Juan David y Juan Daniel son dos jóvenes apasionados por la vida, el servicio y la transformación social. Cansados de ver las desigualdades, injusticias y los diferentes focos de corrupción del país, se decidieron por fundar un movimiento social llamado “contra la rosca”; en el cual buscan crear iniciativas de concienciación frente a estas problemáticas que atañen a toda la población colombiana. “Contra la rosca” se convierte así en una expresión de indignación frente a esas dinámicas de privilegio y monopolio que ya se han normalizado, pero que deben ser desenmascaradas. Es alzar la voz en el espacio abierto de la ciudadanía para exigir un cambio, para desestabilizar lo que se tiene por necesario y para descentrar las lógicas de poder que generan la opresión y la injusticia.
Y es que, como bien lo expresan sus integrantes, el poder no está únicamente en los de arriba, aquellos que hacen parte de la “rosca” (dirigentes políticos, empresarios, líderes carismáticos, etc.), sino que puede ser ejercido desde abajo, desde las relaciones sociales más básicas; allí, donde el bien y el mal, lo correcto e incorrecto, blanco y negro no siempre se presentan como tal, sino que devienen en una delgada línea de tonalidades grises, frente a los que hay que jugarse continuamente el carácter, la integridad. Estar “contra la rosca” es saber dilucidar el contraste y actuar en consecuencia.
Pero dicha actuación, si bien es política, no tiene nada que ver con la adscripción partidista. Aquí se habla de Política con mayúscula, es decir, aquella que tiene que ver con la organización común en defensa del bien común. Una Política de la vida en lucha contra todo lo que privilegie intereses particulares en detrimento de los sociales. Una Política que, por ser tal, involucra a todos los ciudadanos, principalmente aquellos que, por su condición de clase, raza, religión, género etc., han sido vulnerados en sus derechos más fundamentales y excluidos de todo proyecto de bienestar.
Pues bien, estar “contra la rosca” es estar con la gente, con estas “minorías”, conscientes de que en ellas reside la fuerza para cambiar esa situación, que el cambio está en la base, en las alianzas con las pequeñas comunidades, en el trabajo paciente, constante y lúcido que se realiza en el día a día. Ciertamente, la realidad es cruda y pareciera no arrojar salidas; incluso, puede presentarse como una condición natural que no puede ser de otra manera.
Pero, justamente, estos jóvenes denuncian que esta indignante situación es causa de unos pocos que, desde la rosca, perpetúan ese estado de degradación. Y no sólo esto,
actúan en consecuencia a partir de pequeñas acciones que movilizan otras voluntades en este sentido. Desnaturalizar la opresión y la injusticia mediante la indignación que se expresa en pequeñas acciones…, en eso radica su grandeza, pues, como diría Eduardo Galeano, “gente pequeña, en pequeños lugares, haciendo pequeñas cosas pueden cambiar el mundo”.
Dirigido por Víctor Rojas, conducido por Valkyria Bernal (Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil UNIMINUTO) y Cristian Bastidas (estudiante de Comunicación Gráfica UNIMINUTO)