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Un mundo abierto a merced del jugador – Watch Dogs

Chicago, 2014: La ciudad se presenta en Watch Dogs como una metrópolis moderna y vibrante. Bajo esta fachada de progreso se esconde algo oscuro: la ciudad está plagada de corrupción, crimen organizado y vigilancia constante, una atmósfera opresiva y tensa.

Por: José Nicolás Rodríguez.

La ciudad está conectada a través del ctOS, un sistema operativo centralizado que controla desde el tráfico hasta las luces de la calle. Esto le permite a Aiden Pearce, el protagonista, hackear y manipular sistemas a su antojo, el escenario perfecto para la narrativa del juego. Es un crisol de culturas, con barrios distintos que albergan diferentes grupos étnicos y comunidades, que se refleja en la variedad de personajes que el jugador encuentra durante el juego.

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Aiden Pearce es un exhacker criminal que busca venganza por la muerte de su sobrina a manos de un mafioso. Pearce posee habilidades excepcionales en piratería informática, que le permite hackear la infraestructura de Chicago, conocida como ctOS, para obtener información, controlar dispositivos electrónicos y manipular eventos a su favor.

El antagonista no es una persona sino Blume, un conglomerado multinacional con una presencia dominante en la ciudad. Poseen y controlan ctOS, la red centralizada que opera la infraestructura de la ciudad, desde el sistema de transporte hasta la red eléctrica. Blume utiliza ctOS para recopilar y analizar datos sobre los ciudadanos, que les confiere poder inmenso sobre sus vidas. Esta información se utiliza para manipular el mercado, controlar la población y enriquecer a la élite a expensas de los más vulnerables.

A diferencia de muchos videojuegos con antagonistas individuales, Blume es una entidad sin rostro e impersonal, que la hace más peligrosa, porque representa la amenaza de la vigilancia masiva, la corrupción corporativa y el poder descontrolado. A lo largo del juego, Aiden Pearce se enfrenta a varios representantes de Blume. Cada uno encarna un aspecto diferente de la corrupción de la corporación.

Por ejemplo, Damien Brenks es un ejecutivo que utiliza ctOS para manipular el mercado de valores, mientras que Jordi Chin es un jefe de seguridad que utiliza la red para reprimir cualquier disidencia. El conflicto central del primer juego de Watch Dogs es la lucha de Aiden Pearce contra Blume. Pearce quiere exponer la corrupción de la corporación y liberar a los ciudadanos de Chicago de su control. Sin embargo, Blume tiene recursos inmensos y está dispuesta a silenciarlo.

El juego enfrenta a dilemas morales constantes. ¿Hasta dónde se está dispuesto a llegar para lograr objetivos? ¿Es justificable hackear información personal, manipular sistemas y vigilar a las personas para combatir el crimen? Watch Dogs no da respuestas fáciles, invita a reflexionar sobre las complejidades de la ética en la era digital.

Chicago es más que un simple escenario: es un personaje, un organismo vivo que respira corrupción y peligro. Las calles están plagadas de pandillas, mafiosos y policías corruptos. Cada esquina esconde un secreto, cada transeúnte puede ser un enemigo. La ciudad está envuelta en una atmósfera opresiva, que hace sentir tensión y amenaza constantes.

Watch Dogs no se anda con rodeos al retratar la cara oscura de Chicago. La mafia controla las calles, el tráfico de mujeres es un negocio lucrativo y la corrupción está presente en todos los niveles del poder. El juego sumerge en este mundo sórdido, mostrando las consecuencias devastadoras de la ilegalidad.

La mafia se infiltra en negocios legítimos mediante amenazas y violencia para extorsionar a los propietarios y obtener ganancias ilícitas. Los restaurantes, bares y clubes nocturnos son los lugares comunes donde opera la mafia.

De los aspectos oscuros de la mafia en Watch Dogs destaca su participación en la trata de personas. Las mujeres jóvenes son secuestradas y obligadas a prostituirse, que viven en condiciones inhumanas y bajo constante amenaza.

La representación de la trata de personas en el juego ha sido elogiada por algunos críticos por su realismo y crudeza. Sin embargo, otros han criticado la misión por ser demasiado corta y superficial, y por no explorar el tema en profundidad.

La experiencia Watch Dogs se extiende más allá del gameplay con contenido adicional, eventos en vivo y una comunidad vibrante. no es solo un juego, es una experiencia. Un viaje electrizante hacia la justicia digital donde la acción, la intriga y la reflexión se unen para crear una experiencia de juego inolvidable.

| Nota del editor *

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