‘Ciro y yo’ se estrenó el pasado 25 de enero en simultánea nacional.
En formato documental, Miguel Salazar lleva a la pantalla grande la vida de una víctima del conflicto en Colombia, quién a lo largo de su vida fue marcado profundamente por la guerra en el territorio nacional. Como tantos colombianos, Ciro es un sobreviviente, que después de sesenta años de huir de la guerra, sueña con vivir en paz y con dignidad que le arrebató la guerra.
En una hora y cuarenta y siete minutos, los espectadores de ‘Ciro y yo’ se sumirán en la historia del conflicto armado que durante muchos años ha vivido el país, lo harán a través de la narración de la vida de Ciro Galindo un colombiano de 65 años, nacido en Villavicencio, la capital del departamento del Meta, que Miguel Salazar –director del documental- conoció en un viaje en 1996 a Caño Cristales, en la Serranía de La Macarena, luego de un infortunado suceso.
Una historia desgarradora, que le permite al público más joven entender la ruta del conflicto en el país, entender la huella que dejó en la vida de las personas a quienes tocó, así como conocer cuáles fueron los grupos actores dentro de la guerra y reflexionar sobre los crímenes de allí cometidos.
Es un relato que sensibiliza a su público, porque está narrada desde la voz de quiénes sufrieron, los campesinos, los niños o quiénes simplemente querían continuar con su vida sin intervenir en la realidad política que imponían los grupos armados en Colombia. ‘Ciro y yo’ es una producción que sirve de catarsis colectiva, que trae un mensaje sanador y esperanzador en un País que decidió asumir el reto de la construcción colectiva de la paz y la reconciliación entre compatriotas.
‘Ciro y yo’ ya fue exhibida en diferentes festivales internacionales en los que ha recibido muy buenos comentarios por parte de la crítica especializada. Tanto así que algunos espectadores han podido comprender la compleja lógica del conflicto armado colombiano, donde las víctimas son quienes han tenido que sanar las heridas que dejó la guerra con dignidad y la frente en alto, mientras nuestro País intenta darle fin al conflicto por la vía de la negociación y con la esperanza de que estos dolorosos hechos no se vuelvan a repetir.