Lo que ocurrió con el presidente de Estados Unidos es muy importante, ya que se dio en el contexto de una crítica en la que es habitual su forma de referirse a otros mandatarios internacionales, Donald Trump, habló primero contra presidentes de Centroamérica; de países donde está emergiendo una gran cantidad de migrantes hacía la frontera con Estados Unidos, esto, para tratar de ubicarse en ese territorio, cosa que ha sido bastante combatida por el presidente norteamericano que se resiste a permitirles entrar y que tiene como una de sus justificaciones, la construcción de un muro para la frontera con México.
Ese contexto es bastante duro para los países que estamos al sur de EE.UU., el presidente Trump se refirió en términos bastante desobligantes a las tareas cumplidas por el primer mandatario de Colombia posesionado en agosto, es decir hace muy poco. Trump cree que Iván Duque es muy buena persona, pero que no le está ayudando a los Estados Unidos, según el presidente de la Casa Blanca, en esos meses ha crecido el ingreso de droga al territorio norteamericano proveniente de Colombia, por lo tanto, es una actitud de no colaboración.
Aparte del tono de subordinación de Trump a los países latinoamericanos que ya tiene toda esa ‘saga colonial’ que conocemos de la potencia norteamericana hacía nuestros pueblos desde la doctrina ‘Monroe’, (cuando el presidente James Monroe, dijo que América era para los americanos, pero entendiendo que los americanos son ellos),nos declararon como patio trasero de los Estados Unidos.
El problema real del tráfico de estupefacientes hacía Estados Unidos, es que la política norteamericana se ha radicalizado, responsabilizando de ese tráfico a los países donde se producen las drogas ilícitas, donde se siembra la coca y se produce la cocaína, donde se siembra la amapola y se produce la heroína, y no responden por la enorme participación que tienen las políticas norteamericanas en el crecimiento de la demanda en los Estados Unidos, que es obviamente la que incentiva la producción en estos países.
No habría producción en esa escala de cocaína, heroína y otros estupefacientes, sin que hubiera el mercado interno en los Estados Unidos.
La corrupción en EE.UU hace posible que se distribuya en todo el territorio enormes cantidades de estupefacientes, entonces, volvemos al mismo discurso en que la responsabilidad se asigna a los mas débiles, que además hemos pagado una cuota muy alta para el caso colombiano, en violencia, muertos, en medida también de las proporciones de corrupción que esto ha generado, y en cómo el problema del narcotráfico ha permeado la política y las instituciones, además de involucrarse como un gran acicate de la guerra que hemos tenido interna en el país.
Entonces, lo que está realmente en discusión es, cómo reordenar en el mundo una política que no puede ser unilateral, que debe ser multilateral, una política que exige de la participación de todos los países, pero sobretodo de tener clara esa corresponsabilidad entre productores y consumidores.
Lo segundo, es la pretensión de militarizar ese conflicto con las drogas, volverlo un conflicto que se traduce en represión, un claro ejemplo es el impulso y la presión que está haciendo lEstados Unidos para que se vuelva a fumigar con glifosato los cultivos de coca. Entonces, ¿cómo tratar ese problema?, eso está ligado a los acuerdos que se trataron en La Habana, hay puntos en los acuerdos que, si se cumplieran, podrían quizás, dar elementos para intentar una alternativa en un tema tan serio y tan complejo que implica a tantas personas, en este caso a nuestros campesinos de las zonas cocaleras.
Para finalizar, diría, que es buena hora que nuestros gobiernos latinoamericanos, como lo intentaron en un momento, presenten un frente común de discusión, de una alternativa concertada al problema del narcotráfico donde Estados Unidos, asuman su responsabilidad y nuestros países entiendan que hay involucrado un problema social, económico y político de mucha envergadura.
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