Hoy en El Puente se habló acerca de la ciudadanía creativa, las diferentes formas en las que se puede intervenir en la sociedad desde acciones micro, y la pertinencia que el proyecto Noria y su línea creativa en el marco de Filosofía para Niños, tiene para el contexto colombiano, sobre todo en el periodo del pos-acuerdo. Se trata de pensar ciudadanías alternativas: nuevos modos de ser y estar en las sociedades contemporáneas. Pensadores como Francesco Tonucci se mueven en esta línea, planteando otra visión de ciudadanía a la que estamos normalmente acostumbrados. Tonucci, se piensa un proyecto de ciudad en la que los niños que la habitan sean los diseñadores, es decir, un proyecto de ciudad para los niños, en donde ellos mismos sean los artífices. Puede parecer una quimera, pero de hecho este proyecto se ha podido materializar. Lo cual es tan sólo un ejemplo de cómo se pueden transformar las sociedades contemporáneas desde aquellos que, por lo general,han sido excluidos de las transformaciones sufridas en sus propios entornos.
Lo anterior significa que la cuidadanía puede ser repensada desde las minorías, desde los diferentes colectivos que conforman el tejido social. La idea de plantear nuevas ciudadanías, es la de que no solamente el Estado y el monopolio capitalista, pueden intervenir las ciudades y moldear las vidas de quienes las conforman; sino que es, justamente, desde los agentes colectivos que conforman las grandes minorías, como se puede pensar y transformar la ciudad en orden a los intereses populares y la instauración de una mejor calidad de vida para todos. Desde este imperativo se busca no sólo pensar nuevas ciudadanías, sino de ponerlas en marcha.
Es así como Angélica Sátiro, autora del libro personas creativas, ciudadanos creativos, bajo el proyecto que bautizó como “el jardín de juanita”, ha tenido la oportunidad de llevar a cabo varias experiencias en diferentes países del mundo, y de los cuales Colombia ha tenido la fortuna de hacer parte desde la Universidad Minuto de Dios, concretamente desde el proyecto MARFIL; llevando a cabo procesos de formación filosófica con los niños, desde diferentes expresiones artísticas y, ahora también, desde la construcción de jardines en los que los niños son los protagonistas. Crear mundos a partir del cultivo, no solamente de flores y plantas, sino, sobre todo del alma de los niños y adultos que allí participan, es una de las apuestas fundamentales de este proyecto.
Esta participación es la que MARFIL ha querido llevar a los niños: empoderarlos de los procesos ciudadanos de manera que la construcción de lo colectivo no quede reducido al ámbito de los adultos, sino que sea una dinámica más democrática en la que la palabra de cada integrante cuenta, más aún si viene de un niño. Articular el mundo del niño y el del adulto para crear nuevos mundos, nuevas ciudadanías en las que unos y otros puedan ser reconocidos, sin mutilar ninguna de sus dimensiones.
En este sentido, se resaltó el pensamiento de orden superior o multidimensional al que le apuesta Filosofía para Niños, postulado que Lipman acuñó a este programa y, en el cual, se entiende el pensar como un recurso flexible, múltiple y complejo en el que el ser humano fusiona las capacidades reflexivas, críticas y éticas. En efecto, repensar la ciudadanía pasa por ahí, por el pensar y el pensar bien; donde todos tengan derecho a ejercer la palabra y a postular colectivamente un mundo en el que quepan todos los mundos…
Conducen: Merceditas Beltran, Valkyria Bernal (Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil) y Cristian Bastidas (Estudiante de Comunicación Gráfica).