Nota del editor: Desde este lunes 18 de marzo presentamos una columna del profesor Óscar Useche Aldana*. Cada lunes usted encontrará en este espacio, la opinión de este destacado doctor en paz y habitual colaborador de UNIMINUTO Radio.
Si la masacre de Nueva Zelanda fue un hecho terrible y además con un componente nuevo, que es la decisión del masacrador de transmitir en directo por las redes sociales la infamia, pues es la continuidad de un proceso de xenofobia y de ataques racistas (especialmente a la población musulmana en países de Europa que no se consideraban violentos en ese aspecto y por el contrario habían mostrado una solidaridad y una acogida a los migrantes como eran los países nórdicos), es una replica de lo que está ocurriendo en los países europeos.
Recuerden que en el año 2000, cuando se presentó la masacre en Noruega con un saldo de muertos aún mayor que los de Nueva Zelanda (más de 74), donde un individuo racista manifestó que simpatizaba con el partido de extrema derecha norteamericano Big Bear Lake, respaldó al actual presidente de los Estados Unidos. Con este señor asesino de Nueva Zelanda se reivindican las posiciones de Donald Trump en cuanto a su combate contra la migración y sus políticas de muro.
Entonces, ¿Qué es lo que esta pasando en el mundo con estos ataques de extrema derecha, racistas, xenófobos y especialmente anti musulmanes?
Tanto en Europa como ahora en nueva Zelanda, en mi opinión, hay unos momentos de crisis de la sociedad como en el que nos encontramos en que ciertos valores que pensábamos, habían sido sedimentados y construidos, se ponen también en cuestión, eso es lo que ha venido ocurriendo en esta década terrible en la que además los viejos fascismos, aquellos que llevaron a Hitler al poder en los años XX del siglo pasado, renacieron.
En Europa y Estados Unidos sabíamos que podían darse este tipo de extremismos, siempre se había pensado en las últimas décadas que el extremismo provenía mas bien de tentaciones terroristas de grupos de extrema izquierda, pero ahora lo que está arrasando es esta tendencia de ver al musulmán, también sucede con los migrantes latinos en Estados Unidos o con los migrantes africanos en Europa.
Lo que sucede es que los ven como ‘el extraño o el extranjero’, que es visto primero con desconfianza y luego, debido a que también al interior de estos grupos humanos hay expresiones violentas, se ven como una amenaza permanente, se tiende a identificar con una ignorancia total lo extraño con lo enemigo, se tiende a identificar por ejemplo, lo musulmán con lo terrorista, mostrando una ignorancia absoluta incluso sobre esa religión.
Estas iglesias están hace muchos siglos aceptadas en países africanos, asiáticos y ahora se han ido extendiendo, olvidándose de que el Corán, contrario de lo que se ha simplificado, no esta llamando a la guerra santa a todo el mundo. El problema no es tanto que haya un grupo de asesinos como el caso de Nueva Zelanda, el problema principal es que en las mentalidades de las personas que hasta el momento han sido pacíficas, empieza a crecer la idea de que tenemos que colocarnos en posición de defensa, de librar una guerra que otra vez vuelve a ser una guerra santa como es el caso de Filipinas, y de algunos países africanos y asiáticos, donde también hay una discriminación y ataques a comunidades cristianas donde la mayoría son musulmanes.
Entonces, volver a eso es un retroceso enorme y civilizatorio, por lo tanto lo que habría que llamar es a tomar conciencia de que este mundo es un mundo diverso y que, por lo tanto, el punto de partida de convivencia es el reconocimiento del otro, de la otra, de su diferencia y de negar cualquier posibilidad de que diferencias de orden religioso, político o social concluyan en violencia; tenemos mucho que decir nosotros en Colombia, ya que hemos padecido una guerra por razones políticas de más de 50 años, ese es mi apunte.
