Escrito por: Angélica Arias y Gabriela Torres
El pasado 05 de marzo de 2023 se presentó un enfrentamiento militar en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, un conflicto que ha estado congelado durante muchos años se reanudó nuevamente en términos bélicos para tomar el control del territorio de Nagorno Karabaj. Para el Primer Ministro de la República de Armenia, Nikol Pashinyan, “Azerbaiyán persigue varios objetivos con el ataque terrorista del 05 de marzo. El primero es abortar nuevas negociaciones con los representantes de Nagorno Karabaj y crear el contexto necesario para una nueva provocación militar”. Señaló en su discurso el pasado 09 de marzo en una reunión ordinaria del Gabinete.
De acuerdo con la agencia internacional de noticias Reuters, este incidente es uno más de los que han frenado los intentos de establecer acuerdos de paz entre estos dos países. Cabe recordar que el origen de este conflicto es la disputa por el territorio de Nagorno Karabaj, el cual lleva más de tres décadas vigente y ha marcado la historia de estas dos naciones.
Este conflicto tiene su base durante la época soviética, la reorganización que realizó el gobierno de Moscú se basó en la idea de evitar que cualquier república fuera homogénea y a la vez generar cambios territoriales que en muchas ocasiones se dan de forma artificial, como es el caso de Armenia y Azerbaiyán, ubicados en la región del Cáucaso sur, una de las zonas más afectadas por la política soviética, es importante mencionar que Armenia cuenta con menos extensión territorial, menos capacidad militar y aproximadamente siete millones habitantes menos que Azerbaiyán. así lo expresó Paulo Botta, experto en Relaciones Internacionales y en Estudios Orientales.
Aunque estas decisiones no tuvieron gran relevancia en su momento, luego de la caída de la Unión Soviética y la conformación de repúblicas independientes empezaron los problemas debido a una secesión que no estaba debidamente reglamentada. Entre 1988 y 1994 se generó una de las disputas más graves entre Armenia y Azerbaiyán. Lo que inicialmente fue Nagorno-Karabaj, que estaba completamente en territorio azerbaiyano, se extendió por necesidad militar a siete distritos adyacentes. Este suceso permitió un cese al fuego y un año después la creación del Grupo de Minsk (grupo creado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, OSCE, encargado de buscar una solución al conflicto) el cual no contribuyó a la culminación de este, pues entre 1994 y 2020 no se llegó a ningún acuerdo; al pasar tanto tiempo los dos países perdieron el interés en el grupo y en los incentivos de negociación, señaló Botta.
Posteriormente, en el año 2020 se produjo la guerra de los 44 días, en la que se mostraron los países interesados en el conflicto, los cuales son Rusia, Turquía e Irán. Azerbaiyán con el apoyo militar de Turquía logró recuperar los siete distritos adyacentes y una parte de lo que es Nagorno-Karabaj. El nueve de noviembre del mismo año el cese al fuego bilateral estableció lo que se conoce como la fuerza de paz rusa por un periodo de cinco años, sin embargo, con el reciente conflicto Rusia-Ucrania este tema dejó de ser una prioridad para Rusia, lo que generó una situación más compleja, argumentó Paulo.
Francisco Ruíz González, jefe del Departamento de UE en la Dirección General de Política de Defensa y profesor de seguridad internacional, aclaró que el interés de Rusia es mantenerse como un actor influyente en el Cáucaso Sur, una zona que durante 200 años fue parte de su imperio. El equilibrio para Rusia es difícil ya que Armenia es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) y de todas las organizaciones lideradas por Rusia en el espacio post-soviético; en el caso de Azerbaiyán, es un importante socio comercial que comparte con Rusia intereses en el Caspio.
Por otro lado, el interés de Turquía es ser el centro para los recursos energéticos del Caspio, los cuales llegan a su territorio desde Azerbaiyán a través de Georgia, para evitar el paso por Armenia. Además, turcos y azeríes comparten etnia y religión (“un solo pueblo, dos Estados”), por lo que Ankara (capital de Turquía) siempre apoyará a Bakú (Capital de Azerbaiyán). Finalmente, los intereses de Irán son más difusos, su principal preocupación es la influencia de Bakú en la minoría azerí del propio Irán, la principal del país que ocupa todo el noroeste, por eso apoya en lo posible a Armenia, manifiesta Francisco.
¿Qué han logrado los organismos internacionales en este conflicto?
Existen organizaciones internacionales que velan por la paz, la seguridad internacional y fomentar las relaciones pacíficas entre los estados, algunas de ellas son la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la UE (Unión Europea), la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), entre otras.
