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Los animales, las otras víctimas del COVID-19

Aunque hasta el momento son pocos los casos confirmados, está demostrado que el nuevo coronavirus puede contagiar a animales. Pero ojo, de humanos a animales, no de animales a humanos.

Por Natasha Vázquez

Moscú – Los humanos estamos tan inmersos en nuestra propia tragedia con la pandemia de Coronavirus, que a menudo no vemos que hay otras especies que sufren daños directos o colaterales. ¿Cómo afecta el COVID-19 a los animales? Intentemos responder esta pregunta.

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Aunque hasta el momento son pocos los casos confirmados, está demostrado que el nuevo coronavirus puede contagiar a animales.

Recientemente una tigresa malaya de cuatro años, Nadia, que vive en el zoológico del Bronx, en Nueva York, EE.UU., dio positivo por COVID-19, informó la administración del parque.

Según la nota de prensa, el resultado positivo fue confirmado por el Laboratorio Nacional de Servicios Veterinarios de Ames, estado de Iowa.

Tanto Nadia como su hermana Azul, así como dos tigres de Amur y tres leones africanos habían desarrollado tos seca. Los animales tienen ahora menos apetito, pero están bien, se mantienen alerta e interactúan con sus cuidadores.

Según la administración, “no se sabe cómo se desarrollará esta enfermedad en los grandes felinos, ya que diferentes especies pueden reaccionar de manera diferente a las nuevas infecciones”

La información fue confirmada por la Wildlife Conservation Society, que precisó que los felinos fueron infectados por un cuidador que estaba asintomático.

Otros casos

Este no fue el primer caso conocido de transmisión del nuevo coronavirus de un hombre a un animal. El primer contagio en mascotas se dio en dos perros de Hong Kong que también adquirieron el virus por parte de sus dueños. Uno de ellos falleció, pero su muerte fue atribuida a otros factores.

El pasado 27 de marzo las autoridades sanitarias de Bélgica informaron del contagio de un gato, que resultó infectado por su dueño y presentó problemas respiratorios y digestivos.

El portavoz del centro belga anticrisis contra el coronavirus, Emmanuel André, enfatizó que se trata de un caso aislado, sin embargo, las autoridades quieren desarrollar medidas de precaución para las personas infectadas dueñas de animales domésticos.

El médico hizo hincapié en que, si bien el virus puede transmitirse del hombre al animal, “no hay razón para pensar que los animales puedan ser vectores de la epidemia en nuestra sociedad”.

El sospechoso original

La información disponible actualmente sugiere que el virus tiene origen animal. Los datos de su secuencia genética muestran que el SARS-CoV-2 es un pariente cercano de otro CoV que se halló en poblaciones específicas de murciélagos del género Rhinolophus. Existe la posibilidad de que en la transmisión al humano se haya visto implicado un huésped intermediario, y como principal sospechoso aparece el pangolín.

Aunque es pronto para sacar conclusiones, investigadores de la Universidad Agrícola del Sur de China (SCAU, por sus siglas en inglés) identificaron a los pangolines como posible huésped intermediario del nuevo coronavirus. “Las secuencias del genoma de la nueva cepa de coronavirus aislada en pangolines resultaron en un 99 por ciento idénticas a las de las personas infectadas, lo que indica que los pangolines pueden ser un huésped intermediario del virus de acuerdo con el estudio”, informó la agencia Xinhua.

Su más reciente salto podría ser del humano a los felinos y a los perros, pero la realidad es que los científicos aún están investigando.

Tu mascota no es la culpable

La Organización Mundial de la Salud ha dejado claro que, si bien existen estos casos positivos de animales, “hasta la fecha no hay pruebas de que un perro, un gato o cualquier mascota pueda transmitir la COVID-19“.

Por su parte, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) reconoce que ahora que las infecciones por COVID-19 se han distribuido ampliamente en la población humana, “existe una posibilidad de que algunos animales se infecten a través de un contacto cercano con humanos infectados”, pero insiste en que se trata de casos aislados y que “la propagación actual de la COVID-19 se debe a la transmisión de humano a humano”.

De momento “no existe evidencia de que los animales de compañía hayan transmitido la enfermedad. Por consiguiente, no existe justificación alguna para tomar medidas relacionadas con los animales de compañía que puedan afectar a su bienestar”, subraya la OIE.

A la vez, recomiendan que las personas enfermas con COVID-19 reduzcan el contacto con animales de compañía u otros animales hasta que se disponga de más información sobre el virus y tomar medidas básicas de higiene, como “lavarse las manos antes y después de estar en contacto o manipular animales, su comida o sus artículos, así como evitar besarlos, lamerlos o compartir comida”.

La contraofensiva animal

A medida que los humanos nos replegamos al interior de nuestros hogares por el confinamiento, los animales reconquistan terrenos que alguna vez fueron suyos e irrumpen en los centros urbanos de todo el mundo.

En algunos barrios de Madrid los conejos empezaron a correr por las calles y en la elitista Moraleja se pasean hasta ciervos. En imágenes aparecidas en las redes se ha visto a un pavo real campeando a sus anchas por la ciudad.

Los jabalíes bajan hasta el centro de la ciudad de Barcelona y se atreven a hurgar tranquilamente en los jardines, mientras en Asturias un oso aprovecha las noches de cuarentena para adentrarse en un pueblo.

En los barrios del norte de Moscú también han aparecido familias enteras de jabalíes buscando comida en los patios, a la vez que aumentó el número de aves en los parques.

Los leopardos campean por sus respeto en la India, y más de 1.000 zorros han tomado las calles de Londres.

Matt Larsen, director del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá, mostraba su sorpresa en su cuenta de Twitter.

“Un resultado interesante de la falta de humanos en la calle. Anoche vi 3 mapaches (oso lavador) pescando y nadando en el océano frente a mi apartamento. No he visto esto en mis 6 años aquí. Parecían bastante envalentonados por la ausencia de nuestra especie”, dice.

Dentro de nuestras casas, las mascotas, que actualmente se ven obligadas a pasar las 24 horas del día en compañía de sus dueños, reaccionan de manera diferente a ese confinamiento obligatorio: mientras los perros aceptan felices el contacto permanente con el amo, los gatos intentan ‘escapar’ de tanta atención y los roedores resultan sobrecargados de estrés.

La pandemia pasará, más temprano que tarde, y los animales seguirán siendo nuestros compañeros de viaje en el planeta. Intentemos salir juntos de esta crisis, y ojalá sirva para aprender también a convivir mejor con ellos. (Sputnik)

| Nota del editor *

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