Cada vez son más los gases de efecto invernado (GBI) derivados del combustible de los autos y, que tiene al planeta padeciendo por las altas cifras de contaminación atmosférica. Por esta razón, la Comisión Europea anunció una propuesta para que en un lapso de catorce años, se reduzcan las cifras de emisiones de gases.
El objetivo es ambicioso, utópico y apoyado por los entes ambientales. La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyer aseguró el fin de la venta de coches de gasolina, diésel o incluso híbridos para el 2035. A partir de ese año, los coches seguirán circulando, pero solo aquellos con cero emisiones. El órgano estima que en 2050 ya no quedarán vehículos de combustión circulando por las carreteras.
“La economía del combustible fósil ha llegado a sus límites. Queremos dejar un mundo sano, un buen mercado laboral y crecimiento a la próxima generación”, así de contundente fue Ursula.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética que España habría aprobado a principios de abril, tendrá que ser modificada y endurecida, pues planeaba la venta exclusiva de coches sin emisiones para 2040 y ahora tendrá que adelantarse cinco años.
Según Von der Leyen, “la lucha contra el cambio climático es un esfuerzo global. Tenemos que reducir las emisiones de CO2 no solo en Europa, sino en todas partes. Es decir, que el carbono tiene que tener un precio en todas partes. La industria es nuestro socio. Ellos invertirán mucho en descarbonizar, y creo que no es justo que los exportadores de terceros países perjudiquen estos esfuerzos llegando al mercado único con productos baratos, pero con elevada emisión de carbono. Es la razón por la que estas compañías que nos exportan estos productos pagarán un precio por el carbono que traigan a Europa”.
Este ambicioso programa también propone la implementación de impuestos a importaciones contaminantes, que pasarían a ser gestionados mediante el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea.