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Viaje educativo por la naturaleza de las orquídeas

La Corporación Universitaria Minuto de Dios y el Agroparque Sabio Mutis le apuestan a la conservación de las orquídeas a través de estrategias pedagógicas y artísticas.

Por: Melissa Diaz Quevedo

La orquídea es reconocida como un símbolo nacional en el país. Se trata de la especie Cattleya Traiane, la cual es originaria de la región del Alto Magdalena y fue escogida en 1936 como flor nacional por la Academia Colombiana de Historia para acompañar elementos representativos como el himno, la bandera y el escudo. Fue sugerida por el médico y naturalista Emilio Robledo debido a que en el pétalo central se lucen los colores de la bandera colombiana y porque esta flor fue dedicada al respetado botánico José Jerónimo Triana Silva, quien hizo parte de la Comisión Corográfica de Colombia.

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Así mismo, en el mundo existen alrededor de 25.000 a 30.000 especies de orquídeas de las cuales 4.270 son nativas de Colombia y 1.572 de ellas son endémicas, es decir, que solo se encuentran en el territorio nacional. De hecho, según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Colombia tiene el título de ser el país con mayor número de especies de orquídeas en el mundo. Estas son las plantas con flor más diversas y están presentes en casi todos los ecosistemas terrestres del planeta, excepto en los polos, en lugares con nieves perpetuas y en ambientes extremadamente secos o desérticos.

Sin embargo, a pesar de ser uno de los grupos de plantas más diversos del planeta, varias especies se encuentran en peligro de extinción.

En riesgo de desaparecer

Según el Jardín Botánico de Bogotá, de las 392 especies que conforman la colección del centro 48 se encuentran en alguna categoría de amenaza. Al ser tan llamativas y únicas por sus flores, formas, texturas, colores y aromas, las orquídeas han sido colectadas en su mayoría con fines comerciales. Por ejemplo, en marzo de 2023 el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) —encargado de realizar el control fitosanitario para la exportación de flores— realizó inspección a 1633 unidades de orquídeas con destino a Alemania.

Otras de las amenazas que enfrentan son la pérdida de hábitat, la deforestación, los incendios, el uso de pesticidas, la introducción de especies invasoras y el cambio climático.

Por esta razón, en varios sectores del país se han implementado estrategias para promover la conservación de estas especies y resignificar algunas creencias alrededor de las mismas. Tal es el caso del proyecto “Arte por naturaleza: estrategias pedagógicas para la conservación de orquídeas y meliponas en el Agroparque Sabio Mutis”, que inició en junio de 2023 en Uniminuto. Esta iniciativa pretenderealizar una serie de estrategias pedagógicas con experiencias artísticas que generen conocimiento y fortalezcan procesos de conservación en dos grupos de especies: las orquídeas y las abejas meliponas. El proyecto se desarrolla en el Agroparque Sabio Mutis, sede ubicada en Tena-Cundinamarca, por ser un espacio no convencional de educación y conservación de especies que permite potenciar el conocimiento de estos dos grupos sumamente importantes, pero pocos conocidos.

Este proyecto hace parte de la Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental de la Corporación Universitaria Minuto de Dios y es dirigido por los investigadores Esperanza Sepúlveda Rojas y Andrés Camilo Pérez Rodríguez quienes pertenecen al semillero EACO (Educación Ambiental para la Conservación) y su vez al grupo de investigación CAYTES – Ciencia, Ambiente y Turismo Ecológico Sustentable. También cuenta con la colaboración del docente Héctor Cadena, de la Licenciatura en Educación Artística de UNIMINUTO, y dos profesoras de la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional.

Según la docente Esperanza Sepúlveda, uno de los motivos por los cuales iniciaron a trabajar con el tema es el desconocimiento de la importancia que tienen estas especies más allá del uso ornamental, “a pesar de que Colombia sea el país con mayor riqueza en orquídeas se desconocen sus relaciones con otras especies y los servicios ecosistémicos que prestan al equilibrio de los biomas. Incluso no hay muchas personas que se dediquen a hacer educación ambiental con relación a las mismas”.

