Periodismo y periodistas son inspiración frecuente -en especial- en los ámbitos de la crítica. Unos periodistas denigran de los otros y los otros de los unos, pero muy pocos cuestionan la forma en la que ejercen su oficio. Y, en las fronteras de las audiencias de todas las tendencias, insultan, cuestionan, exigen, en general sin llegar al fondo, motivados por sus líderes políticos o incluso, líderes de opinión que se muestran en cualquier medio.
También se afirma que, “ser periodista es mucho más que coger un dispositivo con cámara y filmarse contando aparentes noticias, por lo general mal redactadas y en su mayoría con falta de lógica. Terminar con frases como el periodista soy yo, o, el reportero es usted, no lo hace parte de ese importante gremio”, se lee en la nota publicada por El Colombiano, de Medellín, escrita por Natalia Rincón Herrera, estudiante de cuarto semestre de comunicación Audiovisual, como resultado del proyecto Taller de Opinión, en el que participa el periódico citado, y las universidades Eafit, de Antioquia y Pontificia Bolivariana.
Una nueva opinión. Una más de las muchas que se expresan cada día en todos los ámbitos. En los cotidianos, en los académicos, en los medios masivos de comunicación. Pero la cuestión no es criticar y criticar, sino aportar.
Por supuesto sabemos y no desconocemos, que la práctica del periodismo está en el marco de una sociedad jerarquizada, atrapada, consumista, clasista y demás. Es cierto. Estas condiciones determinan que el ejercicio periodístico se ejerza según los cánones que la sociedad define. Por eso, en mi opinión, tanto los periodistas como los públicos nadamos en aguas de la competencia, la rivalidad, y el deseo de imponer voces que muchas veces no tienen el fondo o el peso suficiente.
Sobre este tema, En medio del trancón habló con estudiantes participantes del espacio radial: