Por: Fernando Rodríguez Correa noveno semestre
Los cambios de los precios de los servicios funerarios han sido objeto de una intensa preocupación en los últimos años, pues la muerte es la única garantía que tiene el ser humano. Su llegada inesperada puede traer preocupaciones financieras; ante esta realidad, es crucial entender cuánto cuesta morir en Colombia y qué alternativas existen para mitigar estos gastos.
Costos de la despedida, velaciones y otros
En el proceso funerario viene primero la velación, un momento de despedida que puede variar significativamente en costos según la funeraria y los servicios solicitados. Optar por un servicio de pre necesidad, adquirido antes del fallecimiento, es una opción más económica que adquirirlo una vez la persona fallece. Por ejemplo, en Capillas de la Fé, los planes pre aprobados están en el rango de $3,3 millones a $8,8 millones, estos cubren el retiro del cuerpo, la sala de velación y la cremación.
El siguiente paso involucra los costos de la sepultura o de la cremación. Los cementerios ofrecen una variedad de tarifas para estos servicios, con precios que varían según si el solicitante es una persona natural o jurídica. Los básicos oscilan desde $546.000 hasta $1.400.000 para personas naturales, y desde $718.400 hasta $1.900.000 para personas jurídicas.
Seguros Funerarios: Una alternativa necesaria
En momentos de pérdida, los colombianos buscan soluciones que alivianen su carga emocional y financiera. En este caso, los seguros funerarios se presentan como una mano amiga; sin embargo, detrás de la ayuda y protección, se esconde un sistema que más bien aprovecha la vulnerabilidad de las personas en uno de los momentos más duros de sus vidas.
Estos seguros, que prometen cubrir los gastos funerarios son comercializados con una insistencia que roza lo inescrupuloso. Las compañías no escatiman en agresivas tácticas de venta, aprovechándose del dolor y la confusión de las familias en duelo. Se valen de un discurso engañoso, que ofrece paz mental y seguridad financiera, que omite mencionar las partes complejas y las limitaciones de las pólizas.
Una vez que los clientes son seducidos por la promesa de tranquilidad, quedan atrapados en un laberinto de cláusulas y exclusiones diseñadas para maximizar las ganancias de las aseguradoras. Los términos y condiciones son escritos en una jerga legal que deja a los usuarios confundidos y desprotegidos. Las sorpresas surgen cuando más se necesitan los beneficios, con negativas de cobertura por motivos absurdos o requerimientos adicionales que son imposibles de cumplir.
El problema se vuelve más grave con la falta de regulación efectiva por parte de las autoridades competentes. Las compañías operan en un ambiente de impunidad, sin rendir cuentas por sus prácticas cuestionables. Se aprovechan de la ausencia de controles estrictos para aumentar los costos de las primas sin justificación, tienden a negarse a pagar reclamaciones legítimas o modificar unilateralmente los términos de los contratos. Esta falta de transparencia hace parte del negocio de los seguros funerarios en Colombia, que afecta a la sociedad y socava la confianza de este sector.
De allí la importancia de que las autoridades competentes tomen medidas contundentes para proteger a los clientes de los abusos de las aseguradoras funerarias, que tiene que ver con una regulación más estricta que obligue a las compañías a actuar con honestidad, para garantizar sus promesas de manera justa y efectiva.
Mientras tanto, los colombianos tienen la responsabilidad de estar alertas para exigir más información antes de comprometerse con un seguro funerario que podría convertirse en una carga económica y en una angustia en sus momentos más vulnerables.
Una estrategia cada vez más popular para mitigar los costos funerarios es la adquisición de seguros funerarios. Aseguradoras como Mapfre, Seguros Sura, Liberty Seguros y muchas otras ofrecen paquetes que cubren una variedad de necesidades, incluyendo muerte natural, muerte accidental, invalidez y gastos médicos por accidente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos seguros no cubren fallecimiento por guerras, insurrecciones o suicidio.
El impacto del aumento de costos: la perspectiva de Neiva
Está el caso llamativo de la ciudad de Neiva, donde las tarifas de los servicios ofrecidos por el Cementerio Central incrementaron significativamente. Por ejemplo, el depósito en bóveda ha pasado de $790.000 en 2022 a $1.400.000 en 2023, es decir, un aumento del 77%. Estos cambios han generado preocupación entre los empresarios del gremio funerario, quienes están evaluando posibles acciones legales para proteger la sostenibilidad de sus empresas.
Según los administradores de las funerarias locales, los aumentos de precios afectan a sus negocios y familias, que sentirán el impacto en sus bolsillos. El gremio ha expresado su inconformidad ante lo que consideran incrementos excesivos, y están buscando respuestas por parte de las autoridades competentes.
Ante las críticas, los representantes de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, encargada de administrar el Cementerio Central de Neiva, han defendido los incrementos de precios como necesarios para mantener la calidad de sus servicios. Argumentan que dichos ajustes están en línea con el aumento del costo de vida y son necesarios para cubrir gastos operativos y de mantenimiento.
Lo que está en juego va más allá de una simple disputa económica entre la Parroquia y las funerarias. Se trata de garantizar el derecho de las personas a despedir a sus seres queridos de manera digna y asequible, sin que los costos se conviertan en una barrera insalvable. La sostenibilidad del gremio funerario y la protección de los intereses de los usuarios deben ser prioritarios en cualquier discusión sobre el futuro de los servicios funerarios en Neiva y en Colombia.
Jorge Olmedo, administrador de la funeraria Capillas de Paz, expresa la preocupación compartida por muchos en el sector: “De $790.000 que costaba una bóveda pasar a $1.400.000 es demasiado. Lo mismo ocurre con la misa de exequias que ahora está valiendo $250.000, el servicio fúnebre más costoso en comparación con otras ciudades del país”. Esta situación afecta a toda la cadena de valor de los servicios funerarios, desde la recogida del cuerpo hasta su destino final.
Gerson Acevedo, administrador de la funeraria Cristo Rey, resalta otro aspecto preocupante de estos aumentos: “Nosotros sí tenemos una limitante, nos guiamos por el Incremento de Precios al Consumidor (IPC) que entrega el DANE que quedó en alrededor del 13%, es decir, que ese es el techo para incrementar nuestros precios. Como funerarias tenemos alrededor de 30 servicios al mes, si multiplicamos por ese número $1.400.000 que es lo que quedó costando el depósito en bóveda, serían casi $40 millones que nos valdría mensualmente solamente el servicio de sepultura”.
La respuesta de la Parroquia de la Inmaculada Concepción ante estos reclamos se basa en la necesidad de ajustar las tarifas para cubrir los crecientes costos de operación, así como en la regulación establecida por el Gobierno Nacional. Según el padre Pedro María Pérez Trujillo, párroco y representante legal de la Parroquia: “Las alzas se deben al nuevo costo de vida que es distinto al de hace unos años. Los materiales para construir una bóveda se han incrementado, de otro lado, nosotros respondemos por empleados con todas las de la ley, permisos ambientales, normas de bioseguridad y seguridad, en fin”.
En última instancia, el debate sobre los costos funerarios en Colombia refleja una preocupación más amplia sobre la asequibilidad y la equidad en el acceso a servicios esenciales. A medida que la sociedad enfrenta el inevitable final de la vida, es fundamental abordar estas preocupaciones y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios funerarios dignos y asequibles. En un momento de duelo y vulnerabilidad, la preocupación por los costos no debería ser una carga adicional para las familias afectadas.