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Conferencia Episcopal de Colombia en los diálogos del Paro Nacional

En Suba, una de las localidades en las que más se ha presenciado la fuerza pública y marchas desde inicios del Paro, la gente comienza a expresar sus cuestionamientos sobre el papel de la iglesia católica en los diálogos.

Por: Valeria Sosa

Desde el 28 de abril, la Conferencia Episcopal Colombiana se ha pronunciado con respecto a la situación actual que vive el país, manifestando que a pesar de que ‘‘la protesta social pacífica es un legítimo derecho’’, no deberían haber manifestaciones por la crisis sanitaria y el respeto a la vida, después de las que se han perdido hasta el momento.

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Según un comunicado de la Episcopal, ‘‘no se trata de postergar la expresión de las necesidades y aspiraciones, sino de encaminarlas por medios acordes con las urgencias que la pandemia nos impone. Prima el derecho fundamental a la vida y es necesario anteponer el deber de cuidar la salud de todos’’

Por esta razón, su visibilidad se dio desde el comienzo de los diálogos entre el Comité del Paro y el Gobierno Nacional, dado su papel como mediadora. ‘‘La iglesia acompaña a las partes con el fin de facilitar el proceso de diálogo, es decir, que actúa como galante: escucha y pide que escuchen’’, además, ‘‘es el mejor camino, ya que se ponen todas las diferencias e inconsistencias sobre la mesa, siendo así mucho menos nocivo y generando que las partes entiendan las necesidades del otro’’ explicó Néstor Rodrigo Morantes López, Sacerdote de la diócesis de Fontibón.

En la localidad de Suba, algunos manifestantes han expresado su desacuerdo ante la participación de la iglesia católica en este proceso. ‘‘Somos un país laico, por ende, no debería haber participación de ella’’ expresó Wilson Granados, universitario; ‘‘no estoy de acuerdo porque con las creencias de la religión pueden no dejar avanzar’’ manifestó Alejandra Amaya, universitaria, y ‘‘aquí tristemente el diálogo no es una alternativa inicial. Hasta que esto no esté realmente mal no se cedería uno’’ mencionó Camilo Esteban Pérez, universitario.

A pesar de la inconformidad de algunos, otros defienden el rol activo de la iglesia. ‘‘Es importante porque son los primeros que incentivan al diálogo desde una postura bíblica y según los precedentes que se han dado en el pasado’’ pronunció Sebastián Hernández, estudiante; además, ‘‘ellos valoran mucho la vida, por eso dicen que ninguna vida vale menos que otra’’ dijo Diana Castañeda Chávez, trabajadora.

Aunque hayan dos posiciones, ambas tienen claro que de alguna manera puede servir como estrategia para mejorar y mediar las intenciones de ambas partes, ‘‘así como lo dijo la iglesia, se debe respetar la vida, y nosotros llevamos muchos años de violencia y asesinatos por parte de la fuerza pública y del Gobierno, por esta razón, esperamos que mediante la conversación, además de las marchas, se pueda llegar a una solución para que no vuelva a ocurrir’’ señaló Jhojan Montaño, universitario.

Sin embargo, para muchos no es claro el rol que tiene la iglesia católica a pesar de las dos posiciones de acuerdo y desacuerdo que se han expresado, por esta razón, Néstor Rodrigo Morantes López, Sacerdote de la diócesis de Fontibón de la Parroquia San Efrén del Tintal, explica el papel de ella tanto en los diálogos como en la situación del Paro Nacional.

¿Por qué es importante que la Conferencia Episcopal esté presente en los diálogos entre el Comité del Paro y el Gobierno?

Néstor Morantes: Si hay descontento es porque algo no está bien, y si no hubiera, no existiría el paro. Entonces la iglesia tiene que mediar por su rebaño católico y en general por toda Colombia, porque ella independientemente se preocupa por todos.

La iglesia ha dado unos comunicados sobre la necesidad de dialogar, ya que se ponen todas las diferencias e inconsistencias sobre la mesa, siendo así mucho menos nocivo y generando que las partes entiendan las necesidades del otro.

¿Cómo ayuda la iglesia a mediar las intenciones de ambos?

N.M.:La iglesia acompaña a las partes con el fin de facilitar el proceso de diálogo, es decir, que actúa como garante: escucha y pide que escuchen.

Algunos manifestantes de la localidad de Suba han expresado dos posiciones con respecto al papel de la Conferencia. La primera dice que es bueno y debería tener más participación ya que incita al diálogo, y la segunda que no les parece porque Colombia es un país laico, y por ende, no tendría que haber participación de ella, ¿Alguna está en lo incorrecto o qué puede decir al respecto?

N.M.: La iglesia está representando a su redil, está garante de cuidar esas personas, no se puede hacer a un lado lo que está pasando, sin embargo, siempre va a haber ese pequeño inconformismo por parte de algunos.

Por ejemplo, si no nos pronunciamos la gente va a decir ¿por qué?, y si lo hacemos también. Nosotros como católicos igualmente tenemos derecho a ser escuchados y poder participar, obviamente hay una gran porción de colectivo que no gusta de la iglesia católica, y eso es parte de la vida.

¿Han notado algún cambio de la situación después de los diálogos que se han hecho?

N.M.: Hay dos puntos complejos, si tu miras las noticias ellas te dirán unas cosas, si miras los medios internacionales, las páginas del Gobierno, los videos de la gente en la calle, te dicen otras, entonces es difícil decir si algo ha cambiado cuando el descontento empieza a anarquizar.

Por ejemplo, una manifestación daño la estación del Tintal y si vas y miras los comentarios de las publicaciones de los colectivos que los invitan, algunos dicen: ‘‘para que vamos allá si ya no hay nada que dañar’’, ‘‘es que toda la policía es mala y viola’’ o ‘‘los manifestantes son vándalos’’, no podemos generalizar, ni producir odio de unos contra otros. No se ha generado un crecimiento conjunto.

¿Por qué el mejor camino es el diálogo?

N.M.: El diálogo nos enseña a entender a otros. Es mucho más nutritivo porque tenemos que ver desde un punto medio cuáles son las necesidades del otro y qué puedo hacer para ayudarlo.

Es necesario entender las carencias del que poco tiene, escuchándolo, yo no puedo decirle al otro que tiene la culpa de mi pobreza, ni que es pobre porque es bruto. Pueden ser diferentes ideas, pero esto ayuda a entender la realidad del otro hablando.

¿Cúal es la invitación que le puede hacer a las personas para solucionar este conflicto?

N.M.: Escucharnos, que a pesar de los escombros que se están interponiendo, se tomen las decisiones acertadas para arrancar las raíces de la violencia. Lograr el bien común y promover el desarrollo integral de nuestra nación, ya que necesitamos mejores recursos, servicios, educación, etc, que no los hay.

| Nota del editor *

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