Este producto en su versión moderna, fue patentado precisamente en la capital estadounidense en 1888 por el innovador, Marvin C. Store, molesto por los cilindros que se utilizaban previamente y fabricados con la planta centeno.
En un inicio eran de papel sobre el que se aplicaba una capa de cera. Después fueron reemplazados por el plástico, el cual se uso se extendió en las décadas de 1950 y 1960.
Washington DC, es la segunda gran ciudad estadounidense en prohibir el uso de este dispositivo, después de Seattle que optó por esta medida el año anterior.
”Se ha convertido en estándar que lleguemos a un restaurante y uno ni siquiera tenga que decir nada. A cualquier liquido se le pone inmediatamente una pajita de plástico. Y la gente ha comenzado a preguntarse qué hago con un plástico que no he pedido”, explicó a la agencia Efe Tommy Wells, director del Departamento de Energía y medio Ambiente del Distrito de Columbia, donde se ubica la ciudad de Washington.
La decisión de eliminarlos de la comercialización y uso obedece a que las personas no lo reutilizan y su pequeño tamaño hace excesivamente costoso su reciclaje, por lo que termina en los ríos y mares, confundiéndose como alimento de las especies marinas.
Se estima que solo en Estados Unidos, se utilizan más de 500 millones de pitillos al día, el objetivo es combatir estos y otros plásticos que amenazan la vida en el planeta.
El gobierno de Washington dio un periodo de transición de seis meses, que finalizó este lunes, por lo que a partir de ahora los negocios deberán implementar estrategias que suplan el elemento y los que no cumplan con la medida serán multados entre 100 y 800 dólares.
La iniciativa no fue bien recibida por los consumidores, porque consideran que los materiales reciclables como cartón y papel no son funcionales.
“Es un proceso que hemos tenido desde hace más de seis meses. La clientela se va adaptando, no están muy acostumbrados a usar los pototes orgánicos, que son de papel. Ellos tienen que entender que viven en del Distrito y se trata de ayudar a la ecología” afirmó a Alberto Vásquez, dueño de un restaurante de la ciudad.