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Tras las huellas del papel moneda en Colombia

Un grupo de investigadores de Administración Financiera de la Uniminuto Virtual le puso la lupa a los billetes y las monedas que hemos tenido en el país. Sus sellos, además de evocar procesos financieros, encarnan aspectos de nuestra historia cultural y política.

Por: Lina Leal

“Un billete resulta ser casi un lienzo donde cada artista y cada nación plasma un mensaje”, advierte el coleccionista Carlos Arturo Cárdenas, cuya pasión ha sido entender y estudiar los mensajes que han quedado en los papeles monedas en la historia de Colombia.

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Precisamente en esa historia –tan enorme y enigmática–, y de la mano de Cárdenas, incursionó en 2014 el semillero de Administración Financiera, de Uniminuto Virtual, “La revolución del dinero”, liderado por la profesora Esperanza Rincón. Pese a no ser historiadora, se interesó en investigar con estudiantes de tercer y cuarto semestre, procesos históricos de los billetes y las monedas en nuestro país. 

Según advierte: “Nuestro objetivo fue buscar la identidad nacional. El hecho de que los niños quieran copiar cosas del exterior viene de la pérdida de identidad. Por eso es importante conocer de dónde vienen nuestros billetes”.

Y es que –de acuerdo con los investigadores– los diseños que han caracterizado la moneda colombiana registran gran parte de los acontecimientos para determinar el desarrollo del país, además de homenajear a personajes por sus experiencias de valentía o transgresión en momentos representativos.

“Los billetes son como un libro de historia. Sabemos que la función del billete ha sido muy comercial, pero se utilizó para plasmar la historia a través de él. Allí se pueden identificar las coyunturas sociales políticas y económicas que ha tenido la nación”, apunta Cárdenas.  

Una de las jóvenes investigadoras, Diana Sánchez, advierte que esas coyunturas implican también cambios de mentalidad: “En el pasado eran más temas de guerras, cambios tecnológicos, próceres o presidentes. En este momento, nos estamos enfocando más en darle una mirada a nuestra riqueza en la fauna, la flora y a nivel cultural, así como a las mujeres que han formado parte de nuestra historia”. 

Primeras monedas y billetes

El punto de partida de la investigación fue el Grito de Independencia, cuando comenzó el proceso de búsqueda hacia la consolidación de una moneda propia; una moneda nacional. 

La corona española había exportado su sistema monetario al territorio, aunque con variaciones para el Nuevo Continente, y a cambio de todo el oro encontrado, así que con el mismo proceso de separación del imperio español, los criollos nacionales comenzaron a pensar en desligarse desde lo financiero.

Sin embargo, no había ninguna unificación. Y mientras tanto, llegaban monedas de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, que se disputaban el derecho a permanecer de manera estable en el reciente país.  

Paulatinamente surgieron diversos intentos de monedas para los patriotas. En particular, en Cartagena se comenzaron a fabricar monedas en cobre que acuñaban escudos republicanos.       

“Bajo órdenes de Antonio Nariño, se emitieron en Santafé las primeras monedas acuñadas en plata, con las cuales se reemplazó la efigie del rey español, que en su momento fue una cabeza de mujer con tocado de plumas. Las primeras monedas acuñadas en plata registraban el momento histórico de la independencia”, sostienen los investigadores.

Además de las monedas, comenzaron a surgir billetes cuya única garantía era una firma a mano alzada. De hecho, parecían más una letra de cambio, pagaré o bono.

Durante las formas de gobierno posteriores, fueron acuñando monedas propias en las que se representaban las formas propias de denominar el país, así como los emblemas, escudos, o personajes considerados claves.

El sistema bancario        

Para mediados del siglo XIX, la Constitución dio la libertad para la instalación de bancos y, según los recursos, mandaba a imprimir los billetes en un país diferente. “Los billetes desde siempre han tenido una condición especial y es la seguridad del billete, no cualquiera podía mandar a imprimirlos tenían que ser personas que supieran, así que inicialmente lo hacían fuera del país”, explican.  

Pero la solución fue peor que la enfermedad debido a que cada región estableció su propio banco y surgió una guerra comercial entre regiones. Los bancos no recibían billetes de otras zonas del país. Eran especies de repúblicas independientes, que sobrevivían como podían, en medio del aún existente comercio de monedas extranjeras.

Con todo, esta dispersión geográfica permitió que los papeles moneda incluyeran diversidad de símbolos y personajes que acunan lo considerado como propio y representativo de cada zona.

Frente al caos regional, la consolidación de la República permitió que en 1890 apareciera el Banco Nacional con el propósito de unificar la moneda. Según advierten: “Fue el único autorizado por el gobierno para emitir billetes y se generó un conflicto entre este Banco y los regionales que ya habían mandado a imprimir sus billetes”. 

Por cuenta de la ya creciente corrupción, el primer intento de unificación no resultó. Tampoco la solución posterior: el Banco Central, que pereció por el mismo mal, teniendo en cuenta que los empleados de la institución emitían billetes sin control para su propio beneficio.

Todo esto generó un desorden monetario en las primeras décadas del siglo XX, que concluyó con la contratación de Edwin Walter Kemmerer y su equipo de expertos financieros. A partir de ellos, surgió el Banco de la República, como entidad central colombiana con capital del gobierno y los bancos sobrevivientes. Solo de este modo, se logró centralizar y unificar el sistema financiero del país.   

“Cuando se inició la Misión Kemmerer no había fondos para pagarles a estos economistas. En 1917 Colombia recibió dinero de la negociación que se hizo con Estados Unidos por el canal de Panamá y con esa plata se pagó la creación del Banco de la República…entonces la creación del Banco significó perder Panamá”, sostienen.

Foto: Juan Camilo León

La obra

Todo este proceso –en suma al seguimiento a los diferentes billetes y monedas que han circulado en nuestro país– se desarrolla en el libro “Colombia: una historia cotizada en Billetes”, producto de la investigación desarrollada en Uniminuto. Se trata de la primera obra que abarca en el país procesos históricos de nuestro papel moneda desde la Colonia hasta la actualidad. 

La investigación, que comenzó en 2014 y concluyó en la publicación de 2019, implicó un ingente proceso de revisión documental que contó con la colaboración de la Casa de la Moneda, e incluso la colección personal de Carlos Cárdenas. También los investigadores realizaron entrevistas a coleccionistas de billetes, historiadores y personas que habían presenciado diversos periodos evocados en la obra.

“Este libro tiene como objetivo no perder más la identidad cultural, reconocer nuestras raíces, entender que la economía no surgió de la noche a la mañana y que, además, para que hoy gocemos de la economía que tenemos hubo grandes sacrificios. Toda esta evolución nos tiene que enseñar a querer nuestro país”, concluye la profesora Rincón.

Video: UNIMINUTO TELEVISÓN

| Nota del editor *

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