En el caso de la ONU, Oscar Useche – director del Instituto de No Violencia y Acción Ciudadana por la Paz – explicó que esta organización hoy en día “no tiene fuerza ni capacidad moral para intervenir en los conflictos debido al mal diseño de la misma”, hizo hincapié en que la ONU está en una gran crisis y su desempeño no ha sido de gran relevancia. Esto se debe al Poder del Veto (que significa que si uno de los miembros permanentes no está de acuerdo con una decisión puede emitir un voto negativo, “vetando” o bloqueando dicha decisión) que se les otorgó a los países ganadores de la segunda guerra mundial. Dicho poder es una restricción ya que funciona a favor de los intereses internos de los países miembros; como consecuencia se frenaron tratados diseñados para preservar la seguridad internacional, es por esto que en el conflicto de Armenia y Azerbaiyán la única intervención que se dio fue la del acuerdo de Minsk.
Por otro lado, de acuerdo con Francisco Ruíz, La Unión Europea tiene poca influencia en el Cáucaso Sur. Por su parte, Estados Unidos tiene un interés limitado, aunque por lo general apoya a Armenia, no puede incomodar demasiado a su aliado en la OTAN, Turquía. En resumen, los organismos internacionales tienen pocas posibilidades de resolver este conflicto, Rusia y Turquía son los actores más influyentes, con las consideraciones previas que hemos expuesto.
Es preciso señalar que la falta de intervención de organismos internacionales en la resolución del conflicto ha permitido que este perdure por más de tres décadas, afectando directamente a los habitantes de estos países, produciendo graves consecuencias a nivel económico, social, político, de infraestructura y cultural.
En consonancia con Useche, el impacto sobre la población de estos territorios es dramático, pese a tener riqueza petrolera – como en el caso de Azerbaiyán – sus poblaciones se encuentran empobrecidas, esto en parte se debe a un régimen colonial y a la ubicación geográfica en medio de tres potencias (Turquía, Irán y Rusia). “Armenia y Azerbaiyán son países con altos gastos militares, esto no hace más que dejar muertos, familias separadas, incrementar la pobreza, la desigualdad y las confrontaciones de tipo étnico, es decir, odios raciales”
En el caso cultural, de alguna manera el problema de la identidad puede ser una fuerza que lleve a un exceso de patriotismo para que incluso las poblaciones digan “estamos dispuestos a ir a la guerra porque está amenazada nuestra cultura”, aquí hay una especie de desviación de los procesos culturales identitarios que se convierten en procesos que reafirman una presión sobre los estados o un apoyo a los estados para que defiendan con las armas y la muerte el derecho a existir como nación, expuso Useche.
Otras consecuencias…
Botta indicó que un conflicto extendido por tanto tiempo es un gran problema ya que se convierte en un conflicto intergeneracional. “El gran problema es cómo hacer que las sociedades aprendan a vivir solas después de una retórica del conflicto, una retórica nacionalista que ha tenido lugar durante los últimos 30 años”.
Hay un gran papel para la sociedad civil y para las organizaciones sociales que intenten acercar a los dos pueblos. Su deber se basa principalmente en generar una resistencia civil pacífica que no acentué dualismos entre buenos y malos, sino que transformen las construcciones mentales creadas desde los discursos de odio en donde los medios de comunicación cumplen un papel fundamental sirviendo a quienes tienen intereses en la guerra.
Alcance del conflicto
Según Paulo Botta, este conflicto no tiene consecuencias más allá de la región Euroasiática, por esto mismo los organismos internacionales no le dan gran relevancia. Francisco Ruíz explica que son posibles algunos cambios geopolíticos en la región. “A mayor escala, y contando con el conflicto de Ucrania, la buena relación entre Irán y Rusia beneficia a Armenia, aunque con limitaciones para abrir un corredor norte-sur por las políticas erráticas de Georgia”. Bakú, con el respaldo de Turquía y aprovechando también que Rusia está empantanada en Ucrania, está manteniendo posiciones maximalistas (realizar grandes reformas radicales) con respecto a Armenia, en una escalada peligrosa que puede dar lugar a un nuevo conflicto, teniendo como resultado que Azerbaiyán recupere todo Nagorno-Karabaj e incluso cuestionando las fronteras de la propia Armenia. En ese escenario, parece difícil que Occidente brinde apoyo militar a Armenia, por lo que todo favorece a Bakú en estos momentos, aclaró Ruíz.
¿Este conflicto tiene una salida?
Según los expertos consultados anteriormente, existen posibilidades de una resolución del conflicto a partir de una negociación donde se deje claro sobre la mesa: los aspectos no negociables, la aceptación de la diferencia étnica y cultural y el reconocimiento del genocidio armenio por parte de Turquía, lo anterior como reparación integral a quienes han sido los verdaderos sacrificados en el conflicto.