Para san Pablo VI la Epifanía es la “la fiesta de la vocación de todos los pueblos, sin distinción, a la misma salvación, a la misma fortuna”; en el mismo sentido, utilizando la palabra “globalización” lo interpretó el cardenal Ratzinger, quien enseña que esta festividad “encierra un mensaje exigente y siempre actual ante todo para la Iglesia”.
“La presencia de los Magos en Belén, indica que inmediatamente Jesús, recién nacido, está disponible para algunos, como si fuera para todos”. (Homilía 6/01/1967). Los Reyes Mayos, misteriosos personajes llegados de Oriente, en general son “toda la humanidad”; especialmente tres grupos que señala el papa Emérito: gobernantes, hombres de pensamiento y líderes espirituales de las grandes religiones no cristianas. “Podemos reconocer en los Magos una suerte de prefiguración de estas tres dimensiones constitutivas del humanismo moderno: la dimensión política, la científica y la religiosa.” (Homilía 6/01/2007)
Los Magos “eran hombres cultos”; sin embargo “se comportaron como los pastores de Belén”, que representan a los pobres. Los Magos “eran personas que tenían la certeza de que en la creación existe lo que podríamos definir la «firma» de Dios, una firma que el hombre puede y debe intentar descubrir y descifrar.” Los Magos “no son los últimos, sino los primeros de la gran procesión de aquellos que, a lo largo de todas las épocas de la historia, saben reconocer el mensaje de la estrella, saben avanzar por los caminos indicados por la Sagrada Escritura.”. (Homilía 6 de enero de 2011)
La estrella que los guió se cree que fue una conjunción de planetas, una Súper nova, un cometa, etcétera. “Que los científicos sigan discutiéndolo, la gran estrella, la verdadera Súper nova que nos guía es el mismo Cristo”, señaló Benedicto XVI. “Una vez más, se comunican y se responden el cielo y la tierra, el cosmos y la historia. Las antiguas profecías se cumplen con el lenguaje de los astros”. (Homilía 6 de enero de 2008) “De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel” (Nm 24, 17).
De la estrella, “aunque algunas veces se oculta”, “se podía ver desde muy lejos”, aunque “no todos comprendieron su sentido”; empero “a lo largo de la historia siempre hay personas que son iluminadas por la luz de la estrella, que encuentran el camino y llegan a él. Todas viven, cada una a su manera, la misma experiencia que los Magos” (Homilía 6/01/2010). La estrella “nos muestra a Dios que, a su vez, está en peregrinación hacia el hombre.” Los Magos “Adoraron a un simple Niño en brazos de su Madre María, porque en él reconocieron el manantial de la doble luz que los había guiado: la luz de la estrella y la luz de las Escrituras.” (Homilía 6/01/2006).
Benedicto XVI descubre un vínculo entre la Epifanía y Pentecostés: “si el nacimiento de Cristo, la Cabeza, es también el nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, en los Magos vemos a los pueblos que se agregan al resto de Israel, anunciando la gran señal de la “Iglesia políglota” realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua”. (Homilía 6 de enero de 2008).