Infografía: Andrés Garzón

Más allá de su apariencia

Según la Asociación Bogotana de Orquideología (ABO), las orquídeas tienen una relación importante con los agentes polinizadores —responsables de transportar el polen de flor a flor— y los hongos micorrizas —encargados de convertir los minerales del suelo y materias en descomposición para nutrir las raíces de la planta—. A diferencia de otras flores, las orquídeas necesitan un polinizador animal para su reproducción. Estas plantas no liberan polen, sino que forman masas (polinios) que se adhieren al lomo de algunos insectos para su dispersión. Es decir, cuando el polinizador visita la orquídea, el polen se adhiere a su cuerpo para ser transportado.

Otro dato curioso es que la vistosidad de su flor se debe a que es una de las formas de llamar la atención de los polinizadores. Algunas de ellas tienen formas parecidas a insectos con la finalidad de que se confundan e interactúen con ellas para lograr la polinización. Otra de las estrategias de atracción es la producción de una fragancia para atraer al polinizador macho y, de esa manera, este pueda llevar los polinios a otra flor. 

Ahora bien, según el doctor Ramón de Bedout Herrera, miembro activo de la Asociación Bogotana de Orquideología, las orquídeas tienen una relación simbiótica con los hongos micorrizas. Al inicio del ciclo de vida, las orquídeas dependen exclusivamente de los nutrientes que les proporcionan aquellos hongos. Al crecer, la orquídea genera su propio alimento y retribuye al hongo la proporción de esos nutrientes.

Es por eso que, cuando se colectan estas plantas de manera deliberada, se altera el ecosistema negativamente. Según Sepúlveda se trata deun uso no sustentable y de una explotación desmedida de las especies. “Lo más común para las orquídeas es ver que tengan un uso ornamental aunque la literatura reporta otros usos, como los medicinales, o bioculturales reconociendo esta flor como una especie sagrada para algunas comunidadesafirma la investigadora, y añade “Cuando se hace un uso que no es sustentable no sólo de las orquídeas sino de cualquier especie se generan impactos negativos al equilibrio ecosistémico y por eso también el interés de generar esos procesos de educación y conservación”. 

Además, una de las creencias que se ha construido a su alrededor es que son consideradas plantas parásitas porque crecen sobre otras. “Las orquídeas son plantas epifitas. Es decir que se encuentran sobre otras. Pero en realidad utilizan el musgo, los líquenes, los helechos, entre otros, como soporte sin llegar a parasitar”. Afirman los investigadores.

Transformación de realidades a través de procesos educativos

Esta investigación se encuentra en su primera fase. Se está realizando un mapeo de las especies presentes en el Agroparque y las prácticas bioculturales asociadas a las mismas. Ya se cuenta con algunos recursos educativos —elaborados en conjunto con dos estudiantes mexicanas del verano de investigación Delfín— los cuales explican sus características, sus partes, su importancia en el ecosistema y los tipos de orquídeas presentes en el Sabio Mutis.

Ahora bien, los docentes explican que el sello UNIMINUTO en esta investigación es poder contar con la articulación y el diálogo de saberes, más allá del lenguaje científico, para transformar realidades socioambientales a través de procesos educativos. Según Sepúlveda “de nada te va a servir tener un listado de orquídeas si no conoces qué implicaciones hay y por qué son importantes para la supervivencia. Por ejemplo, si se acabara la abeja que poliniza la orquídea lo más seguro es que no haya más orquídeas o que exista una grandísima disminución de las mismas. Ocurre lo mismo si la orquídea desaparece. Esta planta presta servicio a los polinizadores que se alimentan de ella y al equilibrio del ecosistema. Cualquier componente que falle en el sistema va a tener una directa afectación en los otros componentes”.

Además, a esta investigación la antecede un proyecto sobre conservación de abejas nativas sin aguijón también en el Agroparque Sabio Mutis. Y este tipo de proyectos obedece a toda una línea de trabajo de la licenciatura, desde el 2017, sobre procesos de educación ambiental que generen alternativas para transformar realidades socioambientales.

Para más información de Rizoma:

https://www.uniminutoradio.com.co/rizoma/

| Nota del editor *

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