas llegan a estrato 1 en $255.000 al mes, después de descontarle el subsidio, es decir, Electricaribe tiene el descaro de decir que estas casas consumen $400.000, le resta $129.000  de subsidio, $20.000 del Foes y luego, mediante su estimación les quiere cobrar $250.000 y tiene el descaro de decir que la gente no quiere pagar y que poseen una deuda acumulada de $14.000.000, esta triste historia se repite en 22.000 hogares de Barranquilla”. 

El alcalde recalca que con la llegada de los dos nuevos operadores se espera lograr una normalización en el servicio de energía, en colaboración con el Gobierno, el Ministerio de Minas y Energía, la Superintendencia y otros organismos gubernamentales, para generar una infraestructura estable, que además no represente un cobro injusto ni un mal servicio a sus clientes.

Aire y Afina (EPM), son las nuevas empresas encargadas de prestar el servicio de electricidad en la Costa Caribe. Estas operadoras tomaron el control del recurso eléctrico a partir del 1 de octubre luego de obtener las licitaciones pertinentes y firmarlas en Cartagena, donde se pronunció el presidente de la República, Iván Duque, y parte de su gabinete ministerial como Diego Mesa, ministro de Minas y Energía.

Estas empresas intervienen directamente luego de 5 meses de empalme en los que se evaluaron indicadores económicos, infraestructuras, y las afectaciones y retrasos que se han presentado por culpa del Covid-19. Aunque las nuevas electrificadoras siguen operando con infraestructuras envejecidas, el Gobierno promete una gran inversión que permita la transición gradual y eficaz que represente el mejoramiento del servicio.

La inversión está estipulada por 4 billones de pesos en los primeros cinco años de operación, y gradualmente se alcanzará la suma de 8 billones de pesos en 10 años; con dichas inversiones se espera atender de manera correcta a los 2.7 millones de usuarios. Aire estará encargado de 1.5 millones de clientes que están ubicados en los departamentos de Atlántico, Magdalena y la Guajira, mientras que Afina se ocupará los 1.2 millones restantes ubicados en Bolívar, Sucre, Córdoba y César, según datos suministrados por EPM.

| Nota del editor *

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