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[Opinión] Sí, estoy en mis días ¿y?

Lo que muchas personas desconocen es que los hombres también sufren de picos hormonales, más conocidos como "la regla masculina" y así como nosotras, ellos muestran un cuadro depresivo que se acompaña de efectos como la hipersensibilidad, angustia, frustración y cólera.

Por: Sonia Torres

Estoy en mis días de sentirme empoderada, de ayudar a quien lo necesita, de luchar por mis sueños, de alcanzar objetivos, de seguir adelante a pesar de las adversidades, de trabajar, estudiar y ser ama de casa a la vez, estoy en mis días de demostrar qué puede hacer una mujer.

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Dejemos el señalamiento de que las mujeres cambiamos de estado de ánimo porque estamos “en nuestros días”. Biológicamente tenemos picos hormonales pero eso no quiere decir que sentirnos bien o mal dependa solamente de los estrógenos. La alimentación, el ejercicio, el contexto y el estrés, también influyen.

Mi estado de ánimo puede cambiar pero no necesariamente porque es el día 28 de mi ciclo menstrual, puede cambiar porque tuve un mal día, por una decepción amorosa, porque fui ultrajada en algún momento de la jornada, porque un proyecto no salió, porque no dormí bien, porque sí o porque no, por cualquier situación que no es exclusiva de la mujer, sencillamente tenemos el derecho, tanto hombres como mujeres, de sentirnos solos y tristes o con euforia y alegres.

El cansancio, la irritabilidad y el mal humor también lo sienten los hombres y ellos no producen la misma cantidad de estrógenos.

Lo que muchas personas desconocen es que los hombres también sufren picos hormonales, más conocidos como “la regla masculina” y así como nosotras, ellos muestran un cuadro depresivo que se acompaña de efectos como la hipersensibilidad, angustia, frustración y cólera. En su libro El Síndrome del Hombre Irritable, el doctor Jed Diamond expuso que “Los hombres tienen ciclos hormonales que afectan sus niveles de energía, rabia, impulsos sexuales e irritabilidad los cuales aparecen en un período de 33 días”.

Por su parte, la Universidad de Otago revisó varios estudios que analizaban el humor de las mujeres a lo largo de su ciclo menstrual, los resultados fueron publicados en la revista Gender Medicine: Sólo el 15% de éstos identificaron a mujeres en dónde su estado de ánimo empeoraba a medida que se acercaba la menstruación y mejoraba en cuanto comenzaba el sangrado. El resto de los estudios tuvieron variaciones: “el 38% registraron un cambio de humor que permanecía durante la menstruación o en alguna otra fase del ciclo; un 9% registraron que los cambios de humor aparecían, precisamente, en fases del ciclo distintas a la premenstrual; el 38% de los estudios restantes no encontraron ninguna asociación entre los cambios de humor y el ciclo menstrual”. Conclusión: más de la mitad de los estudios no encontraron ninguna conexión entre la menstruación y el mal humor, y el 85% negaron la existencia del Síndrome Pre-Menstrual (SPM).

Existe una tendencia a etiquetar el comportamiento de las mujeres como excesivamente emocional y atribuir esto a la función reproductiva femenina. “Está veintiochuda” es lo que se escucha decir, lo que demuestra que aún vivimos con ideas sexistas, muchas veces hasta de las mismas mujeres.

Los estudios demuestran que sí poseemos cambios hormonales, pero no siempre es así, además no se puede generalizar. Seré abogada del diablo para decir que existen mujeres que se excusan en su SPM para desarrollar comportamientos y aprovechar las etiquetas que atribuyen los problemas de las mujeres a su estado interno haciendo innecesaria cualquier consideración a las circunstancias sociales que nos rodean. En otras palabras: somos mandonas e irritable excusándonos en nuestro Síndrome Pre-menstrual.

No se puede negar que las mujeres y nuestra fisiología es una sola, pero ni nuestro estado de ánimo está solamente asociado al día 28 del ciclo menstrual, ni podemos negar las responsabilidades de nuestros actos a causa del estatus hormonal.

Dejen de relacionar el ciclo menstrual con nuestros estados anímicos porque somos más que eso, porque para llorar o estar felices existen 30 días del mes, no exclusivamente el día 28.

| Nota del editor *

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