Por varios siglos los cristianos que hoy conformamos más de 2.400 millones de personas en todo el mundo entre católicos, ortodoxos de tradición bizantina y las iglesias ortodoxas orientales (copta, siria, armenia, etíope y malankara), la iglesia asiria del este; protestantes, anglicanos y miembros de las confesiones cristianas, vivieron en plena unidad, en obediencia al mandato de Jesucristo; sin embargo ese propósito se ha venido resquebrajando, por lo que cada año los cristianos se unen en oración en busca de la unión.
En 2008 se celebró el primer centenario de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, compromiso formal de la Iglesia Católica con el movimiento ecuménico que se origina formalmente en el Concilio Vaticano II y el establecimiento de una “Secretaría para la Promoción de la Unidad de los cristianos”, como una de las comisiones preparatorias del Consejo, de donde se derivó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los cristianos. En este intento se cumplió más de medio siglo del diálogo por la anhelada unidad entre católicos, anglicanos, luteranos, reformados y metodistas.
Como lo expresara el papa Juan XXIII, “Es más lo que nos une que lo que nos separa”, y en este sentido los discursos y los ensayos sobre la unidad cristiana no han faltado de una y otra parte, algunos estimados per se cómo los únicos poseedores de la verdad; ni han estado ausentes mentiras y prejuicios contra otros grupos religiosos, por lo que “Reconocemos que hemos fallado a la hora de vivir este mandamiento del amor: considerando a los miembros de otras Iglesias como rivales; siendo hostiles hacia los demás y lentos para perdonar; mirando solo a los intereses personales; excluyendo a los que no comparten nuestro punto de vista” (Semana de oración por la unidad de los cristianos 2019). ¿Acaso Cristo está dividido? (1 Co 1, 1-17)
En 2017 se cumplieron cinco siglos de la llamada Reforma protestante, suscitada por Martín Lutero, empero es vital reconocer, como enseña el Concilio Vaticano II, que si bien la división de la Iglesia ocurrió “no sin culpa de los hombres de una y otra parte” (UR n.3), los protestantes actuales no son responsables de la desunión, y que “el ecumenismo no es llegar al final del partido, de las discusiones; el ecumenismo se hace caminando juntos: Caminando juntos, rezando juntos. El ecumenismo de la oración. Tenemos en la historia el ecumenismo de la sangre: cuando asesinaban a los cristianos no preguntaban: “¿Tú eres ortodoxo?, ¿tú eres católico?, ¿tú eres luterano?, ¿tú eres anglicano?” No, “Tú eres cristiano”, y la sangre se mezclaba”. (Rueda de prensa en el viaje del Papa Francisco a Rumanía, junio 2, 2019).
En esa lucha en favor de la unión cristina se ven pastores predicando en parroquias católicas, y párrocos católicos en templos evangélicos; ambos confesando ser seguidores del Señor. “Para la restauración o el mantenimiento de la unidad y la comunión es necesario “no imponer una carga más allá de lo esencial”. (Decreto sobre laredintegración de ecumenismo unitatis), “para que todos sean uno” (Jn. 17 y 21.).